EL PAíS › RENUNCIO HORACIO ROSATTI AL MINISTERIO
DE JUSTICIA. LO REEMPLAZA ALBERTO IRIBARNE

Una salida anunciada en un cargo inestable

Es el único ministerio del gobierno de Kirchner que tuvo cambios. Iribarne es el tercer titular de esa cartera en esta gestión. La salida de Rosatti ya estaba decidida desde que se negó a encabezar la lista de candidatos a diputados en Santa Fe. Tibiletti reemplaza a Iribarne.

 Por Diego Schurman

Sorprendió la manera más que la noticia. Básicamente porque Néstor Kirchner ya había resuelto desplazarlo del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos una vez que culminaran las elecciones de octubre. Pero Horacio Rosatti prefirió adelantar los tiempos y en una carta dirigida al Presidente le comunicó anoche su renuncia indeclinable. Tan poco inquietó la novedad al Gobierno que inmediatamente armó una conferencia de prensa para presentar a su sucesor: el ahora ex secretario de Seguridad, Alberto Iribarne, un dirigente del PJ porteño que ha sabido transitar por todas las gestiones peronistas de la última década.
Rosatti estuvo reunido con Kirchner durante 10 minutos. Y en la epístola que le entregó en mano al Presidente alegó razones “personales”, aunque consideró oportuno el momento al entender que ya cumplió con los objetivos de “normalizar” la relación entre los poderes Ejecutivo y Judicial, en el marco de “respeto a la independencia de los jueces”.
No es esa la percepción que tiene el Gobierno de la realidad. Pero en la Casa Rosada tampoco estimaban conveniente profundizar sobre el tema. Suficiente bronca les generó Rosatti al obligar un cambio de tablero antes del tiempo imaginado por Kirchner.
El funcionario vistió una tensión evidente con loas al Presidente, por haberle permitido “una línea de defensa ante los tribunales internacionales que privilegió el interés nacional y la jurisdicción de nuestros tribunales”. Se refería, claro, a su gestión ante la Ciadi.
La carta, de sólo tres párrafos, destacó que ese fue el pedido de Kirchner en el “difícil momento” en el que le propuso el cargo y aseguró que su trabajo fue reconocido por los magistrados.
Rosatti hubiese cumplido hoy un año al frente de la cartera de Justicia, la única que sufrió cambios desde la llegada de Kirchner al poder. Antes del saliente ministro, ejerció ese función Gustavo Beliz.
En aquella oportunidad el desplazamiento obedeció a las diferencias con los operativos de seguridad planteados por Beliz luego de los enfrentamientos frente a la Legislatura porteña. En este caso el cortocircuito obedeció a razones múltiples. De todos modos, hubo uno desencadenante: la negativa de Rosatti a encabezar la lista de candidatos a diputados en Santa Fe. Era, en rigor, una tarea titánica si se tiene en cuenta que las propias encuestas oficiales dan como vencedor al socialista Hermes Binner.
En la Casa Rosada y en Tribunales solían sintetizar con pocas palabras el perfil dubitativo del saliente ministro: “No le pone el pecho a nada”.
Semanas atrás, Página/12 adelantó la decisión oficial de desplazar a Rosatti. Amén de su cautela, Kirchner no ocultó su malestar con el funcionario.
–¿Qué va a pasar con Rosatti? –le preguntó entonces este diario al Presidente.
–Es un ministro.
–¿Pero se queda o se va?
–Está trabajando con nosotros.
–¿Le molestó que no haya aceptado su candidatura?
–Me dijo que no y yo escuché sus razones.
Los comentarios que se hacían a su alrededor no transitaron por la misma diplomacia. “Kirchner está enojadísimo. Rosatti le planteó que quería volver a Santa Fe, que quería estar con las mellizas...”, relató un alto funcionario de la Casa Rosada sobre las excusa que esgrimió el ministro para escaparle a su candidatura. Las mellizas aludidas son sus hijas.
En el Gobierno dicen que semejante respuesta hizo caminar a Kirchner por los techos. “¿Cómo puede ser que el presidente de la Nación sale por todas las provincias a decir que hay que plebiscitar su gestión y uno de sus ministros decide no acompañar semejante apuesta?”, se indignó ante este diario uno de los hombres que tiene activa participación en el diseño de la estrategia electoral del Gobierno.A los ojos de Kirchner, la contraparte de Rosatti es Rafael Bielsa. El canciller dejó en claro en privado que no era de su preferencia dejar el ministerio para lanzarse en la Capital. Pero reconocía, a la vez, que si se lo solicitaba el Presidente no iba a dudar en ponerse el traje de candidato a diputado porteño.
En los últimos días, en la Casa Rosada emergieron nuevas críticas a Rosatti. En este caso por la irresolución del “caso Castells”. La mujer del líder piquetero, Nina Peloso, estuvo con el saliente ministro buscando una solución para su marido, quien ya lleva 45 días de huelga de hambre en su lugar de detención, la cárcel de Marcos Paz. Pero no encontró respuestas y el tema se sigue dilatando.
El Gobierno cree que la protesta puede afectarlo. Más en tiempo de campaña. No hay, en este sentido, demonización de Castells que alcance.
Iribarne ya era candidato para el cargo cuando se fue Beliz. Pero lo demoraron un turno. Alberto Fernández lo llamó anoche, cuando se conoció la carta de Rosatti. El jefe de Gabinete es su amigo y compañero de ruta de viejas travesías en el peronismo porteño. Ambos suelen tener encuentros en bares de Recoleta, fuera de horario de trabajo –si es que eso existe en política– en los que comparten largas charlas sobre temas insondables. El afecto de Fernández por Iribarne es proporcional a la inquina del jefe de Gabinete por el saliente ministro. El funcionario y mano derecha de Kirchner ya le había hecho saber a Rosatti que decirle no a Kirchner era prácticamente como decir adiós a su cargo. Fue finalmente lo que ocurrió.
Anoche, durante una conferencia de prensa, Fernández defendió el rol de todoterreno de Iribarne. “Estuvo desde el primer momento trabajando para el Gobierno”, dijo el jefe de Gabinete prestándose a la foto con su amigo. Todo un símbolo de lo que en ámbitos políticos se considera un triunfo personal.
Ahorró críticas públicas a Rosatti. Y hasta esbozó un agradecimiento protocolar por haber cumplido con el objetivo de “forjar una relación correcta” entre el Ejecutivo y la Justicia. Pero no dejó pasar la oportunidad para remarcar que quedaban varios temas pendientes en el área, como el de “terminar de reorganizar el Poder Judicial, aspectos carcelarios y el de afianzar los derechos humanos”.
Iribarne asumirá formalmente hoy a las 11. Dejará su cargo en la Secretaría de Seguridad en manos de Luis Tibiletti, hasta ayer director ejecutivo del Consejo de Seguridad Interior.

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El designado Alberto Iribarne pasó por todos los gobiernos peronistas de la última década.
 
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