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Fuertes gestos de Chávez en busca de consolidar la unidad del bloque

El mandatario venezolano extendió sobre la mesa compartida con Kirchner y Lula una amplia oferta para avanzar en la integración: proyectos energéticos, un banco regional y hasta producción de armamentos.

Por David Cufré
Desde Brasilia


La misma definición que Néstor Kirchner entregó a la mañana sobre el eventual acuerdo de Uruguay con Estados Unidos, Hugo Chávez la repitió por la tarde. “No podemos cuestionar a Uruguay, pero tienen que saber que están negociando con una potencia imperialista”, remarcó. El presidente de Venezuela vino especialmente a esta ciudad para reunirse tres horas con Lula da Silva y el mandatario argentino. Fue una nueva demostración de voluntad política para consolidar un bloque unido en Sudamérica. Esa decisión quedó reflejada en una frondosa cantidad de anuncios y acuerdos que se firmaron o están por firmarse. Uno de ellos, calificado de “muy importante” por Kirchner, establece una asociación entre las petroleras venezolana Pdvsa y la argentina Enarsa para la exploración conjunta de hidrocarburos en ambos países.

La entrevista se realizó en la residencia presidencial, Granja do Torto, ubicada a media hora del centro de la ciudad. Los presidentes estuvieron acompañados por sus principales funcionarios. En el caso argentino, los ministros Julio De Vido, Felisa Miceli y Jorge Taiana y el embajador Juan Pablo Lohlé. El informante oficial de lo que se habló a puertas cerradas fue Chávez, vestido con una remera y una camisa roja que desafiaban el severo protocolo brasileño.

“Vamos a crear el Banco del Sur”, proclamó el presidente venezolano. Será una entidad supranacional muy capitalizada para financiar grandes proyectos en infraestructura en los distintos países de la región. Vendría a cumplir la función de prestamista para el desarrollo y la integración continental que no alcanzan a satisfacer los organismos de Washington. Chávez explicó que allí irían a parar una parte de las reservas internacionales de su país. La otra opción, señaló, es financiarlo con recursos de la Comunidad Andina de Naciones (CAN). Como varios de los proyectos enunciados, todavía están en etapa de exploración. “Lo que hay es una decisión política que ya fue expresada”, indicó Chávez.

Otra iniciativa muy ambiciosa es la construcción de un gasoducto desde Venezuela a la Argentina. Ayer se acordó realizar dos reuniones en los próximos meses para analizar los estudios preliminares del emprendimiento y, si resulta potable, presentarlo oficialmente en julio próximo, con la presencia de los tres presidentes. Así lo indicó el embajador Lohlé. “No vamos a definir una fecha para arrancar las obras hasta que no estén terminados los estudios de factibilidad, Queremos tener el buen gusto de no anunciar cosas que no se puedan cumplir”, agregó el diplomático a Página/12. En la cartera de De Vido, de todos modos, se manifestaron optimistas sobre las potencialidades del proyecto.

En cuanto al convenio entre Enarsa y Pdvsa para buscar petróleo y gas, lo que se hizo ayer fue firmar los protocolos que ponen en marcha la asociación, Pero la medida ya había sido anunciada por ambos gobiernos hace algunas semanas, según precisó Lohlé. Contempla el arribo de la petrolera estatal venezolana al Mar Argentino para explorar en la Cuenca de San Jorge y la concesión de áreas para prospección en la Cuenca del Orinoco, una de las áreas con mayor potencialidad en la república bolivariana. Enarsa irá junto a Repsol-YPF, que será en realidad la que hará todas las obras y el trabajo concreto en el terreno.

Lula, Kirchner y Chávez pactaron también desarrollar una estrategia conjunta de reequipamiento de las plantas de fabricaciones militares. En la Argentina quedaron prácticamente desactivadas en los ’90. “Vamos a reconstruir una industria de armamentos para equipamiento propio y exportación, complementadas unas con otras”, explicó Lohlé. Una cuestión vinculada con ésta que en Brasil y Venezuela está haciendo mucho ruido es el veto de Estados Unidos al gobierno de Lula para la venta a la nación de Chávez de aviones de entrenamiento militar. El gobierno de Bush puede hacerlo porque así lo determina un convenio con Embraer, la compañía brasileña, que se abastece de tecnología norteamericana. Chávez sentenció ayer que esta prohibición es “absurda”, pero aclaró que no pidió apoyo a sus socios regionales para presionar a Estados Unidos, como se había especulado previamente. En lugar de ello, el presidente venezolano exigió terminar con “esta ridiculez” y que Brasil sea liberado de la restricción. Por último, Chávez informó sobre la próxima creación de un Consejo de Seguridad Sudamericano, compuesto por doce países de la región. Lohlé puntualizó que en realidad será una coordinación de los ministerios de Defensa de esas naciones.

Frente a la consulta sobre la actitud de Uruguay en medio de este clima de afianzamiento de las relaciones continentales, Chávez coincidió con Kirchner en que el Frente Amplio –fuerza gobernante en Uruguay– debe tener libertad para buscar lo mejor para su país. “Nosotros también estamos abrazados con Colombia y ellos tienen su acuerdo con Estados Unidos”, ejemplificó, aunque luego despotricó con ganas por el carácter imperialista de esa potencia.

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La integración expresada en el estrechamiento de manos, el gesto de los tres presidentes.
 
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