ECONOMíA

No quieren que el gas vaya a Chile

En Bolivia surgió una fuerte oposición a la venta de gas a Argentina. Temen que sirva para cubrir el abastecimiento a Chile.

 Por Cledis Candelaresi

La férrea oposición de la Central Obrera Boliviana a que su país vuelva a exportar gas a la Argentina amenaza el futuro del contrato de provisión que el gobierno de Néstor Kirchner planea firmar en los próximos días. Y amaga jaquear a la administración de Carlos Mesa, empeñada en concretar ese acuerdo con el fin no confesado de mejorar el paupérrimo estado de las cuentas públicas. Tanto la COB como la oposición parlamentaria, incluido el conductor del Movimiento al Socialismo, Evo Morales, advierten que el destino final del combustible boliviano será Chile, país con el que mantienen un conflicto por la reclamada salida al mar. Pero ésta es sólo una de las razones para resistir una operación que el gobierno argentino considera clave para paliar la crisis energética local.
Los dos presidentes se reunirán en el norte argentino el martes y miércoles próximos para ultimar los términos de un contrato de venta de gas boliviano que, según la intención, permitiría comprar entre 4 y 6 millones de metros cúbicos por día a un valor estimado de 1,20 dólar el millón de BTU, alrededor de 20 centavos menos de lo que ese país cobra a Brasil. El combustible, que comenzaría a llegar desde mayo, serviría para atender básicamente la demanda de las provincias del Norte y tendría una duración total de cinco años, aunque renovable en períodos menores.
Con el ánimo de defender el acuerdo binacional, el ministro de la Presidencia de Bolivia, José Galindo, aclaró que será sometido a referéndum parlamentario. Claro que eso no sería antes de junio, en teoría, semanas después que el combustible comience a alimentar a los ductos argentinos. También prometió una cláusula expresa para evitar la reexportación a Chile, como si esta restricción fuera practicable. A los efectos de su distribución, el gas funciona como un bien casi tan fungible como el dinero: si Argentina tiene más en el Norte, ¿quien le impide usar la mayor disponibilidad del sur para honrar un contrato de exportación?
“Venderle gas a Argentina es venderle gas a Chile. Hay necesidad de vender, pero en las actuales condiciones no es conveniente”, sentenció ayer Evo Morales, con fuerte influencia en el Congreso. Tras una reunión en el departamento de Oruro, la COB también se pronunció contra la venta y convocó a una manifestación opositora para el jueves próximo, aunque no sólo inspirada en el resentimiento hacia los chilenos. Su secretario ejecutivo, Jaime Solares, objetó la desventaja de cobrarle a los argentinos menos que a los brasileños. No talló en el planteo la cuenta que sí hacen los colaboradores de Mesa para fogonear lo contrario: que casi el 40 por ciento de los ingresos quedarán para el fisco, oxigenando sus cuentas.
La oposición se enmarca en un plan de lucha por modificar la ley de hidrocarburos boliviana, que incluye la convocatoria a una huelga general para el 3 de mayo, justo cuando el gas boliviano comenzaría a despacharse hacia aquí. En el vecino país se debate cómo hacer que al Estado le quede una renta mayor por la comercialización del gas que dispone en abundancia un país tan pobre. También existe la aspiración de que se exporte con el añadido de mayor valor agregado, para fomentar la creación de riqueza en la propia Bolivia.
Esas pretensiones inspiraron en octubre pasado la oposición a la venta de gas a Estados Unidos, motivo de una crisis política que finalmente devino en la caída Gonzalo Sánchez de Lozada. Pero la administración de Mesa especula que esta vez la sangre no llegará al río: en definitiva, el destinatario es otro país latinoamericano en problemas. Por ello los colaboradores de Mesa invocan razones de solidaridad.
Para desmantelar la resistencia interna, el gobierno boliviano también podría retrotraerse poco más de una década. Hasta principios de los ‘90 estuvo vigente un acuerdo firmado por el dictador Jorge Videla por el cual Argentina compraba gas boliviano al exorbitante precio de 4 dólares el millón de BTU. No tanto para beneficiar al país del Altiplano como paraimpedir que dispusiera de su gas Brasil, con quien también existía una hipótesis de conflicto.

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Evo Morales, líder de la oposición boliviana, cuestionó el acuerdo.
 
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