ECONOMíA › PLAN DE ECONOMIA PARA BAJAR LA CANASTA BASICA

Miceli prueba con subsidios

 Por Claudio Zlotnik

Felisa Miceli empezó a sellar acuerdos con distintas industrias para retrotraer algunos precios de la canasta alimentaria al nivel que mostraban un semestre atrás, en noviembre del año pasado. Implicarían rebajas del 15,1 por ciento en el pollo, del 13,7 por ciento en la docena de huevos y del 10,4 por ciento en el litro de leche. Lo curioso es que para sellar los convenios, la ministra toma en cuenta los precios relevados por una consultora privada (Tomadato), especializada en la cuestión, y deja de lado los datos aportados por el Indec.

Las diferencias de precios entre los relevamientos de Tomadato y los del Indec llegan al ciento por ciento. Es el caso del kilo de naranjas, que según la encuesta privada vale 2,99 pesos y para el instituto oficial apenas 1,50. En la lechuga criolla, la distancia asciende al 88 por ciento (5,45 pesos contra 2,90) y al 28 por ciento en la botella de litro y medio de aceite mezcla (6,40 contra 5,03 del Indec). Según el Instituto, el kilo de pollo está en 4,32 pesos, mientras que Tomadato detectó un promedio a 5,31. La diferencia asciende al 23 por ciento.

En las últimas jornadas, Miceli selló convenios con aceiteras, molinos y empresas lácteas para lograr un reacomodamiento de los precios a los niveles que presentaban a fines de noviembre pasado. La clave de los acuerdos son los subsidios. El Estado se comprometió a aportar 500 millones de dólares para que los productores se aseguren un valor determinado por su producción, beneficiándose de los buenos valores que existen a nivel internacional en los commodities. La condición para recibirlos es cumplir con las rebajas en los precios de productos de la canasta alimentaria. La lista que tiene Miceli contempla unos 50 artículos que, en promedio, registraron un alza del 10,3 por ciento desde noviembre.

En el Gobierno estiman que las bajas se empezarán a notar dentro de dos a tres semanas y comenzarían por el pollo y los aceites. El panorama con los lácteos está complicado por una cuestión de estacionalidad –en esta época suele disminuir la producción lechera–, a la que se sumó un hecho extraordinario como las inundaciones. También las carnes quedaron, en principio, afuera de estos convenios ya que hay negociaciones por separado con las entidades del campo.

La intención de Miceli es que productos como el pollo, la harina, los aceites, los fideos, las galletitas, los huevos y el atún vuelvan a sus marcas de hace seis meses. En el caso del pollo implicaría una rebaja del 15,1 por ciento (de 5,31 a 4,51 pesos), del 13,7 por ciento en los huevos (de 1,68 a 1,45 pesos la docena), del 10,4 por ciento en el sachet de leche (de 2,10 a 1,88) y del 6,3 por ciento en el aceite mezcla (de 6,40 a 6,0 pesos la botella de litro y medio). Menores distancias deberán recorrer el kilo de arroz –se espera una caída del 5,8 por ciento–, los fideos (- 5,6) y el paquete de manteca de 200 gramos, que debería abaratarse un 3,7 por ciento, a 2,90 pesos.

En Economía aseguran que, a diferencia de otros momentos, los propios empresarios se muestran optimistas con esta estrategia. Los funcionarios, en tanto, aseguran que entregarán los subsidios a medida que cumplan con los compromisos. La renovada ofensiva para contener los precios de los alimentos no escapa a la interna entre Miceli y Guillermo Moreno. En el Palacio de Hacienda aseguran que cuentan con el guiño de Néstor Kirchner para profundizar esta metodología. En el equipo de la ministra dicen que las últimas intervenciones del secretario de Comercio empeoraron el panorama. “La política económica estaba perdiendo credibilidad. Moreno pisa una variable, pero altera las demás. Sus propuestas no son solución de nada”, aseguraron a este diario desde el Palacio de Hacienda.

Cerca de Miceli afirman que estos acuerdos servirán para quitarle presión a lo que denominan “inflación psicológica”, que se potencia por la historia económica del país. “Queremos evitar que se reavive la memoria inflacionaria”, aseguraron. “Estamos dispuestos a convivir con la presión que la demanda provoca en los precios. Pero nada más. No vamos a permitir alzas adicionales ni aplicar fórmulas ortodoxas para planchar la economía. Esa es nuestra receta”, concluyeron los funcionarios.

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