ECONOMíA

Las empresas tienen fe en que no habrá una invasión

El Gobierno logró convencer a las principales entidades empresarias de que los acuerdos con China no se traducirán en quiebras para los sectores industriales locales. Confianza en los negociadores.

 Por Raúl Dellatorre

Al menos por ahora, la industria prefiere creer en las promesas. Pese a ofrecer el flanco más sensible a las consecuencias de un acercamiento a China, el tono que en general exhibieron ayer los referentes del sector manufacturero fue de confianza en que el Gobierno no los dejará desamparados, salvo excepciones puntuales. “Nos aseguraron que no aumentarán las importaciones de China ni se dará un paso atrás en el terreno recuperado en materia de reactivación industrial”, se señala desde las filas de la UIA. “Hay sectores sensibles que de alguna manera van a ser protegidos”, aseguran los textiles, uno de los renglones más expuestos. “Si Lavagna defendió con firmeza y convicción a la industria en las negociaciones con Brasil, no hay por qué suponer que frente a los chinos va a ser diferente”, especulan en otro bunker industrial. Ayer, los principales sectores empresarios fueron convocados por la primera línea del Gobierno a distintas reuniones en las que se les explicó qué se estaba por firmar con la delegación china y el sentido que le daba el Gobierno a esos acuerdos. La táctica para calmar a los empresarios parece haber rendido sus frutos.
Un día antes de hacer público el reconocimiento de China como economía de mercado, el miércoles al mediodía Alberto Fernández convocó telefónicamente a su despacho a los titulares de la Unión Industrial, la Cámara Argentina de Comercio y de la Asociación Empresaria Argentina (Alberto Alvarez Gaiani, Carlos de la Vega y Luis Pagani). Al llegar, los visitantes se encontraron con la primera sorpresa: el dueño de casa los recibió acompañado por el ministro de Economía. Frente a Lavagna, Fernández enunció los puntos del memorando de entendimiento que se iba a suscribir por la tarde y las proyecciones oficiales con respecto a sus consecuencias: aumento de las exportaciones a China de los actuales 3000 millones de dólares a 7000 millones en el término de cinco años, y un simultáneo compromiso de China de no aumentar sus exportaciones a la Argentina en el mismo período; incorporación de Argentina a los destinos turísticos chinos, que posibilitaría el arribo de 200 a 250 mil turistas de ese origen por año a Brasil y Argentina, y el mantenimiento de todos los resguardos contra prácticas de dumping que eventualmente pudieran detectarse en las importaciones desde China.
De la Vega, representando a grandes empresas especializadas en comercio exterior, y Pagani, dueño de una alimenticia exportadora, no tenían prácticamente objeciones que hacer a una mayor apertura con China. “El drama tremendo es para nosotros”, dijo Alvarez Gaiani en nombre de los industriales, haciendo oír la única voz de queja de la reunión. Fernández dijo conocer los temores de los sectores más sensibles, como juguetes, textiles, calzados y artículos para el hogar, pero aseguró que “no se va a dar ni un paso atrás en la recuperación lograda”.
La presencia de Roberto Lavagna convalidando los dichos de Fernández brindó cierto alivio a los directivos de la UIA, según manifestó ayer un núcleo de ellos que relató las conclusiones de ese encuentro junto a Alvarez Gaiani. “Lavagna tuvo una postura firme y defendió con convicción los intereses de la industria argentina cuando le tocó negociar con los brasileños por electrodomésticos; no vemos por qué va a ser distinto ahora, frente a los chinos”, evaluaron los dirigentes industriales con esperanza. Si bien admitieron que está lejos de conocerse cuáles son los mecanismos de protección que aplicaría la Argentina y cómo se instrumentará el cumplimiento de los compromisos de “no invasión”, los empresarios hicieron un acto de fe en los negociadores.
Ayer, públicamente, directivos de distintas cámaras se pronunciaron en el mismo sentido que la UIA. De la Vega manifestó que “un gobierno que claramente apostó al mercado interno, que está exponiendo todos los días políticas a favor del crecimiento y del fomento a la producción industrial, tengo el convencimiento que no dejará huérfano a ningún sector”. Incluso Aldo Karagozian, presidente de la Fundación Pro Tejer (textiles), aseguró que “hay sectores sensibles que de alguna manera van a ser protegidos ante el comercio con China, más allá de que se haya firmado este reconocimiento (de economía de mercado). El Gobierno ha negociado bien”.

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Se vienen los chinos, pero aseguran que sólo en plan turístico.
 
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