EL MUNDO › LAS HIJAS DE GEORGE W. BUSH EN CAMPAÑA POR SU PAPA

Irrumpen las mellizas de oro

Por David Usborne*
Desde Nueva York

Ahora estamos seguros: las hijas gemelas de George y Laura Bush son “unas niñas muy malas”. Y esto proviene no de sus padres sino de su abuelo, ex presidente George H. W. Bush. Siempre es lo mejor sacar a relucir los vergonzosos secretos familiares antes de que una campaña política verdaderamente tome temperatura. Por eso, a sólo cuatro meses de la elección presidencial norteamericana, tenemos ahora un anuncio de página doble sobre Jenna y Barbara Bush, ambas de 22 años y recién graduadas universitarias, en la tirada de la Vogue de agosto. Sin embargo, esto no es periodismo malintencionado. Hay halagadores retratos de página entera de las glamorosas mellizas en vestidos de baile –Oscar de la Renta y Calvin Klein– así como otras instantáneas en vestimentas más casuales. Y en una entrevista conjunta, ellas hablan sobre todo de cosas agradables, sobre cómo Laura hace al presidente reír.
Lo que no encontrarán es alguna referencia a esa racha de mala suerte en el 2001, cuando ambas jóvenes fueron blanco de la ley por violación del permiso de bebidas alcohólicas. (Las únicas bebidas mencionadas aquí son las de soja de Starbucks.) Barbara tuvo que prestar servicio comunitario y asistir a reuniones de ayuda sobre las bebidas alcohólicas, y Jenna, a quien se encontró con una tarjeta de identidad falsa, fue multada 600 dólares y perdió su licencia de conducir por un mes. No, todo este asunto de ser “malas” es menos excitante. Parece ser que al abuelo Bush le gusta escribir cartas de tanto en tanto y, en los últimos tiempos, le ha encontrado el gusto a enviar e-mails. Pero resulta frustrado. “Les lleva un mes responder. Son chicas malas”, dice. Pero no tan malvadas que no puedan ser usadas por su papi en su esfuerzo reeleccionario. El artículo de Vogue es sólo una pieza del cauteloso plan cuyo objetivo final es impulsar a las dos jóvenes mujeres a la escena pública. Por eso, el lunes, Jenna Bush, quien se graduó en la Universidad de Texas, estaba con el presidente Bush y sus recaudadores de fondos de campaña en Alabama y Georgia. Y ayer Barbara lo acompañó en un viaje al Medio Oeste.
Seguramente, veremos mucho más de las mellizas hasta el día de las elecciones. Y cuando no estén haciendo campaña se espera que estén trabajando en los cuarteles de Bush y Cheney del 2004, en Washington DC. El presidente, también citado en el artículo, no podría estar más contento. “Lo que más emociona de todo esto es que puedo pasar el tiempo durante la última campaña de mi vida junto a mis dos amadas hijas.”
¿Qué harán las chicas cuando termine la campaña y papi vuelva a la Casa Blanca? O no lo haga. Jenna tiene planes de enseñar en una escuela privada en Nueva York, mientras que Barbara, que obtuvo su diploma en Yale, espera ayudar a los niños con sida en Africa y en Europa Oriental.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Alicia B. Nieva.

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