ECONOMíA

El complicado trabajo de resucitar a un muerto

Un informe reservado que circula en Economía, al que tuvo acceso Página/12, revela que el sistema financiero está “técnicamente quebrado”.La apertura parcial del corralón es un atajo que no resuelve el problema de fondo.

 Por Claudio Scaletta

El sistema financiero argentino está técnicamente quebrado. El descalce entre activos y pasivos torna técnicamente inviable que los depósitos atrapados vuelvan en efectivo a sus legítimos dueños. Mucho menos en su moneda original. Además, frente a una cartera privada de créditos regular de 40 mil millones de pesos, los depósitos suman 58 mil millones. Aunque no se admita públicamente, y por más que el Gobierno ensaye alquimias para conformar al mismo tiempo a banqueros y ahorristas, en el corto plazo las posibilidades de recuperación del sistema son nulas. Estas conclusiones forman parte de un informe reservado, al que tuvo acceso Página/12, que está en manos del ministro.
Desde febrero de 2001 a agosto de 2002 la pérdida de depósitos fue de casi 70.000 millones de dólares. Sólo en los primeros ocho meses de este año la merma alcanzó los 48.800 millones. En este contexto, y aunque parezca irreal, la Argentina comenzó a parecerse cada vez más a Arabia Saudita. Los poco más de 17 mil millones de dólares que quedan en los bancos locales –63 mil millones de pesos– contrastan con los más de 120 mil millones de activos en el exterior. Llegar a este punto de offshorización del ahorro llevó varias décadas, pero explotó en 2001, cuando salieron del sistema 21.000 millones de dólares. Pero la diferencia entre las pérdidas de depósitos de 2001 y las de 2002 reside en que mientras la primera se materializó en fuga contra las reservas del Banco Central, la segunda representó una fenomenal destrucción de riqueza. Mientras la merma de depósitos puso en riesgo de muerte a la banca, el corralito sobre los depósitos arruinó a cientos de miles de pequeños ahorristas. Las medidas adicionales completaron el colapso: devaluación inicial del 28,5 por ciento que llevó al dólar a 1,40 con tipo de cambio fijo, posterior flotación con devaluación desbocada, pesificación asimétrica de débitos y créditos y la reprogramación de los depósitos a plazo. La merma de depósitos continuó también con los amparos interpuestos por los depositantes medianos junto con la huida hacia el dólar de la mayor parte del ahorro disponible.
En tanto, las reservas internacionales del Banco Central, que entre febrero y diciembre de 2001 pasaron de 33.830 millones de dólares a 19.744 millones, eran a fines de agosto pasado de sólo 9109 millones. Mientras la primera disminución de más de 14 mil millones se destinó a financiar la fuga (si se suman los 5000 millones aportados por el FMI se explica el 90 por ciento de los 21 mil millones), los 10.635 millones perdidos en 2002 se destinaron a alimentar de divisas el mercado de cambio, asistir a los bancos para que paguen los amparos y continuar con el pago de deuda pública a los organismos internacionales.
De acuerdo con ese informe, la situación estimada del sistema financiero a agosto de 2002 muestra, en pesos y a valor nominal, activos por 145.100 millones frente a pasivos por 139.500 millones. Aunque de estos números no se deduzca a primera vista la situación de quiebra sistémica, las cosas cambian cuando se analiza su composición. El documento estima que:
- El 58,2 por ciento de los activos, 84.400 millones, son obligaciones de los Estados nacional y provinciales, con una buena parte en default. Así, los bonos públicos por la pesificación asimétrica suman 38.100 millones, los préstamos garantizados nacionales y provinciales 28.100 millones y “otras deudas” del sector público 18.200 millones.
- De los créditos privados, 54 mil millones, por lo menos 13.800 millones se encuentran en situación irregular y sin actualización monetaria.
- La cobertura de activos privados sin cartera irregular (40.200 millones) sólo alcanza para pagar el 80,9 por ciento de los depósitos (58.000 millones).
- Si el sistema debiese hacer frente al total de sus pasivos y depósitos solamente con su cartera privada sólo alcanzaría a cubrir el 43,5 por ciento de sus obligaciones.
- Los plazos de vencimiento de los pasivos bancarios (deuda externa, depósitos, pases, redescuentos y adelantos) son en promedio inferiores a los de sus activos generando un descalce que, en los próximos meses, puede poner a muchas entidades en situación de insolvencia.
De estos puntos se desprende que los valores de realización de los activos son insuficientes para la cobertura de pasivos. Esto es, el sistema está técnicamente quebrado. En este marco una restitución de depósitos en moneda original sólo sería posible si los bancos extranjeros decidiesen asistir a sus sucursales locales. Sin embargo, la actitud asumida hasta ahora va en sentido contrario.

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