EL MUNDO › EFECTOS DEL SISMO

¿La Tierra cambió su eje?

 Por Federico Kukso

Dentro del listado posible de tétricas catástrofes naturales (erupciones volcánicas, tornados, sequías, aludes), tal vez los terremotos acuáticos (maremotos) sean los únicos que en tan sólo cinco minutos pueden dejar a su paso decenas de miles de personas muertas, barrer el futuro de otros cuantos y, como quedó en claro el domingo pasado, también volver un infierno lo que era un paraíso. No hay dos maremotos iguales y el que azotó países como Sri Lanka, India, Tailandia e Indonesia también fue especial. Según aseguraron científicos italianos, el sismo que tuvo su epicentro 250 km al sudeste de la isla de Sumatra (a 10 km de profundidad) fue tan fuerte (nueve grados en la escala Richter) que sus efectos se sintieron no sólo sobre la superficie sino también a nivel planetario: “Resultados preliminares registrados hacia el mediodía del martes indican una pequeña modificación del eje de rotación terrestre de unos 2 milésimos de segundo de arco, equivalente a unos 5 o 6 centímetros lineales”, especuló ayer el físico Giuseppe Bianco, del Centro de Geodesia Espacial Cristoforo Colombo de la Agencia Espacial Italiana ubicado en Matera, sur de Italia, en donde se estudia en tiempo real la posición de la Tierra a partir de datos telemétricos enviados por láser de los satélites en órbita.
Sin embargo, ante la gravedad del anuncio, el italiano no tardó en tranquilizar: “Como la variación producida por el sismo es muy pequeña, creemos que no tendrá repercusiones sobre el clima. Para que ello ocurra la modificación debería ser mayor”.
Como se sabe, nuestro planeta posee dos movimientos básicos: alrededor del Sol en una órbita elíptica (que completa en un año, o exactamente en 365 días, 6 horas, 9 minutos y 9,5 segundos) y sobre sí misma (24 horas –precisamente: 23 horas, 56 minutos y 4,09 segundos– o un día). Y tales desplazamientos no los realiza totalmente erguido sino con pequeña inclinación: el eje de la Tierra está “acostado” unos 23,5º aproximadamente con respecto al plano de la órbita que describe alrededor del Sol, lo que implica que a lo largo del año, cada hemisferio esté expuesto a distintos grados de radiación solar (o sea, la Tierra se mueve en el espacio como un trompo). Así, cada tres meses hay una nueva estación. El movimiento del eje terrestre se llama “precesión de los equinoccios” y describe un círculo completo cada 25.920 años. Para muchos investigadores, esto explicaría los cambios climáticos –glaciaciones, por ejemplo– producido a largo plazo y cualquier alteración traería consigo grandes catástrofes.
De ahí la importancia del comunicado de los científicos italianos, una hipótesis por ahora no corroborada por otros centros de estudio del planeta. Sin embargo, ya hay investigadores que bajaron un poco el tono del anuncio. Como el geólogo Daniel Pérez, del Laboratorio de Tectónica Andina de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, quien aseguró a Página/12 que “todavía es muy pronto para ser tomado como un dato verdadero pues esos estudios toman mucho tiempo”. Y agregó: “Además, a lo largo de la historia hubo terremotos mucho más fuertes; el del domingo se ubicaría en el cuarto puesto en los últimos cien años, detrás del ocurrido en 1960 en la isla Chiloé (Chile) que fue de escala 10 y otros que se produjeron en la costa noroeste de Canadá”.
Lo que sí produjo, según científicos estadounidenses, fue un cambio del mapa geográfico de la región y un bamboleo de la Tierra como si el planeta se tratara de un gigantesco diapasón, con una liberación de energía (en el fondo marino) igual a 100 mil bombas atómicas y a un centenar de bombas de hidrógeno. “Basándose en modelos sísmicos, puede decirse que algunas de las islas más pequeñas situadas al suroeste de las costas de Sumatra pueden haber avanzado 20 metros hacia el suroeste”, dijo Ken Hudnut, experto del Instituto Geológico de Estados Unidos. Aunque se considera que de entre el millón de terremotos que sufre la Tierra al año (de los cuales cien son graves y diez desastrosos) la mayoría son imprevisibles, según se supo, el maremoto del domingo fue detectado por el Centro de Alerta de los tsunamis del Pacífico y el Centro internacional de información sobre los tsunamis, ambos situados en Hawaii (Estados Unidos). Pero sus alarmas no fueron escuchadas por las autoridades de los países a los que pudieron avisarles. En otros, ni siquiera encontraron interlocutores.
Las especulaciones de los científicos italianos no son las únicas que empezaron a correr en las últimas horas. De hecho, tibiamente está aflorando un descabellado rumor que causó pánico masivo hace diez años. Con un tono apocalíptico parecido al de las profecías milenaristas, un grupo de investigadores liderados por el norteamericano Richard Noone pronosticó que 2005 sería un año de grandes desastres naturales con vientos de más de 400 kilómetros por hora, lluvias torrenciales y una inusual actividad sísmica en todo el globo causada por una especie de “tirón gravitatorio” provocado por una extraña alineación de los nueve planetas del Sistema Solar que se completaría el 5 de mayo próximo. Así lo cuenta en su libro Hielo, el último desastre, donde describe cómo la fuerza gravitatoria producida por la conjunción planetaria desplazaría el eje terrestre 90 grados reubicando el polo sur en Los Angeles.
El maremoto del domingo, un ejemplo más de las fuerzas gigantescas e imprevisibles que aún en el siglo XXI escapan al dominio del hombre, no resucitó del todo la teoría, aunque sí provocó que los científicos más serios vuelvan, por un segundo, a dudar.

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