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Página/12 en Francia
Por Eduardo Febbro
Desde París

El argumento de la muerte de Yasser Arafat ya está escrito. Su desaparición oficial es una cuestión de que se elija el momento más adecuado para hacerla pública. Anoche, el primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, pidió se respetaran “las últimas horas de un hombre que avanza hacia la muerte” y que “estas circunstancias sirvan más a los artífices de la paz que a los militantes de la guerra”. Raffarin deseó “que los artífices de la paz aprovechen estas horas para intentar construir lo que el mundo espera”.
Oficialmente, Arafat agonizaba anoche en un hospital de París, al tiempo que en El Cairo se preparan sus funerales y que la Autoridad Palestina obtuvo de Israel la autorización para enterrarlo en el derruido cuartel general del líder palestino. La presencia en la capital francesa de la autoridad religiosa sunnita más alta de los territorios palestinos, el jeque Taisir-Al-Tamini, confirma la dirección de los rumores: la muerte de Arafat será anunciada este jueves o, a más tardar, el viernes por la mañana. Luego de visitar a Arafat en el hospital y recitarle los versículos del Corán, Tamini dijo que el presidente de la Autoridad Palestina se encontraba en un “estado crítico pero en vida”. Muchos observadores suponen que el jeque Tamini es precisamente la autoridad religiosa que se esperaba a fin de que los aparatos médicos que mantienen con vida a Arafat sean desconectados. Con todo, el responsable religioso aseguró ayer que esa eventualidad estaba “prohibida por la ley islámica”. Leila Chahid, la delegada general palestina en Francia, reiteró que “Arafat está vivo pero en un coma profundo”. Por su parte, el servicio médico del ejército francés aclaró que no se había registrado “ninguna evolución desde la víspera”.
Fuentes palestinas en París admitieron que los funerales del líder ya estaban organizados. Estos se llevarán a cabo en dos etapas, primero en Egipto y luego en Cisjordania, donde Arafat será inhumado. La revelación oficial de su muerte dependía de que Israel autorizara el traslado de su cuerpo a Cisjordania. Una vez que esto se consiguió, ya no hay más motivos para demorar la verdad. Los colaboradores de Arafat señalaron también que la esposa del líder, Suha, ya habló por teléfono con los dirigentes árabes que podrían asistir a la ceremonia en Egipto, país donde nació Arafat. En una reunión realizada en un suburbio de la capital francesa, el jeque Taysir-Al-Tamini dijo que Arafat había soportado “la humillación y la tortura psicológica”. Los simpatizantes que lo escuchaban gritaban: “Montaña, ningún viento puede llevarte”.
Ahora comienza para los palestinos la etapa más difícil de todas. Como lo reconocía uno de sus líderes en la capital francesa, “nosotros somos responsables de la vida y la seguridad de millones de personas. No podemos jugar con ellas. Nuestro líder histórico está moribundo pero nuestro pueblo vive”. Faruk Kaddumi, jefe de Asuntos Exteriores de la OLP, llamó a una reunión del Comité Ejecutivo Palestino fuera de los territorios palestinos “a fin de deliberar en secreto y sin la presión moral creada por los acontecimientos en curso”. Por lo pronto, la batalla por la sucesión de Arafat se focalizó en torno del famoso “tesoro” de la OLP. Según varias fuentes, antes de los acuerdos de Oslo y la posterior creación de la Autoridad Palestina, las referencias de las cuentas bancarias de la OLP estaban en un carnet que Arafat siempre llevaba consigo. Los caminos de los fondos de la Autoridad Palestina son por demás enredados. Un estudio del FMI calculó que entre 1995 y 2002 900 millones de dólares habían desaparecido de las cuentas de la Autoridad. La dirección palestina parece estar buscando hoy el destino final de esa y otras sumas. Al parecer, Suha, la mujer de Arafat, es una de las piezas claves del dispositivo. Instalada en París desde hace nueve años, los dirigentes palestinos la acusan de haberse interesado demasiado en la fortuna del “rais” Arafat. El ballet de dirigentes palestinos que visitó la capital francesa no es ajeno a esa búsqueda. El año pasado, las autoridades judiciales de Francia abrieron una investigación para determinar si la mujer de Arafat había o no cometido el delito de blanqueo de capitales. El Banco de Francia había advertido la existencia de varios giros por un total de 14 millones de dólares entre los años 2002 y 2003. Oficialmente, nada sospechoso se encontró, pero los responsables palestinos están convencidos de que Suha conoce las cuentas bancarias donde Arafat depositaba los fondos que él mismo manejaba para alimentar los programas sociales de la Autoridad y, sobre todo, aquellos destinados a “compra” a sus aliados o financiar los movimientos internos en el momento que más le convenía. Si la cuestión de su sucesión ya está en un primer momento negociada hasta que se realicen las nuevas elecciones dentro de 60 días, el tema del tesoro de la OLP aún levanta polémicas y disidencias.