ECONOMíA › RESPUESTA DE PEIRANO A PAULO SKAF

El dólar no lo es todo

Por D. C.
Desde Mar del Plata

Miguel Peirano, secretario de Industria, recogió el guante que el titular de la Federación de Industrias de San Pablo, Paulo Skaf, había arrojado un día antes, al acusar a los argentinos de quejarse cuando el dólar estaba alto en Brasil pero hacer silencio ahora.
–Skaf dijo que cuando en Brasil el dólar estaba a 3,40 y en la Argentina a 2,90 todos le hablaban del tipo de cambio. Y ahora no dicen nada. ¿Tiene razón?
–No. La discusión se está dando por la necesidad de que se cumplan los principios básicos del Mercosur. La necesidad de disciplinar los incentivos a las exportaciones, a la inversión y después las políticas económicas son autónomas de cada uno de los países.
–Pero él remarca que ahora la Argentina es más competitiva desde el punto de vista cambiario y Brasil no protesta por esa situación.
–Los planteos de la Argentina no están vinculados con una paridad cambiaria transitoria sino con el funcionamiento estructural del Mercosur. El Gobierno tiene la decisión política de reindustrializar al país. Eso implica un conjunto de decisiones de política económica y al mismo tiempo darle mayor consistencia al funcionamiento del bloque regional. El Mercosur es un factor estratégico importante. Pero hay que dotarlo de mecanismos para que sea consistente con el crecimiento del valor agregado en ambos países.
–¿El principal conflicto con Brasil es la competencia por inversiones?
–Es un tema importante, pero al mismo tiempo los desequilibrios comerciales de sectores con alto valor agregado también son un tema de relevancia. Porque hay que volver al espíritu fundacional del Mercosur. Este proyecto no fue ajeno a la lógica general de la economía de los ’90, cuando se creía que no era relevante la industrialización del país.
–¿Cuántos sectores están en conflicto?
–Hoy 20 sectores o ramas industriales están negociando acuerdos. Hay distintas producciones textiles, de línea blanca, calzado y cilindros de gas. Es obvio que replantear estructuralmente algo que se desvirtuó por más de una década no es fácil. Por eso tenemos que intervenir. Muchos de los acuerdos entre privados se logran por la posibilidad de aplicación de medidas unilaterales por parte del Gobierno para proteger nuestra producción.
–La industria está obteniendo altos niveles de rentabilidad. ¿Cómo toma el rechazo de la Unión Industrial a un aumento del salario mínimo?
–Lo central que los industriales deben advertir es que el salario es demanda. Para los empresarios el salario es costo, pero para la economía fundamentalmente es demanda. No se puede analizar el salario desde la visión limitada de costo. Antes que nada hay que entender su dimensión social y el impacto económico sobre la recuperación de la demanda.

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