EL MUNDO › LAS ELECCIONES EN IRAK ESTAN EN DUDA

Estado 51 en llamas

Por Patrick Cockburn *
Desde Bagdad

Donde se prometió la libertad, donde ahora reinan el caos y la masacre. Un terrorista suicida se vuela en un automóvil en el centro de Bagdad matando a 13 personas. Los ataques aéreos de EE.UU. cerca de la ciudad de Faluja matan a muchos más. Y así termina una de las semanas más sombrías en la triste reciente historia de Irak. Entre los terroristas suicidas que atacan a la policía iraquí y los ataques aéreos de EE.UU. contra los rebeldes han muerto unos 300 iraquíes desde el último sábado, muchos de los cuales eran civiles. La escalada de violencia siembra dudas sobre las elecciones planeadas para enero y la habilidad de EE.UU. y del gobierno interino iraquí para controlar el país. Los repetidos ataques suicidas y los secuestros en el centro de Bagdad están erosionando lo que quedaba de optimismo sobre el éxito del gobierno de Iyad Allawi, el primer ministro para restaurar el orden en un país cada vez más fragmentado.
La violencia y los secuestros están asegurando que hasta los esfuerzos tentativos de reconstrucción económica se han detenido. Previamente esta semana, Estados Unidos desvió 3400 millones de dólares de fondos que estaban destinados a proyectos de agua y electricidad hacia la seguridad y la industria petrolera. Muchos empresarios y médicos iraquíes han huido a Amman y a Damasco por temor a ser tomados como rehenes. El secuestro esta semana de un británico y dos estadounidenses hará que sea muy difícil para cualquier extranjero vivir en Bagdad fuera de enclaves fortificados. Ayer, un automóvil atestado de explosivos estalló cerca de una hilera de automóviles de la policía, bloqueando un puente en el centro de Bagdad. La policía trató de detener al terrorista pero éste dirigió el automóvil al centro de los autos estacionados. “Vi carne humana y sangre en la calle, luego hui”, dijo Mouayed Shehab.
Hay grandes mercados los viernes en esta parte de Bagdad, incluyendo un famoso mercado de libros en la calle Al Muthanabi donde los vendedores de libros cubren el camino con los libros que quieren vender. A pocos metros hay mercados que venden de todo, desde especias hasta pájaros y perros guardianes. La policía disparó al aire para obligar a los compradores a huir. La policía había bloqueado el puente sobre el Tigris como parte de un intento de sellar la calle Haifa, un foco de violencia en los últimos días, en el lado oriental del río, donde fuerzas estadounidenses e iraquíes se empeñaban en una operación de rastreo, y donde se registraron enfrentamientos a tiros en la mañana. La calle Haifa, con sus hileras de monoblocks y sus antiguas callejuelas, es un vecindario musulmán sunnita donde a menudo son emboscadas las fuerzas de Estados Unidos. Queda a sólo unos cientos de metros de la Zona Verde, los cuarteles de Estados Unidos y del gobierno interino iraquí.
Las fuerzas de seguridad arrestaron a 63 sospechosos durante sus barridos en la calle Haifa, incluyendo a sirios, sudaneses y egipcios. También declararon haber descubierto escondites de armas, aunque eso no signifique mucho en Irak, donde casi todas las familias poseen una o más armas. Pero los horrores se han extendido mucho más allá de la capital. Temprano, ayer, la policía encontró el cuerpo de un occidental de cabello rubio que había sido retirado del río Tigris en el pueblo de Yethrib, a unos 65 kilómetros al norte de Bagdad. Era alto, de buena contextura, tenía las manos atadas detrás de su espalda y le habían disparado en la nuca. La descripción no concuerda con ninguno de los rehenes occidentales en manos de los secuestradores.
Y, por supuesto, los iraquíes sufren. La fuerza aérea estadounidense acentuó su política de tratar de atacar a los insurgentes desde el aire mientras el ejército evita ataques por tierra que provocarían muchas bajas estadounidenses. En este caso, los ataques aéreos eran contra un complejo en el pueblo de Fazat Shnetir a 20 kilómetros al sur de Faluja. El ejército de Estados Unidos dijo que habían atacado a una reunión de militantes leales a Abu Musab al Zarqawi que planeaba nuevos ataques contra las fuerzas estadounidenses. Los residentes de Fazat Shnetir fueron vistos más tarde cavando fosas comunes para enterrar a los cuerpos en grupos de cuatro. Un vocero del Ministerio de Salud, Saad al Amili, dijo que 44 personas resultaron muertas y 27 heridas en los ataques a Faluja, con 17 niños y dos mujeres entre los heridos. El piso del hospital de Faluja estaba cubierto de sangre. Los familiares lloraban y clamaban venganza.
El resurgimiento de la violencia la semana pasada hace que sean más improbables las elecciones libres de enero como lo prometió George Bush. Las elecciones mismas pueden no garantizar una salida de este atolladero. Sin embargo, si no se realizan es probable que haya más semanas como ésta.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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