EL MUNDO › TORTUOSA RATIFICACION DEL ADELANTO DE COMICIOS

Decir “elección” en alemán

Por José Comas *
Desde Berlín

El Tribunal Federal Constitucional alemán dio vía libre en Karlsruhe a las elecciones federales del 18 de septiembre. Por siete votos contra uno, los jueces del más alto tribunal alemán rechazaron la demanda de la diputada socialdemócrata Jelena Hoffmann (SPD) y de Werner Schultz, de Los Verdes, contra la disolución del Parlamento Federal (Bundestag) y la convocatoria anticipada de elecciones. Políticos de todos los colores, volcados de lleno en la campaña electoral, acogieron con satisfacción y alivio la decisión del Constitucional, que elimina el último obstáculo para la celebración de los comicios. Al mismo tiempo, el fallo abre un debate sobre la necesidad de una reforma para introducir en la Constitución la posibilidad de la autodisolución del Bundestag con una mayoría cualificada.
Un comentario del presidente de la segunda sala del Tribunal encargada de juzgar la demanda, Winfried Hassemer, resume de forma palpable la situación que afrontaban los supremos jueces. Como si estuviese necesitado de una justificación para lo que muchos consideran en su fuero íntimo un mamarracho jurídico, el juez Hassemer comentó, de forma personal y antes de empezar con la lectura del fallo, que se había extendido la impresión de que el Constitucional se encontraba obligado a elegir “entre la peste y el cólera”. La peste sería la posibilidad de desencadenar una crisis del Estado al prohibir las elecciones. El tribunal llegó a la conclusión –y así lo expuso el ponente de la sentencia el juez Udo di Fabio– de que “no se puede constatar un uso inadecuado de la cuestión de confianza” por parte del canciller socialdemócrata Gerhard Schroeder (SPD).
El problema parte de la rigidez que la Constitución alemana impone para la disolución anticipada del Parlamento. Con la obsesión de evitar la repetición de las crisis permanentes de los días de la República de Weimar y obligar a que las legislaturas lleguen hasta el final, los padres de la Constitución alemana impusieron un rígido mecanismo que hace casi imposible la autodisolución del Bundestag. Para llegar a unas elecciones anticipadas el canciller tiene que dimitir o perder una moción de confianza. Schroeder recurrió a perder una moción de confianza, a pesar de que era evidente que todavía contaba con una mayoría suficiente para gobernar. El gobierno de coalición SPD-Los Verdes no había perdido ni una sola votación en toda la legislatura. En el debate sobre la moción de confianza el presidente del SPD y jefe del grupo parlamentario Franz Muentefering llegó a decir, en lo que pareció un lapsus, que Schroeder contaba con la confianza de los suyos. Esto ponía de manifiesto la farsa de una votación contra el canciller, cuyo único objetivo era abrir el proceso para anticipar los comicios.
Tras la sucesión de derrotas en las elecciones de nueve estados federados en las europeas y el desastre del SPD el pasado 22 de mayo en Renania del Norte-Westfalia, Schroeder tomó conciencia de que no podía seguir adelante con su programa de gobierno y anunció la convocatoria anticipada de elecciones federales, un año antes del final de la legislatura ordinaria. La oposición celebró la decisión de Schroeder al oler la posibilidad de recuperar el poder un año antes de lo previsto. Se inició entonces una carrera de obstáculos hacia las elecciones anticipadas: conformidad del presidente federal y superar la demanda de dos diputados y unos grupúsculos que sentían atropellados sus derechos y violada la Constitución.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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