ECONOMíA › ACUERDO DE PRECIOS CON LOS PRODUCTORES AVICOLAS

Bien atado para que no vuele

El Gobierno logró sellar ayer un acuerdo con los productores avícolas para mantener el kilo de pollo por debajo de los cuatro pesos. Se convirtió en la primera renovación de los pactos de precios con los distintos sectores que integran la canasta alimentaria. El convenio tendrá vigencia por 90 días. Para que tenga éxito será clave el encuentro de esta tarde con las cadenas de supermercados. Una comisión especial, integrada por funcionarios de Economía, monitoreará el cumplimiento de los distintos acuerdos que se firmen con los sectores.
La reunión con estos grandes establecimientos comerciales es tan importante que estaría presidida por el propio ministro Lavagna. En Economía saben que el pacto con los productores avícolas sólo tendrá éxito si lo refrendan esos empresarios. En las góndolas, el kilo de pollo se vende entre 4,20 y 4,30 pesos. Pero las marcas premium se consiguen entre 5,20 y 5,30 pesos. Estos valores reflejan aumentos respecto del mes pasado. Según el relevamiento del Indec, el kilo de pollo costaba un promedio de 3,87 pesos a fines de junio, y había aumentado 7,5 por ciento en el mes. Con el pacto de ayer se lograría retrotraer los precios a ese momento. Técnicamente, el acuerdo con los productores consiste en que ellos les venderán la mercadería a los minoristas a 2,70 pesos más IVA por kilo.
Sebastián Katz, subsecretario de Programación Económica, fue el representante del ministerio en la firma con los productores. Al salir dio a entender que la reunión de hoy con los supermercadistas será clave no sólo para asegurar que el kilo de pollo se venda al público “por debajo de los cuatro pesos” sino también para avanzar sobre otros temas. Concretamente, el Gobierno quiere que las cadenas se comprometan a mantener estables los precios de todos los productos que venden.
La hipótesis de los funcionarios es que, en medio de la fuerte recuperación del consumo, los supermercados aprovecharon para agrandar sus márgenes de ganancias aumentando los precios en forma injustificada. En Economía son optimistas, aunque aceptan que un acuerdo de ese tipo será muy trabajoso y que no deben alimentarse esperanzas de sellarlo en una sola reunión. Los funcionarios creen que una solución de ese tipo servirá de referencia para el resto del sector comercial, que también viene recomponiendo sus márgenes de utilidades ante el aumento de la demanda.
La otra negociación que se viene es con el sector de la carne. “Había un compromiso de las curtiembres a pagar 5 por ciento más a los frigoríficos por los cueros y éstos dicen que no se está cumpliendo”, señaló Katz. Los dos grupos enfrentados –los frigoríficos y las curtiembres– ya entregaron sus pruebas a la Secretaría de Agricultura y Ganadería. El árbitro será la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario. En pocos días habrá veredicto, y en la secretaría no descartan que, de no mediar un acuerdo, se eleven las retenciones a las exportaciones de carnes y cueros.
Mientras se espera una definición en este sector, en la fila esperan los empresarios molineros. Como se notaron aumentos en la harina, del 5,5 por ciento el mes pasado, el Gobierno quiere un rápido acuerdo con este sector no más allá de la próxima semana.

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