EL MUNDO › EL EX PRESIDENTE DE LOS SOCIALDEMOCRATAS SE OPONE A LAS REFORMAS

Schroeder “engaña”, dice Lafontaine

Por José Comas *
Desde Leipzig

El ex presidente del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) y ex ministro de Hacienda, Oskar Lafontaine, acusó ayer ante unos 30 mil manifestantes en Leipzig al gobierno del canciller socialdemócrata, Gerhard Schroeder de realizar una política de reformas basada en el engaño. Lafontaine denunció que el gobierno “engaña y miente”, y calificó de “cínica y descerebrada” a la oposición democristiana, que apoyó las leyes de recortes sociales del gobierno. El ex dirigente del SPD participó en la marcha de ayer en Leipzig contra la política del gobierno.
La presencia de Lafontaine en la manifestación de ayer en Leipzig sembró la división entre los grupos que apoyan las protestas de los lunes. El apoyo a las marchas de los lunes contra los recortes sociales del gobierno de coalición SPD-Verdes abarcan un amplio espectro político: desde sindicalistas de izquierda hasta punks, anarcos, antiguos maoístas e incluso la secta política de origen estadounidense de La Rouche.
La decisión de invitar a Lafontaine como orador principal en la manifestación y mitin de Leipzig sembró la discordia entre los organizadores. Algún dirigente de las marchas de los lunes presentó la dimisión. A la puerta de la iglesia Nikolai, el pastor Christian Führer, animador de las manifestaciones que en 1989 desencadenaron la caída del régimen comunista, ocultaba a duras penas su disgusto por la presencia de Lafontaine. Se preguntaba el pastor qué aporta un político venido del Sarre, el estado federado más occidental de Alemania a las manifestaciones de Leipzig. Según Führer, las actuales marchas de los lunes tienen como objetivo protestar por la justicia social y no deben ser utilizadas por los políticos con fines partidistas.
Los actos en Leipzig comenzaron en la iglesia de Nikolai, donde el obispo protestante Jochen Bohl dijo en su sermón: “El futuro de nuestro país está en juego, vivimos en una sociedad sin perspectivas”, y añadió que “una sociedad que excluye sin cesar a la gente no puede tener fe en su futuro”. El obispo apeló a manifestarse de forma pacífica y no dejarse arrastrar por los extremistas.
La manifestación, que recorrió las calles céntricas de Leipzig, se puso en marcha a las seis de la tarde, justo en el momento en que llegó Lafontaine, al que recibieron con gritos de bravo y aplausos, pero también con insultos y lanzamientos de algunos huevos, de los que uno al menos dio en el blanco. Unos 30 mil manifestantes recorrieron durante una hora las calles hasta llegar a la Plaza del Teatro. En las pancartas se podía leer: “Queremos trabajo y no limosnas. Estamos hasta las narices de vosotros”. “Ahora, basta ya. Política = mentiras, estafa, arrogancia, egoísmo. No queremos que se burlen de nosotros. Queremos trabajo y una vida normal. Schroeder y compañía tienen que irse.” En referencia a una frase histórica del ex canciller Helmut Kohl, que prometió paisajes floridos para la antigua República Democrática Alemana, una pancarta rezaba: “En vez de paisajes floridos, oficinas de paro floridas”.
En el mitin que clausuró la manifestación, Lafontaine acusó al gobierno de Berlín de hacer una política contraria a lo que prometió antes de las elecciones. Lafontaine apeló a volver a la política social sobre la que se basó la República Federal de Alemania de responsabilidad por los otros: de los que trabajan por los jubilados; de los sanos por los enfermos; de los que tienen trabajo por los parados; de los que más ganan por los que les va mal. Según Lafontaine, la agenda 2010 de reformas del gobierno se basa en el engaño, “suena moderna y promete un mejor futuro, pero introduce facilitar el despido y la baja de las prestaciones”. Lafontaine criticó el uso de un lenguaje engañoso y dijo que se habla de flexibilizar el mercado de trabajo, pero en realidad se trata de despedir, “nos dicen que podemos solucionar los problemas si trabajamos más. Los que exigen más jornadalaboral, quieren más trabajo por menos dinero y eso es reducir los salarios. ¡Que lo digan!”. El ex dirigente socialdemócrata apeló a los manifestantes a no dejarse caer en la trampa de una división entre el Este y el Oeste, porque “la división en nuestro pueblo no es entre el Este y el Oeste sino entre ricos y pobres”.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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