ECONOMíA › AUMENTOS GRADUALES PARA NO LLAMAR LA ATENCIóN

El síndrome de la rana hervida

 Por Fernando Krakowiak

La leyenda indica que para hervir una rana viva lo mejor es ponerla en una olla con agua fría y luego aumentar lentamente la temperatura, pues si se la tira directamente al agua caliente el animal escapará de un salto. Desde comienzos de año, las petroleras desplegaron esa misma estrategia con pequeños ajustes de precio que en muchos casos pasaron desapercibidos, pero que en conjunto acumulan un aumento promedio de 20 por ciento en la nafta súper y 30 por ciento en la premium. El último “retoque” lo aplicó Shell el jueves, con una suba de 3 centavos en la súper, su segundo incremento en diez días, lo cual motivó la reacción de la Secretaría de Comercio Interior, desde donde ayer se volvió a agitar el fantasma de la Ley de Abastecimiento. De ese modo, Guillermo Moreno dejó en claro, para seguir con la metáfora de la rana, que está dispuesto a patear la olla.

La relación de Shell con el Gobierno siempre ha sido conflictiva. De hecho, en marzo de 2005 el entonces presidente Néstor Kirchner llamó a boicotear a la firma por subir los precios y luego Moreno le abrió un centenar de expedientes por desabastecimiento. Shell tampoco se quedó atrás. En octubre de 2009, la compañía comandada por Juan José Aranguren montó un stand en la Expo Estación con la leyenda “En la Argentina, el que más vende más pierde”, en lo que constituyó una clara provocación a la Casa Rosada.

No obstante, en esta ocasión el mensaje no parece destinado sólo a la petrolera anglo-holandesa, sino también al resto, en especial a Repsol-YPF. La firma comandada por los españoles junto a la familia Ezkenazi ya aplicó este año un ajuste de 20 por ciento en la nafta súper y si bien hace dos meses que no aumenta sus precios, la seguidilla de Shell podría tentarla a seguir el mismo camino.

Según datos de la Secretaría de Energía, Repsol-YPF concentró en el primer semestre el 56,2 por ciento de las ventas de naftas y gasoil, dejando muy por detrás a Esso y Shell, que sumaron 14,3 y 14 por ciento, respectivamente. Estas últimas compañías acusan a YPF por lo bajo de utilizar su poder de mercado para fijar, en connivencia con el Gobierno, un precio testigo que afecta la rentabilidad del sector, pero saben que a la firma española le es difícil sostener una brecha de precios muy amplia con la competencia porque en ese contexto se incrementa la demanda en sus surtidores y comienzan los problemas de abastecimiento, aun en un escenario de crecimiento de su propia producción.

Por ejemplo, en 2009 se comercializaron en el mercado local 5,7 millones de metros cúbicos de nafta, 4,4 por ciento más que el año anterior, pero esa suba, que resultó insuficiente frente al crecimiento de la demanda, estuvo impulsada sólo por YPF, que trepó 12,5 por ciento, pues las ventas de sus competidores cayeron. Esso recortó 3,3 por ciento, Shell, 2,7 y Petrobras, 9 por ciento. A comienzos de este año, la tendencia continuó y en las estaciones de servicio de la firma española fue donde se registraron los mayores faltantes de nafta, pese a que volvió a ser la petrolera que más incrementó sus ventas.

Luego de los últimos ajustes, YPF sigue siendo la que vende más barato, pero eso no le impidió obtener ganancias extraordinarias. En el primer semestre declaró beneficios por 3093 millones de pesos, 195,4 por ciento más que en igual período de 2009. Las demás cobran más caro y, si bien en algunos casos no son integradas, está claro que no pierden plata.

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