ECONOMíA

Los tres escenarios que evalúa Lavagna después del plan bonos

Lavagna evalúa 3 escenarios según el resultado del canje de bonos por plazos fijos. En el “ideal” se logra mantener el dólar a 3,60. En el segundo, paradójicamente con más gente optando por el bono, el dólar salta a 4,50. El tercero es de terror.

En el equipo de Lavagna barajan tres escenarios para la economía de los próximos meses, en base a la respuesta de la gente al canje de bonos por plazos fijos, y al dilema que existe entre seguir financiando bancos vía redescuentos y la pérdida de reservas para frenar al dólar. Todos suponen el acuerdo con el Fondo Monetario, a más tardar, a mediados de julio, una hipótesis optimista si se tiene en cuenta las nuevas condiciones puestas sobre la mesa por Washington. Según el informe reservado que le acercaron los técnicos al ministro, al que accedió Página/12, sólo en el primer escenario se logra mantener el dólar alrededor de los 3,60. Paradójicamente, es una situación en la que una parte menor de los ahorristas acepta los bonos del Estado. En el segundo escenario, en el que la opción por el bono es mayoritaria, el dólar se dispara hasta 4,50 con el consiguiente impacto sobre la inflación. En la última simulación, se decide cortar los redescuentos a los bancos, para aplicar el “ancla monetaria” que reclama el FMI. La conclusión es que se pueden cerrar bancos chicos en los próximos meses; pero, “con la caída de “algún banco grande el resultado sería incierto”, advierten los técnicos.
Entre hoy y mañana, el Ministerio de Economía reglamentará el plan bonos. Una vez instrumentado por el Banco Central mediante circulares a los bancos, la opción de canjear los depósitos reprogramados por títulos del Estado estaría disponible para los ahorristas por el lapso de 30 días.
El viernes pasado, los bancos extranjeros volvieron a presionar al ministro para que limite al máximo las operaciones que podrían realizarse con los bonos. En sintonía con el Fondo Monetario, los banqueros temen que, mediante la compra de bienes registrables con bonos, se traspase una buena cantidad de dinero del corralón de los plazos fijos al corralito de las cuentas a la vista, y de allí salga de los bancos directo al dólar. La reglamentación contemplará este reclamo y restringirá notablemente la lista de usos original que se había previsto para los bonos. Se fijará cupo para todo: para la adquisición de automotores cero kilómetro, maquinarias, y viviendas en construcción.
La resolución del plan bonos es clave para saber cómo sigue la película de la economía. De las decisiones que tomen los ahorristas en los próximos 30 días (continuar con sus depósitos reprogramados o de salir del banco con un bono del Estado) dependerá el programa monetario y fiscal para el resto del año. Así, los funcionarios de Economía prepararon para el ministro un informe sobre el tema con dos escenarios de base, bajo distintos supuestos de aceptación de los bonos. Cada uno de esos escenarios define, a su vez, un nivel de emisión monetaria, de tipo de cambio, de pérdida de reservas y de costo fiscal. Son los siguientes:
- 30 por ciento de los ahorristas prefiere los bonos y el resto decide continuar con sus depósitos reprogramados. Para Economía, es el mejor de los escenario. Porque significa que la gente decide quedarse en el sistema financiero y minimiza el costo fiscal. En este escenario se supone unos 2000 a 3000 millones de pesos adicionales de emisión hasta fin de año (el Central ya lleva emitidos 7000 millones, el doble de la meta anual original), para seguir financiando, vía redescuentos, las extracciones de dinero desde las cuentas a la vista. Mientras que los intereses que deberá pagar ya este año el Estado a los “bonistas” no se financian con emisión sino que alcanzan a ser cubiertos principalmente con los recursos del fisco. Así, en esta “situación ideal” para Economía, el tipo de cambio podría mantenerse alrededor de los 3,60. Y la pérdida de reservas hasta fin de año sería de sólo 1000 millones de dólares más.
