ECONOMíA

No hubo corrida y no podía haberla

El 90 por ciento del sistema uruguayo ya ha colapsado, lo que resulta irrelevante si hubo corrida tras el levantamiento del feriado.

 Por Claudio Scaletta

En Uruguay no hubo corrida porque no podía haberla. Salvo en el 10 por ciento del sistema, las sucursales de los bancos extranjeros, los depósitos a plazo no pueden ser retirados. Los únicos fondos disponibles son los depósitos transaccionales (a la vista) y en sólo dos días tras el feriado de la semana pasada la salida habría alcanzado los 200 millones de dólares. De acuerdo con la opinión mayoritaria de los operadores financieros locales, los depósitos totales que restan en el sistema rondarían los 4500 millones de dólares. La gran incógnita es el destino de los bancos “gestionados”, es decir suspendidos por el Banco Central de Uruguay (BCU) por problemas de capitalización, los que representan depósitos que tras la corrida de julio llegarían el 50 por ciento del total. Por otra parte la devaluación de la moneda local, que ya supera el 45 por ciento, supone una gran dificultad para la recuperación de las carteras de créditos en dólares. Por ahora, las únicas que no resultaron afectadas son las sucursales de las entidades extranjeras, ya que funcionan como banca offshore y sus activos financieros están fuera del país.
A pesar de que cerca del 90 por ciento de su sistema financiero ha colapsado, los funcionarios uruguayos continuaron insistiendo en que su situación “no es un corralito” y que “es distinta a la argentina”. Los argumentos tienen su contenido de verdad. En Uruguay no se tocaron el 50 por ciento de las cuentas a la vista, es decir aquellas de los bancos que abrieron: la banca pública y una porción mínima, en términos de depósitos, de los privados. Estos últimos no estuvieron incluidos en la legislación que reprogramó los depósitos a plazo. Sin embargo, los retiros adquirieron sobre todo la forma de transferencia a las casas matrices. Además, como estos bancos prestaron dentro del país sólo marginalmente, no se verán afectados por los problemas de recuperación de cartera que sí afectará al resto del sistema. A pesar de la fuerte devaluación, los créditos en dólares no fueron pesificados, lo que representará un durísimo golpe para el bolsillo de los deudores y, en consecuencia, significará también un deterioro de las carteras de los bancos. Con aumentos en las cuotas de más del 80 por ciento en pesos, muchos deudores bancarios enfrentarán serias dificultades.
En este contexto, el crédito de 1500 millones de dólares otorgado por Estados Unidos tiene por objeto respaldar la futura devolución de depósitos, a la vista y reprogramados: 1100 millones respaldarán a la banca pública y 400 a la privada. Ayer, en su raudo paso por el país, el secretario del Tesoro, Paul O’Neill, destacó que “se eligió Uruguay (para otorgarle un crédito puente) porque es un país que tuvo siempre una política muy sólida y ha ido cumpliendo con los requisitos y las exigencias del FMI, BID, del Banco Mundial”. Pero este dinero, que aumentó la deuda pública y las condicionalidades externas, será insuficiente si el deterioro de la economía y la continuidad de la devaluación continúan resistiendo la recuperación de los créditos.
Los depositantes del Banco República –un equivalente al argentino Nación– y del Hipotecario, ambos estatales, continuaron el martes haciendo largas colas para enterarse del destino que finalmente tendrán sus ahorros. Las autoridades locales dejaron trascender que la fuga del lunes habría sumado, entre las dos entidades, los 50 millones de dólares, pero fuentes del mercado consultadas por este diario estimaron que la salida habría sido bastante mayor.
Respecto de la reestructuración de las cinco entidades que no abrieron sus puertas, el Banco Comercial, el más grande de los privados enfrenta la amenaza del retiro de sus accionistas. El segundo, el banco de Montevideo-La Caja Obrera, enfrenta la posibilidad cierta de liquidación. Esta última entidad había sido absorbida recientemente por el Montevideo, el banco de la familia Peirano, dos de cuyos integrantes fueron detenidos ayer acusados de fraude.
El Galicia, con depósitos por 880 millones, cuya suspensión termina el 20 de este mes, ofreció devolver el 3 por ciento de los fondos en efectivo y el resto en 9 años. La sociedad controlante aseguró que si no es aceptada esa propuesta, el destino no será mejor. Por último, el propietario del 49 por ciento del Banco de Crédito (el 51 por ciento restante es el Estado), el grupo que conduce el reverendo Sun Myung Moon, ofreció capitalizar la entidad pero también demandó la reestructuración de los depósitos a plazo.
En tanto, la cúpula del sindicato único de trabajadores bancarios del Uruguay, AEBU, realiza hoy un paro de 24 horas contra la ley que posibilitó la reprogramación de depósitos de la banca pública y hará una asamblea en la que se discutirá la continuidad del plan de lucha
Ninguno de estos datos parece haber desalentado al presidente, Jorge Batlle, quien optimista ante la visita de O’Neill dio por superada la crisis. “Lo que sucedió en Uruguay es para el libro de los records, ya que la corrida empezó en enero y duró hasta julio, habiéndose ido casi el 50 por ciento de todos los depósitos.” Pero su gobierno, consideró, tuvo la virtud de sostener el sistema financiero, cuando “en ningún país del mundo se sostiene” con semejante fuga. En este punto, ya eufórico, afirmó “¡Somos unos fenómenos!” y, dirigiéndose a su visitante agregó: “We are fantastic!”.

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De las cuentas a la vista se habrían fugado 200 millones.
 
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