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En Economía temen que se acabe la primavera

No hay pesimismo, sí preocupación porque la coyuntura internacional se da vuelta gradualmente. En EE.UU.Greenspan tuvo una reunión de alto nivel para ajustar hacia arriba los riesgos país y los intereses de deuda.

 Por Marcelo Zlotogwiazda

El contexto internacional durante los próximos meses va a ser bastante menos favorable para los denominados mercados emergentes y, entre ellos, para la Argentina, según proyectan las más altas fuentes del Ministerio de Economía. Si bien distan de plantearse escenarios catastróficos, el pesimismo se basa en proyecciones sobre caída en los precios de las materias primas que constituyen el núcleo exportador del país, y también en el manejo de información que indica que las máximas autoridades monetarias y económicas de los Estados Unidos han emitido señales acerca de que las economías emergentes son mucho más riesgosas de lo que reflejaban hasta la semana pasada los mercados bursátil y de títulos públicos. No casualmente, observan, la semana que acaba de terminar arrojó luego de mucho tiempo balances claramente negativos en la Bolsa y en la cotización de los bonos públicos.
Según pudo averiguar Página/12 en altas fuentes que accedieron a información muy sensible, el miércoles de la semana pasada tuvo lugar una reunión en la que el mandamás de la Reserva Federal de los EE.UU., Alan Greenspan, y dos de los más importantes funcionarios del Departamento del Tesoro coincidieron en que los mercados emergentes no estaban reflejando un nivel de riesgo acorde, lo que traducido significa que para ellos la cotización de los títulos públicos era demasiado alta o, lo que es lo mismo, que la tasa de interés implícita era demasiado baja. En otras palabras, y utilizando a terminología que parecía en desuso, consideraron que el indicador de riesgo país debería estar varios escalones más arriba. El contenido de esa reunión (de la que participó otra gente) no tardó en trascender al mercado, que muy pronto reaccionó en sintonía con lo allí analizado. Informes de los principales bancos de inversión a los que accedió este diario (Deutsche Bank, Morgan Stanley y JPMorgan) recomendaron deshacerse de posiciones en mercados emergentes y volcarse a activos de calidad (el conocido en la jerga como flight to quality).
La consecuencia fue inmediata. Tomando el ejemplo de cabotaje, después de varias semanas de euforia financiera con el índice accionario Merval rompiendo el techo de 1700 puntos y el riesgo país acercándose a los 300, el pasado martes, miércoles y jueves se produjo una brusco descenso accionario y en la cotización de los bonos. Ni siquiera el rebote del viernes alcanzó para disimular el rojo intenso con que cerró la semana.
Con la información reservada que barajan y la experiencia de los últimos días, en Economía estiman que se está en un punto de inflexión hacia un contexto internacional mucho menos favorable que el de los últimos meses. En primer lugar, la reversión al alza del riesgo país va a implicar un encarecimiento del financiamiento privado que el gobierno descuenta que va a necesitar para cumplir con los pagos de la deuda del año próximo. Cuánto es el financiamiento privado al que recurrirán, cuánto de mayor tasa esperan y, por ende, cuánto de más costará el nueve escenario, son preguntar que no quieren responder, si es que cuentan con respuesta precisa. Ya que debe tenerse en cuenta que la respuesta depende, además, de cuándo y cómo va a ser el acuerdo de refinanciación con el Fondo Monetario Internacional, que en Economía es algo que se da por descontado para después de las elecciones.
Además del pulgar para abajo de Greenspan para los mercados emergentes, el escenario futuro parece tener la complicación adicional de una tasa ascendente en el primer mundo, lo que absorbería fondos especulativos de sur a norte. El último informe local de JPMorgan menciona “la firme convicción mostrada por varios oficiales de la Reserva Federal respecto de continuar con los incrementos sobre su tasa de interés”.
Las condiciones externas que observa Economía también empeoran en cuanto a la cotización de dos de las materias primas que sustentan una porción considerable del superávit de comercio exterior. En primer lugar, lasplanillas que consultan a diario muestran que la soja cayó más de 2 por ciento en las últimas tres jornadas y acumula un descenso de más del 20 por ciento desde principios de julio. A eso se agrega la caída en el precio del petróleo, que tras tocar los 70 dólares por barril ya está cerca de los 60. Además del impacto sobre la balanza de pagos, la tendencia bajista en soja y petróleo tiene efecto inmediato sobre las cuentas fiscales vía menor retenciones, y consecuentemente eleva las necesidades de un financiamiento que, como se vio, sería más caro que hasta ahora.

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Alan Greenspan, dueño de la política monetaria de EE.UU.
 
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