ECONOMíA › DE DóNDE SURGE EL AJUSTE ELéCTRICO

Sombras de un subsidio

 Por Cledis Candelaresi

Los aumentos en las facturas de luz de Edenor, Edesur y Edelap están inspirados en una lógica similar a los últimos ajustes del gas. La recaudación es para disminuir subsidios al sistema y se penalizan los consumos altos con el fin de promover el ahorro. Pero existe al menos una diferencia legal sustancial: las subas no son el resultado de un “cargo”, sino simplemente de una mejora en el precio mayorista, algo que hace a la decisión oficial menos vulnerable a la resistencia de consumidores y legisladores de la oposición.

Las tarifas de los usuarios residenciales están subsidiadas a través de una subvención a las empresas generadoras de electricidad, que cobran por ella menos de lo que le cuesta producirla: la diferencia la aporta el Estado a través de Cammesa, la administradora mixta del mercado eléctrico mayorista. Así se evitó que los mayores costos en el primer eslabón de la cadena fueran indefectiblemente pagados por los usuarios finales.

A través de esta intervención, las arcas públicas hicieron aportes multimillonarios y acumularon deuda aún pendiente. Para disminuir ese esfuerzo fiscal es que en octubre pasado se dispuso un incremento en el precio de la electricidad, cuya recaudación irá a Cammesa. En julio se había dispuesto otro, de menor envergadura, que mejoró el margen de distribución, reforzando la caja de las distribuidoras: entre un 20 y un 30 por ciento para todos los usuarios.

El incremento de la discordia es el de la primavera, basado en las siguientes pautas:

- Rige sólo para los usuarios de más de 1000 kilowatt/hora por bimestre y de un modo escalonado: el aumento es mayor en la medida en que sube la categoría del consumidor (existen nueve segmentos). Gradualmente, el ajuste arranca con poco más del 30 por ciento, pero puede llegar al 1000 por ciento. Se trata de un incremento “exponencial”. Para los de más de 2800 k/h bimestral, una de las más altas, el precio de la electricidad subió de 0,005 centavo a 0,24, por ejemplo.

- La inclusión en una categoría de usuario depende de lo que éste haya consumido en el bimestre medido, con independencia de su historia. Esto permite cambiar de status en cada medición. Aquí otra diferencia respecto del gas, ya que en este servicio se toma el promedio anual de consumo.

- A ese aumento en el precio se suma la aplicación del Programa del Uso Racional de la Energía Eléctrica (Puree), que se funda en la misma filosofía detallada arriba: resulta más gravoso para los que más consumen. Se toma como base el mismo bimestre del año 2003. Para no tener penalidad el usuario debe consumir el 95 por ciento de lo que demandó entonces (la idea es promover una economía de al menos el 5 por ciento). De lo contrario, el cliente paga doble cada kilowatt/hora excedente.

La combinación del aumento en el precio y este régimen de castigos es lo que explica las facturaciones tan abultadas, a lo que se añade que la demanda se incrementó por el frío. En su versión original, si el Puree arrojaba un saldo positivo (más castigos que premios), el dinero iba para el Estado. Luego esto cambió y hoy ese dinero va para las distribuidoras, con el fin de que éstas cubran con esos recursos los “mayores costos” de explotación.

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