EL MUNDO › ESTALLO UNA NUEVA CRISIS INTERNA ENTRE LOS PALESTINOS

Arafat ya no confía más en Alá

Por Ferrán Sales *
Desde Ramalá

Ahmed reia –Abu Alá– presentó ayer su dimisión como primer ministro ante la negativa del presidente Yasser Arafat de ceder al nuevo gabinete el control de las fuerzas de seguridad para poder poner así fin al caos en los territorios y pactar un alto el fuego. Aunque la renuncia no estaba aceptada oficialmente –y Arafat dijo que mantenía su confianza en Alá–, ha abierto por sí sola una crisis constitucional sin precedentes en el seno de la Autoridad Palestina, en un momento especialmente grave para la historia de su lucha por la independencia y mientras se disparan los rumores sobre la salud del anciano presidente.
Ahmed reia, de 70 años, ex presidente del Parlamento y designado hace dos días nuevo primer ministro, anunció verbalmente a su amigo Arafat la decisión de dimitir de su cargo ante la negativa del presidente de traspasar el control de las 13 fuerzas de seguridad, incluidos los servicios de información, al nuevo ministro del Interior, el general mayor Nasser Yussef. La discusión entre reia y Arafat en una sala del cuartel general de Ramalá subió de tono, y acabó con un portazo, cuando el premier consideró inaceptable la sugerencia del presidente, que planteó como única solución para resolver la crisis prescindir de los servicios del nuevo ministro del Interior Nasser Yussef y buscar un nuevo candidato aparentemente más dócil y dispuesto a compartir con él control de las fuerzas de seguridad. El incidente no hizo más que reproducir una antigua discusión que a mediados del mes pasado enfrentó por este mismo motivo al general Yussef con Arafat. Aquella discusión acabó con un exabrupto del militar que acusó al presidente de ser el “peor líder de la historia de la lucha palestina”, recibiendo como respuesta un salivazo en la cara.
La dimisión verbal del primer ministro ha creado una confusa situación en el seno de la Autoridad Palestina, donde se desmentía la dimisión de reia, aunque se reconocían serías discrepancias sobre el control de las fuerzas policiales. Se repite ahora el mismo escenario planteado a principios de septiembre cuando el anterior premier, Mahmud Abbas, se vio obligado a dimitir por las mimas razones, poniendo así fin a un mandato para el que había sido designado 100 días atrás.
El conflicto entre Arafat y reia provocó el aplazamiento sine die de la reunión prevista del Consejo Legislativo en la Mukata, en la que los diputados debían dar un voto de confianza al nuevo gabinete de urgencia y respaldar asimismo el programa de gobierno, donde se iba a presentar como objetivo acabar con la Intifada y negociar una tregua con Israel. Tras una espera de una hora un portavoz de la presidencia comunicó la situación a los parlamentarios que se encontraban en la sala esperando, desconvocó la sesión y añadió que esta había quedado aplazada de manera indefinida.
A la pelea por el control de las fuerzas de seguridad se le añade un conflicto de orden jurídico, suscitado en los pasillos por algunos diputados, quienes consideran “ilegítimas” e “inconstitucionales” las medidas excepcionales adoptadas por Arafat hace dos días al proclamar el Estado de Excepción, incluido el establecimiento de un gobierno de urgencia, con sólo ocho ministros, prácticamente la totalidad miembros del partido gubernamental Al Fatah. En opinión de la mayoría de diputados esta decisión de Arafat, adoptada con la excusa del atentado suicida perpetrado en Haifa, equivale a un “golpe de Estado” interno y pone en evidencia su talante “escasamente democrático”.
Haciéndose eco de las crecientes versiones sobre la salud de Arafat, el semanario Time afirmó en su edición electrónica de ayer que el líder palestino sufre de cáncer de estómago. El diario británico The Guardian publicó esta semana que Arafat tuvo un leve ataque al corazón. Ayer por la tarde, mientras la diplomacia internacional hacía lo imposible para convencer a los dos protagonistas del conflicto para que llegaran a un acuerdo, una palestina de 18 años, Ahmed Safadi, vecina de la aldea de Oref, al sur de Nablus, se suicidaba con una carga explosiva en una oficina militar de Tulkarem, provocando heridas en dos soldados y en un palestino. Esta es la séptima mujer que se suicida desde que se inició la Intifada. La última en hacerlo fue una abogada de Jenin, de 29 años, quien se inmoló en un restaurante de Haifa el pasado sábado, provocando 19 muertos y mas de medio centenar de heridos.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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