ECONOMíA

El nuevo Plan Bonex será a una tasa más elevada y a plazos más cortos

Roberto Lavagna está terminando de consensuar con los bancos las condiciones del nuevo plan de canje de plazos fijos reprogramados por bonos. El canje no sería obligatorio.

La solución al corralito sobre los depósitos será definida esta misma semana luego de ser acordada con los propios bancos. Aunque falta ajustar detalles técnicos, los lineamientos generales ya están definidos. Los depósitos continuarán siendo canjeados por bonos nominados en dólares, pero a diferencia del modelo impulsado por Jorge Remes Lenicov, los plazos de vencimiento se acortarán y se ofrece una tasa de interés “más aceptable”. Se evalúa la posibilidad de que parte del dinero sea devuelto en efectivo en los casos de mayor urgencia. También que el canje no sea compulsivo y que quienes lo deseen puedan quedarse en los depósitos reprogramados. En cuanto a las garantías de los nuevos bonos se estudian mecanismos para homogeneizarlas.
“Los legisladores ya comprendieron que aquí no existe otra posibilidad de salida al corralito que canjear la mayor parte de los depósitos por bonos. Y eso también lo sabe el nuevo ministro” de Economía Roberto Lavagna, dijo a Página/12 una fuente de la banca pública. La misma idea fue recogida por este diario de distintos legisladores. Sin embargo, aunque inicialmente se pensó en una ley, ayer se optó por la vía de un decreto de necesidad y urgencia. De esta manera el trámite será más ejecutivo y se evitarán las potenciales presiones de movilizaciones de ahorristas frente al Congreso.
El nuevo canje fue consensuado el domingo pasado en sendas reuniones que Lavagna mantuvo con la banca privada agrupada en ABA y la pública y cooperativa de Abappra. La principal preocupación, según reveló a este diario una alta fuente del Banco Central, es encontrar un mecanismo que homogenice, al menos parcialmente, las garantías para todos los bonos que se emitan. Según el funcionario del BC, la idea es encontrar la ingeniería financiera que permita proteger a los ahorristas de las entidades más chicas o con mayores problemas de solvencia, las que podrían verse perjudicadas en caso de tener que respaldarse con sus propias carteras.
La discusión actual pasa por definir en qué porcentaje los bonos serán respaldados por el Estado nacional y en qué porcentaje por un fideicomiso integrado por la cartera crediticia de los bancos. Según declaró el diputado justicialista y colaborador de Lavagna, Alberto Coto, “entre las posibilidades” figura la conformación de un “fideicomiso con un marco general y uno individual de cada banco”. Otro de los puntos centrales es con qué créditos se integrará el fideicomiso. Inicialmente se pensó en los categorizados con riesgo 1 y 2, pero la situación de crisis de los últimos meses redujo significativamente a los deudores en esta situación.
Los lineamientos generales sobre los que se trabaja son:
- Canjear los depósitos por un bono nominado en dólares.
- Reducir significativamente (al menos a la mitad) el plazo de 10 años pensado originalmente.
- Que los nuevos papeles sean más “atractivos”. Por ejemplo, que paguen un rendimiento más alto que tenga como piso la tasa Libo (interbancaria de Londres) más un pequeño porcentaje.
- Que el canje no sea compulsivo y que quienes lo deseen conserven los depósitos reprogramados.
- De acuerdo con los dichos de Coto, los bancos habrían mostrado su buena voluntad al “renunciar a obtener una ganancia por la operación” de canje e inclusive porque algunos, que no precisó, también estarían dispuestos a devolver en efectivo parte del dinero retenido.

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Roberto Lavagna junto al canciller Carlos Ruckauf en una de las primeras reuniones oficiales del ministro.
 
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