ECONOMíA › INSOLITA PRESION DE LOS PODEROSOS

Urgencias del G-7

En un comunicado, el G-7 “urgió” al país a “cumplir sus obligaciones” con el FMI y a lograr “rápido acuerdo” con los acreedores.

El grupo de los siete países más poderosos de la tierra, el G-7, “urgió” ayer al gobierno argentino a “implementar lo más pronto posible las acciones requeridas para completar la tercera revisión (del acuerdo suspendido con el FMI), cumpliendo completamente y a tiempo con sus obligaciones”. El baldazo de agua fría cayó sobre la cabeza de la delegación argentina recién arribada a Washington, para participar de la Asamblea Anual conjunta del FMI y el Banco Mundial, y justo cuando el país encara la presentación formal de la propuesta de canje de bonos a los acreedores privados.
El más que significativo comunicado del G-7, que nombra únicamente a la Argentina en todo su texto, reclama también un acuerdo “lo más pronto posible” entre las autoridades del Gobierno y los tenedores de bonos en default, sin olvidar atender las necesidades de los bancos y las empresas de servicios públicos. “Los desafíos clave de la Argentina siguen siendo las reformas estructurales, construir un marco fiscal sustentable y alcanzar una alta participación de los acreedores en el proceso de reestructuración de la deuda”, señalaron los ministros de Finanzas del G-7 en la declaración difundida ayer en Washington.
La referencia explícita a la Argentina en un comunicado oficial del G-7 no es la primera del año y se produjo a horas de que el Gobierno dé a conocer el prospecto definitivo con las opciones de bonos que se ofrecerán a los tenedores de la deuda en default. Ayer, precisamente, el portavoz del Palacio de Hacienda, Armando Torres, anunció que la Argentina presentará en los próximos 10 días ante la Securities Exchange Commission (SEC) el prospecto de la reestructuración de la deuda. Al mismo tiempo, evitó responder a la presión del G-7, manteniendo el bajo perfil de los últimos días para evitar encontronazos que enturbien la negociación.
Torres informó, además, que durante su primera jornada en Washington, Lavagna mantuvo encuentros exclusivamente con sus colaboradores, evitando reuniones bilaterales de todo tipo. Según el vocero, el titular de la cartera económica adoptó esa determinación, ya que “no vale la pena internarse en debates que implican responder a presiones en búsqueda de una mejora en la oferta para los acreedores, que no resultaría sustentable”. Lavagna se instaló en el hotel Watergate de Washington y pasó gran parte del día siguiendo la evolución de la cotización de los títulos públicos y preparando la presentación que realizará hoy, cuando participe de la Asamblea Anual del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
La misión argentina había tenido cierta sensación de distensión cuando supo de declaraciones de un funcionario clave del FMI, Anoop Singh, destacando que la situación fiscal de la Argentina superó todas las expectativas. Aunque, al mismo tiempo, sostuvo que el actual nivel de reservas del país daba margen de maniobra para resolver el tema de la deuda, como sugiriendo la posibilidad de un adelanto en efectivo a los bonistas.
Las declaraciones de Singh, director del Departamento del Hemisferio Occidental, evidentemente, apuntaron a poner paños fríos en la relación bilateral, después de que los duros cruces verbales de esta semana llegaran a su punto culminante cuando Kirchner acusó a Rato de pretender imponer condiciones a la Argentina como si fuera un “patrón de estancia”.
Sin recurrir a términos altisonantes, el economista indio afirmó que “en los hechos, en la Argentina el superávit está más allá de los objetivos, la situación fiscal del país supera las expectativas”, aseguró. Pero “los países con una buena situación fiscal pueden avanzar hacia un superávit más alto, lo que da una mayor confianza a los mercados”, agregó, justificando, con diplomacia y lejos del tono amenazante de su jefe, los reclamos del Fondo para que el Gobierno destine mayores recursos fiscales al pago de los compromisos externos.
Singh también elogió el hecho de que el Gobierno estuviera abocado de lleno a la renegociación de la deuda: “Lograr una reestructuración de deuda amplia y sostenible tiene que ser uno de los temas más importantes para completar la normalización de la Argentina, y por lo tanto es correcto que se estén concentrando en ese tema”, señaló.
Según el funcionario, “las reservas (en poder del Banco Central) dan cabida para maniobrar la deuda”. Además, casi como parte del protocolo, declaró que “nuestras relaciones con el país siguen siendo continuas, constructivas, altamente cordiales y creo que mutuamente beneficiosas”.
En toda la rueda de prensa Singh se mostró reacio a hablar específicamente sobre Argentina y hasta recurrió a la ironía ante la insistencia periodística. Distendido, antes de enfrentar la enésima consulta puntual sobre la Argentina, interrogó al periodista que le formuló si la consulta apuntaba a Brasil, donde el FMI derrocha optimismo y augura un “crecimiento duradero”.

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