ECONOMíA › LA CAIDA DE LA ECONOMIA Y LA GUERRA EN IRAK

Crisis del “hombre de Davos”

Por Andrés Ortega
Desde Davos

El Foro de Davos no está en crisis; pero la crisis se ha adueñado del Foro Económico Mundial. El final de la “exuberancia” económica ha llevado a menos derroches de medios y de ostentación por parte de organizadores y asistentes: suspensión de la gala tradicional, y una vestimenta, en general menos informal. Irak, el terrorismo y el petróleo han dominado los debates en los que, a diferencia de años anteriores, se han caracterizado por quedar yermos de ideas. La falta de nuevas propuestas ha sido una de las características de esta edición del Foro. Aunque buenas palabras sí ha habido, por ejemplo, de Lula, o de Fox sobre un “nuevo humanismo económico”. Se han hecho diagnósticos, pero no se han fijado terapias. Sin embargo, ha sido uno de los Davos más importantes –tanto que Colin Powell vino aquí a soltar su mensaje– porque europeos y asiáticos han hablado con franqueza a EE.UU., aunque la presencia política europea ha sido sorprendentemente escasa, a diferencia de la estadounidense.
¿Qué es Davos? Más allá de la imagen de un encuentro de poderosos en la montaña mágica de Thomas Mann, es una reunión-red. Hay debates continuos sobre muchas cuestiones, en los que se habla con claridad. Y sesiones plenarias abiertas a preguntas muchas veces agudas por parte de los participantes. En una mesa de debate o de tormenta de ideas, de almuerzo o de cena uno se puede sentar junto a un ministro o un ex general, o el presidente de una gran empresa. Davos es una red en el sentido de que los empresarios tienen acceso a otros empresarios o a políticos que podrían tardar meses en ver si tuvieran que viajar a sus países. Pero lo que Huntington llamó “el hombre de Davos” (aunque hay cada vez más mujeres) puede estar sufriendo una mutación ante la crisis de confianza general. Una novedad este año es el intento de trasladar esta experiencia de redes a la creación de un consejo de un centenar de líderes de muy diversos ámbitos para impulsar un diálogo occidental-islámico.
Se nota que las empresas han recortado gastos. Algunas de las que estaban el año pasado (cuando Davos se celebró en Nueva York) habrán cerrado; otras consideran que quizás no es necesario venir todos los años, aunque algunos llevan casi dos decenas de años acudiendo. A diferencia de otras ocasiones, los grandes empresarios no han sido las estrellas de este Davos. Bill Gates ha tenido un papel destacado, mas no como fundador de Microsoft sino por su fundación de ayuda, especialmente médica, al tercer mundo. Para Moisés Naim, director de Foreign Policy, los que más se dejan ver en Davos –personas, empresas o Estados– son los que en los meses siguientes entran en crisis. Fue verdad en su día con Rusia y con Asia Oriental. Ha sido verdad con Jean Marie Messier, héroe davosiano cuando estaba a la cabeza de Vivendi. ¿Y este año? No hay héroes. Pero si dos presencias marcadas, y que puede tener problemas por razones muy diferentes: el mundo árabe y América latina.

* Enviado especial de El País de Madrid.

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