EL MUNDO › ATENAS Y LOS ACREEDORES DISCUTIERON EL NUEVO PLAN GRIEGO EN LA VíSPERA DE LA CUMBRE EXTRAORDINARIA DE LA EUROZONA

Grecia y Europa, más cerca de un acuerdo

Según varias fuentes europeas, la última receta presentada por Alexis Tsipras podría evitar la salida de Grecia del euro, el default, la estampida bancaria en Atenas y una crisis política global en la Unión Europea.

 Por Eduardo Febbro

Página/12 En Francia

Desde París

¿Afuera o adentro? La prensa europea se desgarró durante tres días en torno de esta pregunta: luego de los sucesivos fracasos de las negociaciones entre Grecia y el trío nocivo de la troika (Fondo Monetario Internacional, Unión Europea y Banco Central Europeo) editoriales, títulos y análisis repitieron hasta el hartazgo los mismos interrogantes: ¿Grecia saldría del euro?, ¿Atenas seguiría los pasos de la Argentina con, esta vez, un default en pleno corazón de Occidente? En vísperas de la cumbre extraordinaria de los países de la Eurozona que se celebra hoy, parece haber sobre la mesa un enésimo plan capaz de evitar la inacabable galería de expresiones escatológicas con las cuales los medios y los dirigentes políticos calificaron la situación: drama, desastre, hecatombe, salto al vacío, explosión, quiebra, crisis del siglo, desolador, terrible, etc., etc. En un editorial de su edición del fin de semana, el vespertino Le Monde admitía que “no se sabe qué dinámica política podría permitir un acuerdo”. Aunque todavía imprecisos, los contornos del posible acuerdo se pactaron el fin de semana en el curso de conversaciones telefónicas entre el primer ministro griego, Alexis Tsipras, el presidente francés, François Hollande, la canciller alemana Angela Merkel y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker (ex primer ministro de Luxemburgo y eximio paladín de los paraísos fiscales y la evasión fiscal organizada). Según varias fuentes europeas, la última receta presentada por Alexis Tsipras podría evitar la salida de Grecia del euro, el default, la estampida bancaria en Atenas y una crisis política global en la Unión Europea.

La declaración más positiva la formuló el presidente del Consejo Italiano, Matteo Renzi, durante una conferencia de prensa conjunta con el jefe del Estado francés. Renzi aseguró que “todas las condiciones están reunidas para un acuerdo ganador”. A su vez, François Hollande admitió que la reunión de eurogrupo prevista para hoy debería llevar a “una conclusión positiva”. La guerra semántica es total entre Grecia y sus socios de la UE y el FMI. Mientras banqueros, economistas y políticos de Europa hablan de “sacrificios”, “recortes” y “ajustes” inevitables en Grecia, el gabinete de Tsipras evoca la existencia de un “acuerdo de beneficio mutuo” y “definitivo”. Toda la escenografía europea parece estar perfectamente montada a fin de anunciar un acuerdo al filo de la navaja. Sin embargo, los guionistas de esta negociación han cambiado más de una vez el final, sea el feliz o el catastrófico.

Según informaciones filtradas anoche en varias capitales del Viejo Continente, las nuevas medidas giran en torno de un aumento de la recaudación fiscal griega mediante dos fórmulas: un incremento del IVA que podría aportarle al Estado 1400 millones de euros suplementarios y un alza de los impuestos de las empresas cuyos beneficios superen el medio millón de euros. Atenas habría propuesto también reducir fuertemente sus gastos militares y retocar un poco el sistema de pensiones. Estas medidas bastarían para cubrir el diferencial de 2000 millones de euros que bloquea la firma de un pacto desde hace diez días. Pero es sólo un paso dentro de una larga estrategia. El gobierno griego apuesta también por que el eurogrupo defina este lunes un calendario preciso para la renegociación de la deuda pública.

El margen de maniobra para evitar un default es estrecho. De aquí al 30 de junio Atenas tiene que reembolsar 1500 millones de euros al Fondo Monetario Internacional y, al mismo tiempo, recibir más de 7 mil millones de euros correspondiente a una nueva entrega del préstamo concedido por sus verdugos. Grecia resiste, y de qué manera. Europa entera, las famosas “entidades financieras internacionales”, los bancos europeos y griegos, los gobiernos y todos los agentes mediáticos a sueldo del liberalismo chantajista sometieron al gobierno de Tsipras a una presión sin fin. Atenas no cedió a los dictados de la Troika de sus nada solidarios socios de la Unión Europea. Ni siquiera modificó su posición cuando, la semana pasada, se esfumaron del país 4000 millones de euros. Y son los mismos bancos que reclaman el pago de la deuda los que organizan la fuga de capitales. Grecia está en todo caso al borde del control de capitales, un esquema totalmente contrario al principio fundador de la zona euro, o sea, la libre circulación de capitales.

Si todo se derrumba y no hay acuerdo se produciría una situación similar a la de Chipre. En 2013, en pleno marasmo, Chipre decretó un control de los capitales a fin de impedir el temible “bank run”, es decir, retiro masivo de depósitos y fuga de dinero. La situación griega es un espejo de la otra. Chipre, a cambio de un préstamo de 10 mil millones de euros, debía implementar una serie de medidas impuestas por la misa troica (FMI, Comisión Europea y Banco Central Europeo) que ha buscado por todos los medios poner de rodillas al gobierno de Syriza.

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Las bases del posible acuerdo se pactaron en el curso de las conversaciones entre Tsipras y los líderes europeos.
 
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