EL MUNDO › MUEREN TRES SOLDADOS DE EE.UU EN UN ATAQUE CONTRA UN CONVOY

La vendetta por la muerte de los Hussein

Por R. L. *
Desde Bagdad

Tres soldados estadounidenses resultaron muertos en la madrugada de ayer en Irak. Su convoy fue atacado con granadas anticarro y fuego de fusil cerca de Qayara, una aldea al sur de Mosul. Pertenecían a la 101ª División Aerotransportada, la que participó el martes en el asalto a la vivienda donde se escondían Uday y Qusay. Todo indica que es una venganza por la muerte de los hijos de Saddam. Son cinco los militares norteamericanos fallecidos en 24 horas; 11 en la última semana y 44 desde que el presidente George W. Bush, declarara el 1 de mayo el fin de las hostilidades. Hubo dos iraquíes que murieron en Bagdad por los disparos de las fuerzas ocupantes, según testigos.
Este incremento de las acciones armadas contradice el optimismo público del general Ricardo Sánchez, jefe de las fuerzas de Estados Unidos en Irak. Muchos en Bagdad creen que Uday y Qusay tenían escasa influencia en la dirección de la resistencia, pues se encontraban escondidos en el norte del país y sin posibilidades de comunicación por temor a ser descubiertos.
Al parecer las células actúan de manera independiente entre sí, sin una dirección única. Unas están compuestas por miembros de los aparatos de seguridad del antiguo régimen; otras, por radicales contrarios a EE.UU. que han decidido combatir sin tener relación alguna con Saddam. Las tropas estadounidenses que escudriñaban ayer la zona del ataque cerca de Mosul hallaron las armas utilizadas, pero ningún rastro de los individuos que las emplearon pese a registrar casa por casa. Muchos creen que los rebeldes cuentan con apoyos entre la población civil.
Resulta revelador que el ataque de ayer, ocurrido a las 2.30 de la madrugada, tuviera lugar cerca de Mosul, tercera ciudad en importancia de Irak y donde perdieron la vida los hijos Hussein, y que los soldados fallecidos pertenecieran a la unidad que mató a los hijos de Saddam. El informante fue un kurdo. La televisión Al Arabiya emitió ayer un video en el que se ve a un grupo de enmascarados exhibiendo fusiles Kaláshnikov y lanzagranadas PRG-7, como los utilizados en el ataque de Qayara. “Haremos que se arrepientan de lo que han hecho a Uday y Qusay”, aseguró uno de ellos. Otro amenazó con acciones dentro y fuera de Irak contra Estados Unidos y el Reino Unido.
Mosul es una ciudad situada a 400 kilómetros al norte de Bagdad, petrolera y multiétnica, habitada por árabes, kurdos, turcomanos y cristianos, y en la que no se habían producido atentados graves contra las fuerzas estadounidenses, concentradas hasta el martes en el llamado arco de resistencia, que forman la capital, Tikrit y Ramadi. La incorporación de Mosul a la lista de lugares peligrosos es una mala noticia para los norteamericanos.
La tensión crece por días; también en Bagdad, donde anida un fuerte resentimiento contra las fuerzas ocupantes. Las tropas estadounidenses se encontraban ayer en alerta en previsión de atentados. En el céntrico barrio de Bab al Shij, una patrulla estableció un control rutinario junto a la mezquita de Abdulkadir, una de las más antiguas de la ciudad. A las 7.30 dispararon desde la ametralladora de su carro de combate contra un vehículo civil, que al parecer no obedeció a la orden de detenerse. “Yo vi lo que pasó”, asegura Sarim al Nami, quien declara 60 años. “Estaban buscando a Saddam y dispararon contra dos personas que iban en un coche, una de ellas era un anciano. El automóvil comenzó a arder y ellos no hicieron nada por apagarlo. No hallaron armas ni nada parecido. Los cuerpos se los han llevado al hospital de Al Kindi, pero sólo quedaban los huesos”. Alrededor de Sarim se arremolina una multitud vociferante que jura venganza.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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