EL MUNDO › COMO ESTADOS UNIDOS AYUDO AL HOMBRE CAPTURADO

Los “cooperadores” del tirano

Por Ernesto Ekaizer*

Saddam Hussein entregó en diciembre de 2002 un informe de 12.000 páginas a los inspectores de Naciones Unidas sobre las armas de destrucción masiva. A iniciativa de la Administración Bush, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas mantuvo en secreto 8000 páginas. ¿Qué había en ellas? Allí se nombraba a las empresas norteamericanas, británicas, francesas, alemanas, rusas y chinas que habían vendido armas y tecnología para fabricar armas de destrucción masiva a Irak durante los años ‘80.
En derecho penal existe la figura del cooperador necesario, quien juega un papel decisivo en la ayuda para materializar un delito. Y los citados países tenían conocimiento en aquellos años que Saddam gaseaba, como ahora se afirma, a su propia población. Y no sólo eso. En 1979, por ejemplo, el Departamento de Estado norteamericano incluyó a Irak en la lista de Estados que patrocinaban el terrorismo.
Pero la consideración de Saddam en EE.UU. varió poco después de la caída del sha de Irán. Durante el verano de 1980, por ejemplo, unos 5000 kurdos iraquíes fueron arrestados. Son los desaparecidos de la dictadura de Saddam. Sin embargo, la Administración Reagan no vio en ello un obstáculo para prestar asistencia técnica y de inteligencia a Saddam Hussein contra Irán. Así, el Departamento de Estado decidió quitar a Irak de la lista de naciones canallas, promotoras del terrorismo.
A partir de octubre de 1983 Irak utilizó en la guerra contra Irán unas 100.000 municiones en las que se detectaron contenidos de gas mostaza y gas nervioso. En noviembre de dicho año, el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, sabía de primera mano que el ejército iraquí usaba armas químicas de forma casi diaria.
Con todo, la apuesta de EE.UU. por Saddam tenía un carácter estratégico. El 19 de diciembre de 1983, el presidente Ronald Reagan envió a Donald Rumsfeld para analizar con Saddam la situación de la región. ¿Cuál es la versión de Rumsfeld sobre dicho encuentro en Bagdad con Saddam? El 21 de septiembre de 2002, Rumsfeld, preguntado por la CNN, explicó: “De hecho, lo previne sobre el uso de las armas químicas y discutimos muchas otras cosas”. El acta de la entrevista, desclasificada, no contiene ninguna mención a las armas químicas, aunque Rumsfeld sí habló del asunto con el ministro Tarek Aziz durante su estancia en Bagdad.
Clyde Prestowitz, ex funcionario de la administración Reagan, da cuenta de que en mayo de 1986 Estados Unidos envió al Ministerio de Educación de Irak cultivos de bacterias de ántrax y botulismo. “El mismo Donald Rumsfeld, que tan solícitamente preguntó a Saddam en 1983 qué más podía hacer EE.UU. por él, urgió un ataque unilateral para quitarse de encima a Saddam lo más rápido posible”, señala Prestowitz.
En 1988 tuvo lugar la masacre de Halabja. El pueblo kurdo, próximo a la frontera con Irán, cayó en marzo de 1988 bajo control de las tropas iraníes y kurdas. Saddam, presuntamente, ordenó a la aviación iraquí atacar con bombas de gas venenoso, lo que provocó entre 3200 y 5000 muertes de civiles. Washington no hizo la menor crítica y llegó a insinuar que era obra de Irán. Poco después, en agosto de 1988, Saddam, en plena tregua con Teherán, volvió a usar agentes químicos contra los kurdos. La ONU investigó. Ni George Shultz ni el ministro británico Geoffrey Howe advirtieron evidencias “concluyentes” contra el uso de armas químicas por parte de Irak.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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