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Si para Bush la guerra ya terminó, sus tropas en Irak no se dan cuenta

El jefe de las fuerzas estadounidenses en Irak considera que “la guerra no ha terminado”, debido a que se han multiplicado en los últimos días los ataques contra soldados de Estados Unidos, causando bajas y desconcierto.

Por Guillermo Altares *
Enviado especial a Bagdad

Seis soldados estadounidenses han muerto y nueve han resultado heridos en ataques y emboscadas en los últimos días en Irak. Este incremento de la violencia contra las tropas de ocupación fue considerado ayer por el general David McKiernan, el máximo responsable de los efectivos de la coalición, “como acciones de combate, no ataques criminales”. “La guerra no ha terminado. Se ha reducido el número de las operaciones militares, pero los choques que hemos tenido esta semana son combates”, agregó el general de tres estrellas en una rueda de prensa en Bagdad.
El último ataque tuvo lugar ayer mismo, cuando un soldado murió durante una emboscada “mientras viajaba por una de las rutas principales de suministros”, según el comunicado oficial del Estado Mayor, que no especificó el lugar preciso donde se produjo. Desde que, el 1º de mayo, el presidente George W. Bush dio por terminadas las grandes operaciones de combate en Irak, 20 soldados han muerto en accidentes o por fuego enemigo. Las medidas tomadas en el terreno de la seguridad por el administrador provisional de Irak, Paul Bremer, desde que reemplazó al general retirado Jay Garner, han mostrado su eficacia. El aumento de patrullas, los refuerzos de policías militares o la contratación de expertos han aumentado la confianza de los bagdadíes.
El general McKiernan no intentó desmerecer los incidentes, aunque señaló que la mayoría se habían producido en una zona muy localizada, sobre todo entre Ramadi y Feluga, dos ciudades situadas al oeste de Bagdad, y aseguró que se “utilizarán todos los medios militares necesarios para acabar con los bolsones de resistencia”. “Estamos contemplando todas las opciones, incluso el envío de más efectivos”, agregó el general, quien no quiso dar más precisiones sobre el tipo de operaciones previsto. En los alrededores de estas localidades, la presencia estadounidense se ha multiplicado y varios helicópteros de combate sobrevuelan la zona de forma constante. En cuanto a los presuntos autores de los ataques, el general señaló que “estaban siendo investigados”, para luego agregar que se trataba “de personas fieles al antiguo régimen”.
Entre la población iraquí, las cosas se ven de forma muy diferente. Ramadi y Feluga son dos zonas tribales, muy conservadoras y de mayoría sunnita. Según los estadounidenses, allí se refugiaron fedayines, tropas irregulares de Saddam Hussein, y miembros del partido Baas, que llevan a cabo acciones de guerrilla contra EE.UU. “Se trata de ataques coordinados de elementos baasistas, pero sólo a nivel local”, dijo McKiernan. Muchos iraquíes, en cambio, aseguran que en Ramadi y Feluga hubo enfrentamientos de los líderes tribales con soldados iraquíes en tiempos de Saddam y ahora se están reproduciendo con las tropas norteamericanas. De hecho, en Feluga se produjeron gravísimos choques entre soldados de EE.UU. y manifestantes a principios de abril, que se saldaron con la muerte de 18 civiles.

* De El País de Madrid, especial para Página/12.

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Un soldado norteamericano en Bagdad le señala a un iraquí el camino al que debe dirigirse por control.
 
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