EL MUNDO › ENTREVISTA CON EL CANDIDATO DEL PARTIDO POPULAR A LA PRESIDENCIA ESPAÑOLA, MARIANO RAJOY

“Hay que poner mucho orden y mucho control”

El candidato de la derecha para las elecciones del domingo pidió mano dura con los inmigrantes, explicó su postura ante el 11-M, propuso una reducción de impuestos y defendió el apoyo de su partido a la guerra de Irak y los subsidios a la Iglesia Católica.

 Por Javier Moreno *

Aspira a vivir en La Moncloa y centra su estrategia en descalificar a Zapatero más que en plantear soluciones. De hecho, la frase “no lo sé” abunda en la entrevista, hecha el martes en su casa, horas después del segundo cara a cara. Relajado, minimiza los asuntos más polémicos para el PP: la guerra de Irak y las teorías conspiratorias sobre el 11-M.

El presidente del PP, pese al cansancio y a la tensión acumulada de la campaña, no eleva el tono ni parece alterarse en ningún momento de la conversación, ni siquiera en los dos puntos en principio más conflictivos: su reevaluación de la importancia del 11-M en los últimos cuatro años de la vida política en España y las preguntas sobre el conflicto a propósito del Constitucional. El recurso del PP a tres magistrados, montado sobre una noticia falsa, fue finalmente rechazado por el alto tribunal, que acusó al partido de Rajoy de abuso y mala fe procesal.

–Todas las encuestas hechas tras el segundo debate con Zapatero lo dan como perdedor...

–Nunca he visto una encuesta que me diera ganador en nada en esta Legislatura. Yo quedé contento porque planteé mis posiciones sobre los temas que considero más importantes, como la política económica, la política de inmigración, la idea de España y la lucha contra el terrorismo. Todo el mundo conoce cuáles son mis posiciones, pero todo el mundo desconoce las del señor Rodríguez Zapatero. Por tanto, estoy contento de cómo quedó el debate.

–Volviendo al debate, me pareció entender que ya no alberga dudas sobre la autoría del 11-M.

–No. Es lo que han dicho los tribunales de justicia. No albergo ninguna duda sobre la sentencia.

–¿Cuándo se dio cuenta de que estaba equivocado?

–En el primer momento creí, como todo el mundo, que había sido ETA. El sábado y el domingo empecé a tener dudas, y luego ya, a la vista de los acontecimientos, cambié de opinión. El sábado y el domingo empecé a tener mis dudas. Yo sólo dije que creía que había sido ETA, porque, claro, yo no estaba en el gobierno. Tenía la convicción. Lo dije el viernes. Y ya hoy, lo que digan los tribunales. Es evidente que es lo que es.

–¿No tiene ninguna autocrítica que hacerse por haber sembrado tantas dudas durante cuatro años del que ha sido el peor atentado de España, en los que se ha arrastrado por el fango al juez instructor, a los fiscales, a policías y a guardias civiles?

–Sinceramente, yo nunca he llevado este tema al Parlamento. Nunca. Nunca he participado en ningún debate sobre el 11-M ni he formulado ninguna pregunta sobre el 11-M. Mi posición sobre el 11-M siempre ha sido: “Oiga, vamos a mirar hacia adelante y que sea lo que decidan los tribunales”. En el segundo debate tuve la sensación, y así lo dije, de que alguien quería volver a ganar las elecciones por el 11-M. A mí se me pueden reprochar muchas cosas, pero haber enredado en este tema me temo que no. Oiga, pregunte usted en otro lado.

–¿Por qué cree usted que ETA rompió la tregua?

–Ahora es muy difícil saberlo, pero supongo que ETA fue consiguiendo unas cuantas cosas, pero cuando se negocia, ETA no va a dejar de matar si no logra los objetivos políticos máximos, que son la autodeterminación y la territorialidad, es decir, Navarra. Eso lo sabe cualquiera. Por lo visto, el señor Zapatero no lo sabía y, al final, parece que se dio cuenta. Creo que ETA fue pidiendo sucesivas cosas, el señor Zapatero fue dando algunas, como el derecho a decidir de los vascos que anunció en el Congreso de los Diputados. Al final no dio todo, y ETA rompió la tregua.

–Zapatero dice que no dio nada...

–Le voy a decir lo que dio. Le permitió volver al Parlamento vasco. Le permitió volver a los ayuntamientos. La dignidad del Estado de derecho quedó muy tocada con el caso De Juana Chaos. Parece que eso no le gusta a alguna gente. Le dio interlocución política, que es lo que más desea un grupo terrorista. Y le dio relevancia internacional: antes, la única relevancia internacional era que PP y PSOE juntos pidieron en la UE que ETA estuviera en la lista de organizaciones terroristas. Ahora se ha propiciado un debate sobre el diálogo en el Parlamento europeo. De todo eso, ¿sabe qué es lo más grave? Darle interlocución política. Por tanto, sí que le han dado muchas cosas. Ha hecho mucho daño y ha puesto en tela de juicio la dignidad del Estado. Ha sido una mezcla de adanismo, improvisación, ocurrencias y, al final, mentiras.

