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ASI LO VEN

En el país de no lo encuentro

Las fuerzas ocupantes de Irak todavía no han hallado las armas de destrucción masiva. Tampoco han logrado estabilizar los focos de resistencia. Esta semana, EE.UU. lanzó varias operaciones militares –que continúan– contra partidarios del caído régimen de Saddam Hussein, causando decenas de muertos. Y Saddam no aparece.

Mercury News Editorial

¿Dónde están exactamente las armas biológicas y químicas que Irak acumuló para usar contra las fuerzas vecinas y estadounidenses? ¿Dónde están los vínculos entre Saddam Hussein y Osama bin Laden? Esos eran los argumentos que el presidente Bush citó para justificar la guerra contra Irak. Los norteamericanos están esperando las evidencias. Solamente han habido pistas y pruebas escasas. Hubo otras razones para deshacerse del endemoniado régimen de Saddam. Pero la confianza en el presidente y la integridad de la nación han recibido un llamado de atención a causa de las amenazas de las que habló Bush. Los estadounidenses no quieren aprender que fueron manipulados. Y los líderes mundiales que acompañaron nuestra alianza tampoco desean descubrir que fueron engañados.
(Editorial)

Libération

Era uno de los cuarteles más grandes del país. El campo Rachid, al sur de Bagdad, donde sólo subsisten los muros sobre cuatro kilómetros de largo y dos de ancho. El muro corre a la largo de la ruta que lleva al centro nuclear de Al Tuwaitha, donde los inspectores de la Agencia internacional de energía atómica efectúan, durante dos semanas, una misión de inspección. Minas y municiones cubren el suelo. Un hombre con una niña en brazos está a la salida del campo. Los niños sufren deshidratación, bronquitis y raquitismo. Detrás de ellos, un gran retrato de Saddam, algo raro hoy en Irak, está tirado sobre un lado. Como una efigie grotesca entre las ruinas de su ejército derrotado.
(Jacky Durand)

Washington Post

La incapacidad de hallar las armas de destrucción masiva representa un problema, ya que significa que pueden caer en las manos equivocadas. Si Hussein no tenía armas químicas, ¿por qué las fuerzas angloamericanas encuentran miles de máscaras antigás y jeringas en los bunkers del ejército iraquí? Y, ¿todo el mundo cree que el secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, y el general Tommy Franks ordenaron a los soldados a las afueras de Bagdad soportar los trajes especiales para armas químicas ante un calor sofocante –que implica un riesgo frente al combate convencional, que hace peligrar sus vidas– para mantener la charada?
(Charles Krauthammer)

El “gran Satán” está al acecho

Por cinco noches consecutivas miles de manifestantes salieron a protestar contra el régimen islámico, y su presidente reformista, Mohammed Jatami. El presidente de EE.UU, George W. Bush, tiene en su mira a Irán, país al que definió como parte del “eje del mal”. Irán acusa al “gran Satán” (EE.UU.) de alimentar la propaganda anti-iraní.

The New York Times

La dictadura islámica en Irán, impopular y fracasada económicamente, ahora enfrenta serios desafíos desde direcciones diversas. Los estudiantes cuestionan su legitimidad en las calles. Los políticos reformistas buscan ampliar sus poderes en la elección del Parlamento. Washington, ahora una fuerza militar en la región, con tropas en las vecinas Afganistán e Irak, le exige a Teherán un final al desarrollo de armas nucleares y al apoyo al terrorismo. Previsiblemente, los clérigos conservadores que ejercen el poder real en Irán están tratando de culpar de todos sus problemas al satán norteamericano. En Irán no se trata de la maquinación de Washington, sino el descontento del pueblo iraní, especialmente los jóvenes y estudiantes.
(Editorial)

The Iranian

Renunciar o no es la pregunta que acosa a los reformistas. El aislamiento regional e internacional de Irán y la extrema proximidad al centro operativo del gran Satán han doblado las apuestas. El reformismo ha advertido que una semblanza de legitimidad es el único profiláctico contra la intervención de Estados Unidos. Y aun así, los de línea dura siguen tratando las amenazas de renuncia como si fuera una cosa de cobardes. Parecen desafiar a los reformistas sin que importe la “ocuración” (ocupación + liberación) norteamericana. No hay duda de que la línea dura apuesta fuerte; las incesantes olas de revancha derechista que han azotado el barquito de la reforma durante los últimos cinco años están reagrupándose una vez más como una ráfaga de nueva agresión de parte de los terroristas del Hezbollah.
(Ahmad Sadri)

