EL MUNDO › TRAS EL CUADRUPLE ATENTADO EN LONDRES,
LA AGENDA ANTITERRORISTA DEL BLOQUE

La Europa del control y el candado

Los miembros de la Unión Europea apuran una resolución con medidas de acceso a escuchas telefónicas, e-mails y otras vías comunicacionales –con el riesgo de invadir la vida privada de las personas–. Francia reestableció los controles de fronteras dentro de la UE.

 Por Eduardo Febbro

Los atentados de Londres impusieron el tema del terrorismo en la agenda europea y reactivaron la necesidad de sacar del cajón una serie de medidas destinadas a controlar las fronteras y la vida de los ciudadanos. Reunidos en Bruselas en una cumbre extraordinaria, los 25 ministros de Interior de la Unión Europea reafirmaron su determinación de “acelerar la aplicación de medidas que se imponen para tornar más difícil el trabajo de los terroristas”. Los miembros de la UE no llegaron a un consenso global, aunque Francia y Gran Bretaña adelantaron las disposiciones más fuertes y, en un caso, polémicas. París reestableció los controles en las fronteras en el interior de la Unión Europea.
Francia y el ministro británico de Relaciones Exteriores, Jack Straw, exigieron en la capital belga que la Unión ratificara lo más pronto posible –de aquí al mes de octubre– la aplicación de una nueva legislación que autorice el acceso a los datos procedentes de las telecomunicaciones. Este proyecto, presentado el año pasado por Francia, Irlanda, Suecia y Gran Bretaña, prevé que los datos provenientes de la telefonía fija y móvil, los mensajes de texto, SMS, los correos electrónicos y los protocolos de internet sean conservados durante un período de un año. La idea del plan consiste en que tanto los operadores telefónicos como quienes venden los accesos a Internet archiven una serie de datos como los nombres del remitente y del destinatario, la hora de la llamada o del envío del correo, la extensión de las comunicaciones y el lugar. En principio “se excluye el contenido de la comunicación”.
El proyecto ha tropezado hasta ahora con dificultades tanto “mecánicas” –el costo que deben asumir los operadores– como políticas, es decir, el peligro que ello representa para la protección de la vida privada de los ciudadanos. En otro contexto, el ministro francés de Interior, Nicolas Sarkozy, anunció en Bruselas que París había utilizado la cláusula de salvaguarda de los acuerdos de Schengen sobre la libre circulación de los bienes y las personas dentro de la UE. Ello significa que Francia reestableció los controles en las fronteras en el interior de la Unión Europea. Sarkozy advirtió que “si no reforzamos los controles cuando hay 50 muertos en Londres, no sé cuándo lo haremos”.
Los ministros de Interior adoptaron una declaración en la que resaltan que los ataques de Londres “son una afrenta a todo lo que representa la Unión Europea”, al tiempo que se comprometieron a llevar a la práctica las medidas dispuestas en el plan de acción antiterrorista de la Unión. Luego de los atentados del 11 de septiembre en los Estados Unidos y los ataques en Madrid del año pasado, la Europa comunitaria elaboró una plataforma legislativa con medidas que abarcaban desde la delincuencia común, el lavado de dinero y el mismo terrorismo.
Sin embargo, las divergencias ente los miembros y la ausencia de una legislación común a los 25 dejaron en el camino una gran parte de esos textos. Algunos, con todo, ya fueron integrados. Por ejemplo, la obligación de declarar el monto del dinero en efectivo que entra o sale de la UE. Este debe ser declarado si supera los 10.000 euros (12.000 dólares). Pese al tiempo transcurrido entre el 11-S, de los numerosos atentados perpetrados por Al Qaida y de la certeza de que Europa alberga “células terroristas durmientes”, los responsables de la Unión nunca lograron armonizar el intercambio de informaciones judiciales y policiales. Este protocolo ha chocado hasta ahora con las legislaciones nacionales de los países miembros. Refiriéndose a la lentitud con que se aplican las decisiones, el ministro francés de Interior reconoció que no se habían “alcanzado los objetivos que nos fijamos hace un año”. En Bruselas, los ministros prometieron que los textos más polémicos serán adoptados de aquí a finales de año. Entre las tareas que quedan pendientes figuran la utilización de la biometría (huellas digitales) en las visas, el incremento de la cooperación con países extracomunitarios, la elaboración de una estrategia común contra “el reclutamiento y la radicalización ideológica” de los grupos terroristas y el ya mencionado dispositivo sobre los datos telefónicos y electrónicos.
En el curso de la cumbre, Charles Clarke, ministro británico de Interior, confirmó que los presuntos autores de los atentados de Londres eran jóvenes ciudadanos británicos de origen paquistaní y perfectamente integrados en el Reino Unido. Sarkozy subrayó el carácter inédito de la intervención de kamikazes en Europa, acto que juzgó como “espantoso” y frente al cual, insistió, es preciso “adaptar la estrategia europea”. Para Sarkozy, dicha estrategia pasa por el “refuerzo de la vigilancia de los centros de culto” y la “intolerancia para con los imanes radicales”. En nombre de Francia, el funcionario propuso el “desarrollo de ciberpatrullas”. Se trata de “centros nacionales” encargados de señalar los portales de Internet peligrosos. Con ello se pretende ampliar el campo del intercambio de informaciones y vigilar mejor las actividades de los grupos en la red. Europa demostró en el pasado que las reuniones de crisis nunca son seguidas de las disposiciones evocadas. Esta vez, puede que el horror cambie el rumbo y que los terroristas consigan hacer del Viejo Continente un territorio candado.

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Francia vuelve a vigilar las fronteras en el interior de la Unión Europea.
 
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