–Estuvo al frente de cinco ministerios y ahora aspira a presidir el gobierno. ¿Asume lo que se hizo en los ocho años del PP en el Ejecutivo o pueden esperar los españoles algo distinto?

–De aquellos ocho años estoy muy orgulloso. Como en cualquier labor humana, se pueden hacer las cosas mejor, pero creo que...

–Irak, por ejemplo...

–Es que una situación como la de Irak... Ya lo he dicho: yo no mandaré tropas a ningún sitio sin el acuerdo del Parlamento nacional. Eso lo haré. Pero de aquellos años me quedo con la seriedad a la hora de gobernar. Allí las cosas se tomaban en serio, allí había un plan. Allí había seguridad, allí había certidumbre, había unos objetivos, había una previsibilidad. Lo más importante fue la política económica. Y ahora debe volver a serlo. Soy un dirigente político previsible. Me podré equivocar, pero todo el mundo sabe qué pienso, qué pienso de España, qué pienso del terrorismo, qué pienso de la economía, cuáles son mis prioridades. Y eso es con lo que me quedo de aquel gobierno.

–Inmigración. “No cabemos”, dice usted. ¿Qué quiere decir con eso?

–Que hay que poner un cierto orden y un cierto control. Si usted ve los datos de la UE, en los últimos años ha entrado en España más gente que en Alemania, Francia y Reino Unido juntos. Luego se habla de xenofobia, de racismo, pero, claro, a lo mejor a ciertas personas no les influye, pero a mucha gente sí. A la hora de repartir los colegios, hay personas que tienen mejor puntuación, porque tienen menos medios. Lo mismo pasa con las becas de comedor; lo mismo pasa en la sanidad, con las listas de espera; lo mismo pasa en la vivienda.

–¿Pero cuántos sobran?

–Según el padrón del 1º de enero... ¿Cuántos sobran? Eso yo no lo sé. Pero lo que es evidente es que de aquí al futuro hay que poner mucho orden, mucho control, ser enormemente estricto a la hora de regularizar y a la hora de dar permisos de residencia.

–¿Cuáles son sus prioridades en política exterior? ¿Qué cambiaría de inmediato?

–En relación con Europa, hemos pagado la ampliación, especialmente nosotros. Hemos perdido fondos, ha habido malas negociaciones agrícolas, ningún peso en el Consejo. Y cuando hay una crisis económica, el señor Brown convoca a Italia, a Francia y a Alemania. España queda fuera. Hemos perdido peso en Europa, y ahora hay que ayudar a construir una Europa mejor y defender los intereses españoles. Y hay que recuperar las relaciones con EE.UU., es ridículo que haya un presidente de una nación como la nuestra, la novena potencia del mundo, y que no haya hablado ni siquiera por teléfono con el presidente de Estado Unidos en cuatro años.

–Si gana, ¿pedirá inmediatamente entrevistarse con Bush?

–No. Yo tendría buena relación con quien fuera presidente de EE. UU. Bush, Clinton, Obama, McCain, el que fuera...

–¿Ha tenido algún contacto político con algún dirigente del gobierno venezolano?

–No. Pero creo que hay que tenerlo. Y en Iberoamérica son prioritarias las relaciones con las democracias liberales y con aquellos países que quieren ser democráticos. España es importante en el mundo en la medida que tenga capacidad para plantear su posición con los países iberoamericanos.

–¿Cuál sería la primerísima medida que tomaría para hacer frente a la desaceleración económica?

–Hablar con sindicatos y empresarios, hacer un acuerdo. Tomaría un paquete de medidas antes del verano. Es muy importante una bajada del impuesto de sociedades. sería la primera medida.

–¿Cuál consideraría su promesa estrella en economía?

–Hay muchas cosas. Yo tengo el primer objetivo para los próximos cuatro años: un plan estratégico para la competitividad de la economía española. Me parece imprescindible.

–¿Quiere que la Iglesia Católica se autofinancie?

–La religión católica es una religión mayoritaria en España. Forma parte de la tradición, de la cultura. Las iglesias también forman parte de nuestra vida. ¿Por qué en Semana Santa hay vacaciones? Bueno, es una tradición católica. ¿Por qué Navidad? Eso viene de la tradición católica. Aquí no tenemos el Ramadán. Por lo tanto, soy partidario de que haya unas relaciones especiales con la Iglesia Católica.

–¿Quiere que se autofinancie o no?

–Soy partidario de que se le ayude. De hecho, se está ayudando a otras religiones también.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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