ECONOMíA › OLEADA DE VENTA DE BONOS DE PARTICULARES A LOS BANCOS

Cambia la identidad del acreedor

La falta de expectativas de los bonistas europeos con respecto a una mejora, para ellos, de la oferta argentina estaría llevando a muchos de ellos a desprenderse de esos títulos. Ello explicaría la baja de la cotización en las últimas jornadas.

 Por Claudio Zlotnik

Una de las postales de la primera semana de road show del equipo económico muestra a los acreedores minoristas europeos enojados con la propuesta argentina para salir del default. Un enfado que los bonistas canalizaron liquidando sus papeles de la deuda. Desde distintos bancos internacionales comentaron a Página/12 que a medida que Guillermo Nielsen y equipo avanzaron en su tour europeo crecía la ola de ventas de bonos argentinos, con el consecuente derrape de los precios. Este fenómeno empezó a cambiar el escenario del canje, aunque su verdadera magnitud se revelará a medida que pasen las jornadas. Por ahora, lo único seguro es que los bancos se encontraron con un negocio inesperado.
En una de las entidades financieras más grandes a nivel internacional aseguraron a este diario que las liquidaciones se están produciendo sobre los títulos originalmente nominados en monedas europeas, pero que la caída de los precios se contagió a los bonos en dólares. El Global 2008, el de mayor liquidez de los papeles en default, bajó un 5 por ciento –de 33 a 31,30 dólares– en lo que va de la semana. Si bien no hay manera de medir el volumen de las órdenes de venta totales, por la complejidad de los mercados financieros, la fuerte caída de los precios da cuenta de un fenómeno extendido. El ejecutivo de un banco líder europeo aseguró a este diario que ayer por la tarde habían recibido “cientos de ofertas” para comprar bonos argentinos, en poder de los minoristas.
La oleada se produjo cuando los negociadores argentinos se mostraron inflexibles para mejorar la propuesta. La posibilidad de hacerlo había sido barajada por distintos analistas de bancos internacionales y consultoras locales en los días previos al inicio del canje. A diferencia de otras oportunidades, esta vez la dureza de los funcionarios fue tomada al pie de la letra por los financistas y también por los acreedores. Antes que plegarse a la reestructuración, hubo muchos bonistas europeos que prefirieron deshacerse de los papeles inmediatamente después de escuchar las exposiciones de Nielsen y compañía.
En Italia y Alemania se concentra una quinta parte de la deuda argentina defolteada. En Suiza, por donde también pasaron los funcionarios, hay otro 10 por ciento, pero allí la situación es distinta porque son acreedores argentinos que fugaron sus ahorros y adherirán a la operación.
Lo que más le importa al Gobierno sobre las liquidaciones de bonos es cómo quedará el escenario al momento del cierre del canje. Hasta ahora, los funcionarios sabían que debían convencer a los pequeños bonistas para tener éxito. Pero a medida que éstos se van desprendiendo de sus tenencias, la pregunta que empiezan a formularse en Economía refiere a quiénes son los nuevos dueños de esos papeles.
Si la respuesta es que los tienen los bancos internacionales, para el Gobierno podría tratarse de una buena noticia: estas instituciones los llevarían al canje. Harían un excelente negocio: por los bonos que ayer pagaron 31,30 dólares recibirían nuevos títulos con una mejor cotización, en torno a los 32/33 dólares, de acuerdo al valor presente neto que calculan en la city.
El riesgo radica en que los bancos que recibieron los bonos de los pequeños inversores revendan los papeles a los “fondos buitre”. De hecho, a los financistas les da exactamente lo mismo cerrar un negocio con el gobierno argentino que con los especuladores. Hay que recordar que los “buitre” retienen los bonos impagos para intentar cobrar el ciento por ciento de su valor –sin ninguna quita– a través de un fallo judicial.
Los banqueros consultados dijeron que las entidades podrían estar presionadas a deshacerse de los bonos por dos razones: tienen restricciones al riesgo que pueden tomar en su cartera de inversiones y, justamente, como todavía falta más de un mes para el cierre del canje, hasta entonces podría ocurrir una agitación de los mercados que después les haga malvender los títulos que acaban de adquirir. De todas maneras, existe un fuerte incentivo para que los bancos internacionales se queden con los bonos: sus propios analistas prevén un rally alcista de los nuevos bonos Par y Discount en los primeros meses de oferta pública. Esa es lo que marca la experiencia de anteriores reestructuraciones de deuda, como la de Rusia o Uruguay.
Más allá de las especulaciones, hay un dato que parece indiscutible: el Gobierno está perdiendo el control de los títulos de la deuda en Europa.

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La gira de Guillermo Nielsen por Europa, a punto de culminar, arroja consecuencias inimaginadas.
 
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