EL MUNDO › ATAQUES MULTIPLES EN MARRUECOS DEJAN 22 MUERTOS Y 60 HERIDOS

Sólo Alá podría parar esta escalada

Casablanca, capital financiera de Marruecos, fue escenario anoche de atentados múltiples que dejaron al menos 22 muertos y 60 heridos. Los ataques vienen al cabo de una semana de escalada terrorista en Arabia Saudita y Chechenia.

El nuevo desafío estalló donde menos se lo esperaba: Marruecos, una monarquía relativamente liberal para los cánones de Medio Oriente, sin conflictos internos, y alejada tanto geográfica como políticamente de los semilleros fundamentalistas de Africa Oriental, el Golfo Pérsico y el Sudeste Asiático. Al menos 22 personas murieron y unas 60 resultaron heridas como resultado de entre cuatro y siete atentados consumados durante la noche –tres con coches bomba– en el centro de Casablanca, capital financiera del país y ciudad conocida por un estilo de vida occidentalizado. Murieron 10 kamikazes. Los automóviles cargados de explosivos estallaron frente al Consulado belga y también hubo atentados con bomba frente a la Casa de España –un club social y restaurante español–, el Hotel Farah Maghreb y el Círculo de la Alianza Israelita. También se informó de bombas contra un club nocturno judío que estaba vacío en el momento de la explosión debido al Shabat, pero destruyó sus puertas, ventanas y techo. La Casa Blanca dijo que observaba atentamente la situación.
Las bombas estallaron cerca de las 10 de la noche en diferentes puntos de la ciudad. La policía y las ambulancias convergieron sobre los puntos atacados, mientras los helicópteros sobrevolaban a baja altura. “Había cuerpos mutilados desparramados por todas partes –dijo un testigo–. Estamos todos en estado de shock.” La agencia oficial Maghreb Arab Press dijo que tres personas habían sido detenidas en conexión con los acontecimientos. El año pasado, tres operativos –todos ellos sauditas– de la organización terrorista Al-Qaida de Osama bin Laden habían sido arrestados en Casablanca bajo sospecha de estar planeando atacar naves de guerra estadounidenses y británicas en el estrecho de Gibraltar y fueron sentenciados este año a 10 de prisión por sus roles en el asunto; un tercero y cuatro mujeres detenidos en la misma batida recibieron penas de un año de prisión, bajo cargos menores. Los atentados de ayer también tienen signos que apuntan a Al-Qaida: el primero, su simultaneidad operativa; el segundo, que Marruecos fue uno de los primeros países en condenar los ataques del 11 de septiembre contra Nueva York y Washington.
Pero esto no sería nada si no viniera al cabo de una semana en la que terroristas también sospechados de vinculaciones con la red de Bin Laden atacaron tres veces, en una escalada implacable. El lunes, nueve kamikazes a bordo de tres coches bomba atacaron un complejo residencial habitado por occidentales en Riad, capital de Arabia Saudita –país de origen de Osama bin Laden–, matando a 25 personas, entre ellos siete estadounidenses que trabajaban para una empresa de asesoramiento militar. Este ataque se produjo pocas horas antes de la llegada al reino del secretario de Estado norteamericano, Colin Powell. También el lunes, un camión bomba estalló en Znamenskoie, en el norte de la república independentista de Chechenia, en Rusia, matando a 41 personas frente a la sede del gobierno prorruso. Y el miércoles, un nuevo atentado estremeció a Chechenia, con un atacante suicida que produjo 14 muertos en la ciudad de Basjan-Yurt. Quizá significativamente, este segundo atentado checheno en menos de 36 horas coincidió con la presencia en suelo ruso del secretario de Estado Colin Powell. Chechenia, de población mayoritariamente musulmana, es uno de los semilleros de Al-Qaida: combatientes chechenos lucharon con singular ferocidad en las batallas de la guerra de Afganistán, en 2001.
Los ataques de ayer también se produjeron en medio de una verdadera cacofonía de alarmas terroristas en Africa Oriental, el Sudeste Asiático y Medio Oriente. Estados Unidos y Gran Bretaña proclamaron “una amenaza terrorista evidente” en siete países de Africa Oriental: Uganda, Etiopía, Kenia, Tanzania, Somalía, Eritrea y Djibouti. Kenia y Tanzania fueron los países donde Al-Qaida primero adquirió notoriedad internacional, con los ataques simultáneos de 1999 contra las embajadas en Nairobi y Dar es Salaam. A esas advertencias se unieron también ayer Australia y Nueva Zelanda, que advirtieron a sus ciudadanos que tengan mucho cuidado si se encuentran en Malasia, Tailandia, Singapur, Filipinas, Timor Oriental y Brunei.
“Ha habido un claro incremento de conversaciones en las últimas semanas”, indicó un funcionario estadounidense, en referencia a conversaciones telefónicas y correos electrónicos interceptados, e interrogatorios a sospechosos por parte de los servicios de inteligencia. Un segundo funcionario estadounidense expresó que existe “mucha preocupación por la posibilidad de que haya más ataques”. “No sé si podría caracterizarlos como ‘inminentes’ en el sentido de que puedan ocurrir en la próxima hora o día, pero hay muchas señales de que algo está siendo planeado y está por ocurrir muy pronto”, advirtió. Claramente, fue premonitorio.

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Mohammad VI, rey de Marruecos, orando hace poco en una nueva mezquita en Casablanca.
El gobierno del reino dijo ayer que los atentados llevaban “la marca del terrorismo internacional”.
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