ECONOMíA › MARCELO MINDLIN, DE DOLPHIN, CON NESTOR KIRCHNER

Un delfín saludó a un pingüino

Marcelo Mindlin, titular del fondo de inversión Dolphin, tuvo ayer su primera entrevista formal con Néstor Kirchner en condición de dueño de la mitad de Transener e interesado en alzarse con la mayoría del paquete accionario de Edenor. Ese encuentro en la Casa Rosada tuvo un valor simbólico singular, ya que la estrategia del potencial comprador de la distribuidora eléctrica es diferenciarse del gerenciamiento extranjero, entre otras cuestiones, por su mayor proximidad al Gobierno.
No hubo grandes revelaciones durante el encuentro, aunque sí la ratificación de que el joven empresario está dispuesto a dedicarse de lleno al negocio de la energía eléctrica, que considera muy auspicioso a largo plazo. Según los cálculos de Dolphin, con el 15 por ciento de aumento tarifario previsto para este año en las tarifas que Edenor cobra a los usuarios industriales y comerciales –ajuste que la distribuidora administrada por la francesa EDF desechó–, la perspectiva de la privatizada mejora notoriamente.
Si a eso se suma la revisión tarifaria integral que en el 2006 permitiría un nuevo incremento sobre todo el universo de usuarios y una exitosa renegociación de la deuda, el cuadro es aún más alentador. Justamente, éste es un punto clave de la estrategia de Mindlin para quedarse con la distribuidora que atiende más de dos millones de usuarios en la Capital y el Gran Buenos Aires.
La intención es replicar la exitosa negociación con los acreedores de Transener, que en parte son los mismos. En el caso de la transportadora de electricidad, se consiguió una drástica rebaja de intereses, un estiramiento de los plazos hasta el 2016 y una quita cercana al 50 por ciento.
Mindlin sabe que será muy difícil conseguir ahora un recorte de similar envergadura sobre el abultado pasivo de 520 millones de dólares que jaquea a Edenor. Pero también tiene en claro que la sola apertura de la discusión con los acreedores (varios fondos de inversión y bancos) permitirá descomprimir la crítica situación de la deuda, que desde la devaluación habría crecido en casi 50 millones de dólares por la inacción de EDF.
Aun en caso de que el due dilligence termine exitosamente y finalmente el fondo local se quede con la mayoría accionaria hoy en manos de Electricité de France, difícilmente la operación de compra de Edenor pueda concretarse antes de fin de año. Entre otras cuestiones, porque debe ser sometida al análisis de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, donde el trámite difícilmente demore menos de dos meses.
Recién entonces podrían primar los criterios del empresario local por sobre los de los europeos. En buen romance, esto significa que habría menos resistencia a las propuestas de la Unidad de Renegociación, por ejemplo y que, de este modo, se ejercería una presión indirecta sobre los españoles dueños de Edesur, igualmente renuentes a pactar con el Gobierno un nuevo contrato en los términos propuestos.

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