ECONOMíA › MENOS POBRES E INDIGENTES EN EL ULTIMO SEMESTRE

La exclusión sigue al acecho

 Por Raúl Dellatorre

Antes de la debacle de diciembre de 2001, el nivel de pobreza en Argentina alcanzaba al 38,3 por ciento de la población. En el primer semestre de este año se ubicó en el 44,3. La indigencia, en tanto, registraba por aquel entonces un nivel de 13,6, mientras que en la medición para la primera mitad de este año alcanzó el 17 por ciento de la población. Los resultados más recientes de los indicadores de indigencia y pobreza no reflejan, en consecuencia, haber dejado atrás el período negro de la gran exclusión social. Su mérito reside en que mantienen una tendencia positiva, desde los peores valores que se observaron entre fines de 2001 y principios de 2002.
La incidencia de los planes Jefas y Jefes de Hogar no resultó muy trascendente en el primer semestre para modificar los niveles de pobreza. Sin el efecto de los planes (por las familias que superan la línea de pobreza con los ingresos que reciben por dicha asistencia), la tasa de pobreza habría sido apenas un punto mayor. En cambio, más significativa es su incidencia en la tasa de indigencia: excluyendo los planes, se eleva del 17 por ciento al 19,7.
Sin una política de redistribución de ingresos explícita, los sectores de menores recursos lograron ir recuperando posiciones lentamente con la reactivación empujando desde el fondo. En su favor, el ministro de Economía podrá señalar que desde mayo de 2002 (medición inmediata a la fecha en que asumió en el cargo) hasta este primer semestre la pobreza (medida por la cantidad de personas afectadas) bajó del 53 por ciento al 44,3 en las poblaciones urbanas. Ello representa alrededor de dos millones de personas que abandonaron esa penosa calificación. En tanto, los indigentes se redujeron entre las mismas fechas del 24,8 al 17 por ciento (un millón seiscientas mil personas menos).
En contra de Lavagna y su política económica, en cambio, podría apuntarse que la recuperación ha sido notablemente despareja tomando en cuenta las distintas regiones del país. El norte del país muestra un cuadro marcadamente más afectado por la pobreza que el resto del territorio nacional. Con tasas promedio de población bajo la línea de pobreza del 60,3 por ciento para el Noreste (Corrientes, Chaco, Formosa y Misiones) y del 56,4 para el Noroeste (Catamarca, Tucumán, Jujuy, La Rioja, Salta y Santiago del Estero), la mitad superior del mapa muestra puntos rojos en los que no sólo las cifras son alarmantes, sino que además en ellos la pobreza, en vez de retroceder, avanza.
El eje urbano Jujuy-Palpalá mostró en el último semestre un nivel de pobreza del 64,8 por ciento, dos puntos más alta que la observada en el semestre anterior. La cantidad de pobres también es mayor que medio año atrás en el conglomerado Santiago del Estero-La Banda, donde llegó al 59 por ciento en la más reciente medición. Otro dato particularmente preocupante es el de la ciudad de Formosa, donde la pobreza vuelve a subir para ubicarse en 60,7 por ciento de la población. Corrientes y Gran Resistencia, aunque con tasas inferiores a las del semestre anterior, siguen en niveles elevados: 63 y 61 por ciento, respectivamente.
Concordia, sobre la costa oriental de Entre Ríos, vuelve a constituirse en un caso llamativo. Tiene, por lejos, la tasa de pobreza más elevada del país entre los 28 conglomerados urbanos relevados: 71,6 por ciento por cantidad de personas y 59,7 por número de hogares. Su nivel de pobreza aumentó como ningún otro punto del país con respecto al semestre anterior: casi diez puntos. Y contrasta fuertemente contra la situación del otro conglomerado relevado por el Indec en la misma provincia, Paraná, donde la pobreza registrada es del 46,4 por ciento de las personas.
La región patagónica y la ciudad de Buenos Aires siguen siendo las que observan las menores proporciones de pobres. Con el 31 por ciento en la primera y 15 por ciento en la segunda, surgen como los dos territorios másenvidiables. Por otra parte, con una fuerte baja en la tasa con respecto al semestre anterior.
También bajó la pobreza, aunque manteniéndose en niveles elevados, en el conurbano bonaerense (50,9), Gran Tucumán-Tafí Viejo (56,2), Salta (54,4), Gran San Juan (51,3) y Posadas (55,5).
En cuanto a la indigencia, los registros más elevados del país corresponden a los conglomerados de Concordia (39 por ciento), seguido por Corrientes (33,7), Gran Resistencia (30,9) y Formosa (29).

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