ECONOMíA › LAVAGNA RECHAZO LAS POLITICAS
DE LOS ORGANISMOS

Plan para salir de una orgía

Roberto Lavagna aseguró ayer que la reestructuración de la deuda pública se hizo privilegiando “el crecimiento sustentable con inclusión social por sobre los intereses de los acreedores”. Ello, interpretó, puso en evidencia las contradicciones que existen en el mercado financiero, entre “las viejas metodologías, basadas en lograr la estabilidad de los acreedores” como prioridad, y las nuevas metodologías, que apuntan a “lograr la sustentabilidad de las propuestas que se hacen para poder pagar”. Los compromisos financieros asumidos por la Argentina “fueron, a partir de 1975, una orgía de endeudamiento”, definió finalmente.
“Ningún artilugio financiero reemplaza al crecimiento sustentable con inclusión social en términos de generar capacidad de pagos”, aseguró el ministro, quien remarcó que “esto era negado en muchos mercados internacionales”. Lavagna disertó en el mismo seminario que luego fue clausurado por el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen.
El titular de Economía no ahorró críticas a los organismos internacionales y acreedores sobre su papel frente a la renegociación por la deuda argentina. Recordó que el canje “debió llevarse a cabo en un marco internacional diferente al de los años ’90, en el cual las ganancias eran privadas y las pérdidas se socializaban”.
Admitió que este tipo de operaciones conlleva un riesgo moral, por el privilegio de los acreedores más grandes de poder acceder a información que otros no tienen. Esto generó graves contradicciones y controversias con el Fondo Monetario. “Por un lado, dentro del G7 (países industrializados) la fuerza dominante aspiraba a reducir la alta exposición crediticia alcanzada por el FMI durante el período de convertibilidad; por otro lado, se intentaba afirmar el rol de acreedor privilegiado del FMI, y tercero, parte del staff de ese organismo trató de dar respuesta favorable a las presiones de los acreedores influyentes intentando imponer, sin éxito, exigencias en favor de los intereses de esos acreedores”, indicó el ministro.
Lavagna señaló que “la Argentina enfrentó estas contradicciones en función de su real situación económico-social”, lo que la llevó a distanciarse de los esquemas de salvataje con socialización de pérdidas. Recordó que el Gobierno retiró, en mayo del 2002, un pedido de ayuda que le había hecho al FMI por entre 20 y 25 mil millones de dólares e inició un proceso de desendeudamiento con organismos multilaterales, que hoy alcanza casi los 13 mil millones de dólares.
Tras cuestionar “rigideces e inmovilidades burocráticas”, tanto del FMI como del Banco Mundial, los bancos regionales y el Club de París, Lavagna recordó que la Argentina pasó de ser, a los ojos del FMI y los analistas de las finanzas mundiales, “un país ejemplar cuando se expandía la crisis, a ser una nación díscola, en momentos en que la economía crece y la deuda baja”.

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