EL MUNDO › MAS DE 100.000 PERSONAS OVACIONARON AYER A BUSH EN GEORGIA

Al menos hay un lugar que lo quiere

Georgia, ex república soviética y una de las plazas fuertes del anillo militar que EE.UU. está cerrando sobre Rusia, recibió ayer de manera imponente a George W. Bush. Pero el idilio se vio manchado por una granada que se le arrojó, aunque no llegó a estallar.

Por Rodrigo Fernández *
Desde Moscú

El presidente estadounidense, George W. Bush, realizó ayer una visita histórica a Georgia, país al que calificó de “faro de la libertad” para su “región y todo el mundo” en su discurso pronunciado ante más de 100.000 personas congregadas en la Plaza de la Libertad de Tbilisi. Durante su discurso alguien le arrojó una granada, pero el artefacto no estalló. El líder estadounidense apoyó la integridad territorial de Georgia, pero sólo por medios pacíficos, y evitó respaldar –como el presidente local, Mijail Saakashvili, hubiera querido– la exigencia de retirada de las bases militares rusas del territorio de esa república transcaucásica antes del 2007.
“La vía de la libertad que ustedes han elegido no es fácil. Pero no la recorrerán solos. Ustedes se armaron sólo con rosas y el poder de sus convicciones y exigieron su libertad”, dijo Bush, alabando la revolución pacífica que a fines del 2003 acabó con el régimen de Eduard Shevardnadze. “La valentía de ustedes está inspirando a los reformistas democráticos y está enviando un mensaje que se oye a través del mundo: la libertad será el futuro de cada país y de cada pueblo en la Tierra”, señaló Bush, quien arribó a Tbilisi el lunes por la tarde, procedente de Moscú, donde participó en la celebración del 60º aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi. Saakashvili no asistió a los festejos en la capital rusa en protesta por la falta de acuerdo sobre la retirada de los soldados rusos que el Kremlin tiene en Georgia.
Los temas más importantes discutidos con Saakashvili fueron las relaciones de Georgia con la OTAN y los problemas de Tbilisi con las regiones separatistas de Abjazia y Osetia del Sur. Bush apoyó las intenciones de Georgia de formar parte en el futuro de la OTAN y animó a Tbilisi “a una colaboración más estrecha” con la Alianza. Sobre los conflictos separatistas, opinó que Georgia “podrá resolverlos pacíficamente con nuestra ayuda”, pero advirtió que EE.UU. no puede “imponer una solución”, sino tan solo “trabajar en los organismos internacionales como la ONU’”. Al final es Tbilisi la que debe llegar a un acuerdo con los separatistas. Y éste debe ser pacífico para poder ingresar “en la comunidad transatlántica”. “La integridad y la soberanía de Georgia deben ser respetadas por todos los países”, agregó Bush, frase que ha sido interpretada como un mensaje dirigido a Moscú. Saakashvili considera que una de las principales metas de su gobierno es la recuperación de la integridad territorial de Georgia, pero hoy tanto Abjazia como Osetia del Sur son independientes de facto y cuentan con el apoyo del Kremlin. Tampoco en el litigio con Rusia sobre la permanencia de las bases militares en Ajalkalaki y Batumi Georgia obtuvo el respaldo que esperaba. Bush evitó sumarse a la exigencia de Tbilisi de una retirada rápida de los cerca de 3000 soldados que Moscú tiene en territorio georgiano. Al respecto se limitó a decir que había tratado el tema con el presidente ruso, Vladimir Putin, quien le había dicho que su gobierno está trabajando para cumplir el acuerdo al que se había llegado anteriormente. “Creo que es importante que el pueblo georgiano sepa del compromiso” ruso, señaló.
La atmósfera de las conversaciones fue muy distendida y amistosa, y Bush se ganó la simpatía de los georgianos con un improvisado conato de baile al salir del restaurante donde cenó el lunes con Saakashvili. Al escuchar la música en la calle, Bush se detuvo, hizo unos movimientos de cadera, luego dio unos pasos, se dio media vuelta y los volvió a repetir, asombrando no sólo a los georgianos sino incluso a su esposa Laura, que por lo visto no esperaba tanto entusiasmo musical por parte de su marido. Ayer mismo, Bush regresó a EE.UU., dando por finalizada su gira europea de cinco días.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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Mijail Saakashvili (der.) sostiene la mano de Bush ayer, ante la multitud, en Tbilisi.
 
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