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Cuando Bush lo disponga

“Estamos listos. Cuando el presidente lo disponga, atacaremos”, declaró el comandante de las fuerzas norteamericanas en el Golfo Pérsico, general Tommy Franks. El Pentágono ordenó el despliegue de 60.000 soldados más y es posible que en esta semana el Parlamento turco vuelva a tratar una moción del gobierno para permitir el paso de tropas norteamericanas por su territorio.

The International Herald Tribune
Antes del 11 de septiembre, la Secretaría de Defensa financió un estudio sobre los imperios de la antigüedad para descubrir cómo lograron mantener su dominio. Para horror de sus generales, Donald Rumsfeld hablaba sobre sacar a los soldados norteamericanos de Arabia Saudita y Bosnia. Pensaba que “tal vez Estados Unidos no necesitaba estos enredos para seguir en la cima”. Pero el 11 de septiembre cambió todo. La administración Bush insiste con que no está interesada en la hegemonía, incluso cuando el Pentágono se prepara para gobernar en Irak. A los Estados Unidos no les gusta ocupar. Les gusta comprar, como pasó con la ganga que pagó por Louisiana y la exagerada suma que iban a pagarle a Turquía.
(Maureen Dowd)

The New York Times
Los analistas militares sugieren que Saddam podría ceder el control del norte y del sur a los superiores norteamericanos mientras prepara un ataque final en Bagdad, o posiblemente en Tikrit, donde algunos funcionarios estadounidenses creen que podría ir cuando todo esté perdido. Si usa armas químicas podría retrasar a los estadounidenses, pero no detenerlos, porque sus fuerzas están equipadas con equipos de defensa química. Pero esto confirmaría las acusaciones de Estados Unidos de que Irak esconde armas de destrucción masiva. Lo mismo corre para el incendio de los pozos de petróleo que planea Irak, como asegura la inteligencia estadounidense.
(Michael R. Gordon)

The Nation
George W. Bush mintió cuando declaró estar preocupado por las armas de Irak. De lo contrario, la cooperación de Irak con la ONU hubiera sido una excelente noticia y obviado el apuro por la guerra. Pero la verificación de la destrucción de los misiles iraquíes por parte de los expertos de la ONU fue recibida por Washington con indiferencia. Aunque los iraquíes destruyan sus hondas, Goliat igual llevará sus tanques. La primera mentira fue que Irak ayudó a los terroristas del 11 de septiembre. No hay ninguna evidencia sobre esto. Es interesante notar que ningún líder de Al-Qaida resultó ser iraquí. El líder de la nación más poderosa mintió sobre su tarea más sagrada: no poner en peligro las vidas de su gente.
(Robert Scheer)

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