The Washington Times

Con la caída de Saddam Hussein, ningún régimen en Medio Oriente representa una amenaza al mapa de ruta para la paz entre israelíes y palestinos como el de Irán. Desde la caída del sha en 1979, largo tiempo aliado de EE.UU., y su sustitución con la teocracia chiíta liderada por el ayatola Jomeini, Irán ha sido incorregiblemente hostil con Estados Unidos e Israel. Durante la pasada década Irán ha venido gastando decenas de millones de dólares por año subsidiando a los grupos terroristas, entre ellos Hamas, Jihad islámica palestina y Hezbollah. Si existe un rayo de esperanza en la historia, es el hecho de que un número creciente de iraníes quiere liberarse de las normas opresivas de los molás, que son los que más apoyan a los terroristas.
(Editorial)

Rescatando la Hoja de Ruta

La escalada de violencia entre israelíes palestinos esta semana amenazó el curso de la Hoja de Ruta –el plan de paz– a una semana de celebrada la cumbre en Aqaba. Un ataque suicida causó 16 muertes israelíes al día siguiente que las fuerzas de Israel hirierana uno de los jefes de Hamas. Ahora Israel está considerando el repliegue parcial de Gaza.

Haaretz

La semana que siguió a la cumbre de Aqaba estuvo atestada de sangre y decepción. La esperanza sobre un nuevo comienzo no se materializó. Los ataques palestinos contra los soldados en Gaza y Hebrón, y contra los civiles en Jerusalén, muestran que el liderazgo de Hamas, la Jihad Islámica y Tanzim, entre otras organizaciones, no se ponen frenos todavía para detener el terrorismo y darle al gobierno de Mahmud Abbas (Abu Mazen) la chance de avanzar en lo diplomático. La mala decisión de Ariel Sharon de atacar al líder de Hamas, Abdel Aziz al Rantisi, contribuyó a la escalada.
(Editorial)

The Palestine Chronicle

Sharon trató de asesinar al líder del Hamas en Gaza, Abdul Aziz al Rantisi, quien sobrevivió, pero su mujer e hijita fueron muertas y otras personas heridas. El mismo día 10 de junio, diez palestinos fueron asesinados en manos del ejército israelí a través de Cisjordania y Gaza, el día que ahora los palestinos llaman “martes negro”. Hamas clamó venganza y deliberadamente mató a 16 israelíes en un atentado explosivo en Jerusalén al día siguiente. Israel, ahora reconocida por la prensa como la agredida, en lugar de como la agresora, respondió matando a dos líderes de primera línea de Hamas en Gaza y alrededor de ocho más, a la vez hiriendo a decenas. Es precisamente la fase primera para acabar con la Hoja de Ruta.
(Ramzy Baroud)

The Guardian

La confrontación muestra que debe haber un entendimiento entre Israel y el ala más extrema del movimiento palestino, así como uno entre Israel y Fatah (la organización política de Arafat), o debería haber acuerdo entre los tres, si se quiere avanzar en el proceso de paz. La posición del gobierno de Sharon ha sido esencialmente que el nuevo premier palestino, Mahmud Abbas –también conocido como Abu Mazen– desarme el Hamas y la Jihad islámica tan pronto como le sea posible, y hasta que pueda hacerlo, Israel hará el trabajo por él. Esa línea familiar fue escuchada una y otra vez de boca de los voceros israelíes justificando la decisión de tratar de matar a uno de los jefes de Hamas, Abdel Aziz al Rantisi. Lo que lo hace poco convincente es que la Hoja de Ruta no es el Acuerdo de Oslo y Abbas no es el Arafat de años atrás. Pero Abbas ha dejado claro que no hará de policía de las organizaciones extremistas.
(Martin Woollacott)

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