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Choferes de larga distancia a un paso del paro si no hay aumentos

La pulseada pasó a cuarto intermedio hasta mañana. Reclaman una mejora salarial y el cambio de régimen de topes horarios. Las compañías grandes no querían negociar y casi provocan un paro.

 Por Claudio Zlotnik

Los empresarios del transporte de larga distancia y los choferes pasaron ayer a un cuarto intermedio hasta mañana a las dos de la tarde en la pulseada que mantienen por los salarios. La propuesta del sindicato es elevar el sueldo de la categoría más baja alrededor de un 30 por ciento, de los actuales 1900 a 2500 pesos. Y en un 20 por ciento para el resto de la escala. Entre los empresarios aseguraban anoche que la única forma de satisfacer la demanda de los trabajadores, y evitar una medida de fuerza en pleno verano, sería a través de un incremento de los subsidios que ya percibe el sector.

La demanda sindical generó una interna entre los empresarios de las líneas transportistas más grandes y las más chicas del mercado. Fue porque, originariamente, la Unión Tranviaria Automotor (UTA) planteó un cambio sustancial en las condiciones laborales. Un “cambio de ciclo” en el tema de los horarios. Según el actual convenio, los trabajadores pueden conducir un máximo de 192 horas mensuales cobrando un salario básico. Si superan esa cantidad, cada hora debe pagarse como extra. No importa si la cantidad de horas se acumulan de lunes a viernes o durante los feriados o fines de semana. El reclamo actual es para que se consideren jornadas laborales de ocho horas y contabilizando como extra las que superen esa marca. Ningún chofer puede estar al servicio –ni siquiera como acompañante– más de 12 horas.

Las grandes empresas –como FlechaBus, Chevallier y el Grupo Plaza– rechazaron esas modificaciones. Serían las más perjudicadas porque tienen las rutas más largas. Un viaje a Bariloche, por ejemplo, demanda entre 20 y 22 horas. A las compañías más pequeñas, la fórmula pretendida por los sindicalistas no les provocan cambios significativos.

La estrategia de la UTA dio resultados. Las grandes empresas, que en un principio se negaban a sentarse a negociar, ahora aceptaron. La condición fue quitar del menú el “cambio de ciclo” e intentar un acuerdo que exclusivamente mencione un aumento salarial.

Sobre la base de este pacto, ambas partes fueron al Ministerio de Trabajo. Los empresarios directamente plantearon al Gobierno que financie el aumento de la masa salarial con subsidios. O bien con un aumento en el cuadro tarifario. No es la primera vez que ocurre. El último ajuste salarial, otorgado a finales de 2005, fue financiado por un incremento en las tarifas y por los subsidios. En julio del año pasado, los boletos en los micros de media y larga distancia se elevaron entre 10 y 25 por ciento, movimiento que se autorizó a aplicarlo en dos veces.

En esta oportunidad, el Gobierno no avalaría un incremento en los precios de los pasajes. La negociación, de acuerdo con lo que anoche dejaron trascender fuentes empresarias y sindicales, se estancó a la espera de una respuesta por parte del Ejecutivo.

Por el momento, el sector del autotransporte de media y larga distancia recibe un subsidio en el abastecimiento de gasoil. Los empresarios compran combustible a 62 centavos por litro, contra 42 que pagan los colectivos que recorren la ciudad de Buenos Aires. Para el público en general, el litro de gasoil cuesta alrededor de 1,50 peso.

El objetivo de los dueños de los micros es que se achique considerablemente la diferencia entre lo que perciben los colectiveros y ellos. Sin embargo, en la evaluación del Gobierno no sólo se tenía en cuenta el valor fiscal de esa medida sino la señal que se daba hacia el resto de los sindicatos en la discusión salarial. Un aumento del 20 por ciento se aleja de la pauta inflacionaria que la Casa Rosada tiene para este 2007, con un techo del 11 por ciento. En los papeles, los convenios no deberían marcar alzas superiores al 13 por ciento para todo el año. El acuerdo con la UTA sería el primer convenio que se cerraría para 2007 y la señal que quiere darse es de control sobre el tema.

En medio de la dura negociación, lo cierto es que el sector del autotransporte de pasajeros es uno de los que más subsidios recibe del Estado. Durante 2006 fueron alrededor de 2600 millones de pesos. Cerca de la mitad de ese monto –1240 millones– se lo llevaron los colectivos, especialmente los de la Capital. Esa estrategia le permitió al Gobierno cerrar la inflación por debajo del 10 por ciento ya que ni los colectivos ni los trenes ni los subtes registraron aumentos en los pasajes a lo largo del año. Justo cuando se autorizaron alzas en los taxis, los cigarrillos, las prepagas y volvieron a subir los alimentos, en la Casa Rosada no quieren escuchar de remarcaciones en los micros, que calienten más las jornadas de verano.

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Por ahora, en la ruta. El conflicto con los choferes casi deriva en un paro en plena temporada.
 
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