EL MUNDO › HOY EMPIEZA LA CUMBRE ECONOMICA MUNDIAL EN GEORGIA, EE.UU.

La resolución de la ONU y el G-8

En coincidencia con el comienzo de la cumbre del G-8 en Sea Island –en la que Irak y Medio Oriente serán temas preponderantes–, Estados Unidos y Gran Bretaña apuran la votación de la resolución para Irak en el Consejo de Seguridad de la ONU.

En la conferencia de prensa previa al inicio de la cumbre del G-8 que comienza hoy en Sea Island, en el estado de Georgia, Condoleezza Rice, consejera de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, se mostró optimista y estimó que “es un poco difícil decir con precisión cuándo se votará (la resolución para Irak), pero parece que podría ocurrir en los próximos dos días”. El punto álgido de la versión británico-norteamericana del proyecto –revisada por cuarta vez en dos semanas– consistía en no contemplar inicialmente el pedido francés de que se diera al gobierno iraquí el derecho a veto sobre las operaciones de la fuerza multinacional ocupante. Al cierre de esta edición, nuevas negociaciones en la reunión del Consejo de Seguridad, anoche, mostraban la posible concesión de un veto virtual al gobierno interino.
Los dirigentes de las democracias más industrializadas agrupadas en el G-8 –Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Italia, Alemania, Canadá, Japón, más Rusia (incorporada en 1998)– llegarán hoy al estado de Georgia, en el sureste, donde la conferencia de dos días será inaugurada con una cena.
La cumbre del G-8 estará dominada por las divergencias ante la situación de Irak y una coyuntura adversa por el alto precio del petróleo. El presidente Bush expresó su deseo de que el G-8 se comprometa a apoyar la democratización de los países de Medio Oriente. Estados Unidos y Gran Bretaña están presionando al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para pasar una nueva resolución que habilite la transferencia de soberanía en Irak a un gobierno interino el 30 de junio. Esta medida coincide con la apertura de la cumbre del G-8; obtener la resolución de las Naciones Unidas sobre la transferencia de soberanía a un gobierno interino en Irak demostraría que las divergencias sobre el futuro de este país, que resultó en un empeoramiento de las relaciones transatlánticas, están resueltas.
La guerra contra el régimen de Saddam Hussein había dividido el pasado año al G-8 en dos bloques de mismo peso: Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia y Japón apoyaron el ataque y enviaron tropas al país árabe; Francia, Alemania, Canadá y Rusia lo rechazaron.
Irak no será el único tema sobre el Medio Oriente en las discusiones. Egipto y Arabia Saudita, dos aliados principales de Estados Unidos, rechazaron unirse a otros líderes regionales, incluyendo al rey Abdullah de Jordania. La agenda de los líderes del G-8 tratará la región de Africa y el Medio Oriente, y versará sobre la proliferación de armas de destrucción masiva, los altos precios de petróleo y la prórroga de la condonación de la deuda de los países pobres. Si bien los representantes de Afganistán, Argelia, Bahrein, Jordania, Turquía y Yemen aceptaron la invitación de Estados Unidos a la cumbre, otros aliados de Washington, como Arabia Saudita, Marruecos y Túnez, prefirieron no acudir a la cita. Emulando a Chirac, que el pasado año invitó al G-8 a varios dirigentes de los países en desarrollo, Bush también solicitó la presencia de países africanos, como Ghana, Nigeria, Senegal, Sudáfrica y Uganda.
Cuatro de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad con derecho a veto forman parte del G-8 (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Rusia). China será la única ausente en Sea Island, al no formar parte del selecto club de los países más industrializados. El texto de la resolución es crucial para la estrategia de la Casa Blanca de mostrarse dispuesta a ceder el control de Irak, y el optimismo de que será adoptada proviene del intercambio de cartas del fin de semana, en las que se delineaban las medidas para que el nuevo gobierno pudiera supervisar las operaciones militares de la fuerza multinacional liderada por Estados Unidos. Sin embargo, hasta anoche había riesgos de cortocircuito en Nueva York, ya que Francia, con el respaldo de Chile y Argelia, insistía en que se le diera a Irak la posibilidad de vetar cualquier ofensiva a gran escala de fuerzas extranjeras, lo que no estaría contemplado en el último borrador de la resolución. La idea era fuertemente resistida por Londres y Washington, y pocos diplomáticos esperaban que Francia lograra su meta.
Gran Bretaña y Estados Unidos proponían adjuntar las cartas a la resolución, lo que consideraban suficiente para satisfacer las demandas de los miembros del Consejo. Al respecto, Colin Powell, secretario de Estado norteamericano, precisó: “Estamos examinando las sugerencias de los franceses y las de las otras delegaciones, pero el lenguaje de la resolución debe ser absolutamente consistente”. En tanto, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, pidió ayer al Consejo de Seguridad que la próxima resolución que adopte sobre Irak defina claramente el papel futuro de la organización en el país y que se dé al personal medios para cumplirlo.

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Miembros del Consejo de Seguridad de la ONU hicieron un minuto de silencio en honor a Ronald Reagan.
 
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