- Entre un 50 y 60 por ciento de los ahorristas se aferra al bono estatal. Al contrario de lo que se piensa, para Economía esta situación sería peor a la anterior. Porque según los técnicos de Lavagna, habría que emitir máspesos por dos motivos. Por un lado, porque saldría más dinero de las cuentas a la vista rumbo al dólar, dada la desconfianza generalizada hacia los bancos; por otro lado, porque el Estado debería pagar una cuenta mucho más salada de interés en pesos al tipo de cambio libre. En números, la emisión de pesos superaría largamente los 5000 millones hasta fin de año, en parte para asistir a los bancos y en parte para cubrir la factura oficial de intereses. Además, pese a los cupos, se supone que será mayor el rescate anticipado de bonos para la compra de bienes registrables, y por lo tanto mayor la emisión del BCRA necesaria para financiar ese rescate de títulos.
En este escenario, el dólar sólo podría estabilizarse, dicen en Economía, en un piso de 4,50, con el propósito de que la sangría de reservas no fuera violenta. Por supuesto, un nivel de tipo de cambio semejante, admiten los técnicos de Lavagna, daría un mayor impulso a la inflación con dos consecuencias: mejoraría la recaudación; pero también llevaría la pobreza a “niveles alarmantes”.
“Cuanta más gente opte por el bono, más restricciones vamos a tener para hacer política económica”, dijo a este diario un estrecho colaborador del ministro que confirmó la existencia del informe que hoy revela Página/12
–¿Entonces, para qué sacaron el plan bono? –preguntó este diario.
–Porque había que darle una solución a los amparos. Y logramos imponer una solución menos injusta que el bono obligatorio, como querían los bancos extranjeros y el FMI.
Los dos escenarios anteriores asumen que habrá acuerdo con el Fondo Monetario, como dijo Lavagna, a más tardar a mediados de julio. Sin embargo, el secretario de Hacienda, Jorge Sarghini, evaluó ante este diario la alternativa de que ese acuerdo no se concretase: “Si no hay acuerdo tenemos que dejar de pagar a los organismos (internacionales) cuanto antes, porque en julio hay vencimientos de deuda muy grandes”, aseguró.
El tercer escenario que evalúan en Economía simula la aplicación del “ancla monetaria”, que la semana pasada un vocero del Fondo Monetario exigió públicamente. Tanto Lavagna como el Fondo coinciden en que los redescuentos que indiscriminadamente está otorgando el Banco Central para mantener abiertos bancos, terminan financiando la compra de dólares y, en consecuencia, la caída de reservas. Según la última planilla del Central en poder del ministro, al 5 de junio, la asistencia financiera a los bancos sumaba 19.700 millones de pesos, más de 6000 millones en lo que va del año. El “ancla monetaria” significa cortar ese chorro de emisión, de modo tal que el banco que no pudiera hacer frente a las extracciones de dinero con recursos propios debería ser cerrado. Hoy, el 40 por ciento de los fondos que salen de los bancos es dinero entregado por el Central y el resto son fondos de los bancos provenientes de la recuperación de cartera crediticia. El informe también destaca que hay 15 bancos que ya superaron el límite técnico de asistencia que inicialmente se había autoimpuesto el Central, fijado en una vez el patrimonio de la entidad.
La conclusión de los técnicos de Economía es que ya no tiene sentido mantener abiertos bancos chicos, aunque reconocen que éste es un dilema difícil de resolver políticamente. A los depositantes de bancos suspendidos se les otorgaría, como establece el decreto del plan bonos, un título en pesos a 5 años por el valor del depósito reprogramado. Sin embargo, el informe también advierte que la caída de “algún banco grande” podría traer consecuencias insospechadas. Porque, además del impacto político y social, podría detonar una bomba de expectativas negativas: corrida generalizada de todos los bancos, y compra de dólares y de bienes a cualquier precio, con tal de desprenderse de los pesos. Entonces, el “ancla nominal” serviría de poco para evitar una híper.

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Ministro Lavagna. Recibió un
detallado informe de su equipo.
 
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