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Por Brian Whitaker
Un norteamericano murió y otro sufrió heridas de gravedad ayer en una emboscada en un camino de Kuwait, provocando nuevos temores sobre la seguridad mientras Estados Unidos se prepara para lanzar una invasión a Irak desde el rico estado petrolero del Golfo. El hombre muerto, Michael Pouliot, de 46 años, de acuerdo con la embajada de Estados Unidos, es el séptimo norteamericano que es asesinado a tiros en Medio Oriente en poco menos de tres meses. Pouliot y el otro hombre, que fue herido en el pecho, el brazo y el muslo, eran contratistas civiles que trabajaban para el ejército de Estados Unidos.
El ataque sucedió cuando los hombres detuvieron su 4 x 4 en el semáforo de Highway 85, al norte de la capital Kuwait y a sólo cinco kilómetros de la gran base militar de Camp Doha, en un lugar donde el camino tiene árboles y arbustos a sus costados. Un investigador kuwaití dijo que uno o más atacantes abrieron fuego desde detrás de los arbustos. Un lado del vehículo estaba agujereado con más de 20 balas que se cree que eran de un rifle Kalashnikov. Los disparos, los últimos en una serie de ataques a norteamericanos con conexiones militares en Kuwait, llega en un momento embarazoso para las autoridades kuwaitíes, cuando decenas de miles de tropas de Estados Unidos y Gran Bretaña están por llegar al país, además de las 15.000 ya en el lugar.
El vocero parlamentario de Kuwait, Jassem al-Kharafi, describió los asesinatos de ayer como “un acto individual que no representa las creencias de la sociedad kuwaití. Incidentes semejantes han sucedido en el pasado y podrían ocurrir nuevamente en el futuro”, dijo en una declaración emitida por la agencia oficial de noticias.