EL MUNDO › EL PRESIDENTE INTERINO DE BRASIL PIERDE IMAGEN Y VOTOS PARA AVANZAR CON EL IMPEACHMENT

Los escándalos hunden más a Temer

El mandatario interino recibió a varios legisladores con los que analizó la tambaleante coyuntura. Según trascendió, uno de los temas conversados fue el riesgo de que se conozcan más audios que salpiquen a miembros de su gabinete.

 Por Darío Pignotti

Página/12 En Brasil

Desde Brasilia

El senador Lindbergh Farias preguntó en el recinto legislativo casi vacío “¿por qué, pasadas casi tres semanas desde que comenzó el gobierno golpista de Temer no se hizo ninguna encuesta?”. La respuesta vino del propio legislador del Partido de los Trabajadores (PT), “tal vez no las hicieron, y si las tienen no las publicaron, porque saben que Temer medirá muy mal y la presidenta Dilma está teniendo una mejora importante en su aprobación”.

A pesar del mes sabático decretado por las encuestadoras sumado al oficialismo sin grietas de los medios convencionales, la imagen de Michel Temer seguramente continúa por el piso, con el uno o dos por ciento de aprobación, como se encontraba poco antes de llegar al gobierno. Si es que no está más abajo del piso, dado que en los 20 días lo más destacado de su gestión son los escándalos, en promedio de casi uno por semana.

El de este lunes lo protagonizó el ahora ex ministro de Transparencia Fabiano Silveira quien renunció al cargo horas después de que se divulgara una grabación en la que formuló algunos consejos sobre cómo eludir las investigaciones por corrupción contra Petrobras.

Esa cinta fue registrada por el nuevo “hombre bomba” de la política brasileña, Sergio Machado, un ex senador del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), cuyo presidente es Temer.

En los últimos meses Machado se dedicó a esconder micrófonos debajo de sus corbatas para grabar las confesiones de sus conmilitones del PMDB y así salvarse de una larga pena por corrupción.

En su condición de “delator premiado” traicionó a sus correligionarios pemedebistas Fabiano Silveira, el presidente del Senado, Renán Calheiros, el ex presidente de la república, José Sarney, y Romero Jucá, que el lunes 23 debió dejar el Ministerio de Planificación luego de que se publicaron sus confesiones sobre los motivos del golpe.

Mano derecha de Temer, Romero Jucá protagonizó el primer escándalo de la actual administración cuando dijo, y fue grabado, que había que deponer a Dilma para interrumpir la “sangría” política causada por las investigaciones sobre las estafas en la petrolera estatal.

Ayer el presidente interino recibió a varios legisladores con los que analizó la tambaleante coyuntura política. Según trascendió, uno de los temas conversados fue el riesgo de que se conozcan más audios de Machado capaces de causar daños irreparables.

Romario

Esta semana el senado define el cronograma del impeachment contra la presidenta Dilma en el que la oposición necesitará 54 votos, es decir, tres quintos de la Cámara, para que sea condenada y separada de su cargo definitivamente además de perder sus derechos políticos por ocho años.

La apertura del proceso fue apoyada por 55 legisladores, una cifra que puede ser modificada “a nuestro favor” porque existen cada vez más pruebas sobre los “reales motivos del golpe” dijo el defensor de Dilma, José Eduardo Cardozo, entrevistado por este diario.

El ex ministro de Justicia Cardozo anticipó que en su alegato anexará las grabaciones en que miembros del gobierno reconocen que voltearon a Rousseff para garantizar su impunidad ante la Justicia.

En principio el optimismo de Cardozo suena excesivo.

No obstante lo cual los sucesivos escándalos han dado lugar a vacilaciones de senadores que apoyaron la apertura del proceso y en los últimos días admitieron que pueden cambiar su voto y exculpar a Dilma.

Uno de los que expresaron dudas y no descartaron cambiar de posición fue Cristovam Buarque, un ex miembro del PT y firme opositor al gobierno de Dilma.

Otro es el ex crack de la selección brasileña Romario, cuya performance legislativa es zigzagueante, cuando no oportunista. No se puede descartar que tanto Romario como Buarque y otros senadores que en su momento apoyaron el impeachment, opten por votar a favor de Dilma si constatan que Temer no logra hacer pie en el Planalto.

Diplomacia

En el campo diplomático los primeros veinte días de Temer arrojan pocas victorias de peso. Su canciller José Serra está de gira por Europa donde, por lo pronto, no recogió ningún respaldo de envergadura y sí cuestionamientos al gobierno de excepción.

Un grupo de 34 eurodiputados, liderados por el español Xavier Benito, publicaron un documento demandando la suspensión de las conversaciones para un área de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur mientras no se haya normalizado el cuadro institucional brasileño. Para la firma de un acuerdo es importante que todos los países “tengan la máxima legitimidad democrática, la que dan las urnas. . . y el mandato de Dilma Rousseff sólo puede ser reemplazado por el único método aceptable que son las elecciones”, aseveran los diputados europeos.

En París, el canciller de Temer mantuvo una conversación con el secretario general de Unasur, Ernesto Samper, quien más allá de la “cordialidad” del encuentro reiteró su opinión sobre el golpe. “Mantenemos nuestra preocupación (. . . ) y esperamos que se garanticen el derecho de defensa (de Dilma) y el estado democrático de derecho”.

Algunos países latinoamericanos, como Cuba y Venezuela, denunciaron el golpe y otros han guardado un silencio del que se infieren reservas hacia los ocupantes del Palacio del Planalto.

Similar posición, aunque más cautelosa, adoptaron Rusia y China, las dos potencias del grupo emergente Brics que advierten el cambio de rumbo estratégico y el reemplazo de la diplomacia preferencial por el Eje Sur-Sur por una agenda que priorizará los vínculos con Estados Unidos y la revisión del Mercosur.

No se sumó a esos cuestionamientos el gobierno de Estados Unidos , que ha demostrado su respaldo a la administración interina a través de una serie de declaraciones de la Casa Blanca, el Departamento de Estado y su representación ante la OEA.

A lo que se sumó el nombramiento como nuevo embajador Peter Michael McKinley, un diplomático con peso propio en el servicio exterior de su país, y la anunciada visita a Brasilia de Mari Carmen Aponte, la responsable para América Latina del Departamento de Estado. Si esa visita se confirma, Temer tendrá su primera foto.

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En el campo diplomático los primeros veinte días de Temer arrojan pocas victorias de peso.
 
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