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Berzoini y Pont, dos voces de un PT en busca de la identidad perdida

Un Partido de los Trabajadores en crisis vota hoy en elecciones internas qué quiere: continuismo moderado o giro a la izquierda. Página/12 entrevistó a los dos rivales principales.

Por Darío Pignotti
Desde San Pablo

¿El PT debe ser un partido progresista de masas o una agrupación de izquierda democrática popular? Cerca de 800.000 afiliados resolverán ese y otros dilemas, como la convivencia de proyectos divergentes bajo un mismo techo político, en las elecciones internas de este domingo. Fundador del PT, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva acompaña de cerca estos comicios enmarcados en una crisis por corrupción que también azota al gobierno. El mandatario, obstinado en recuperar la gobernabilidad perdida cuatro meses atrás, tiene conciencia de que para recuperarla es preciso que su agrupación emerja sana y salva del calvario que amenazó fracturarla. Esa hipótesis está, de momento, sepultada: no porque hayan desaparecido los antagonismos, sino por los 315.000 electores que participaron del primer turno de estas internas, celebrado el 18 de septiembre pasado. Tamaño presentismo también logró acallar a los que profetizaban la muerte del partido, pero esa vitalidad no basta para saber qué rumbos tomará: apabullado por los escándalos, el PT es una criatura política en busca de la identidad perdida. Durante 23 años, moderados y combativos cohabitaron en su seno sin mayores sobresaltos, dado que sus divergencias no pasaban de ejercicios teóricos. Con la llegada al poder en 2003 esa convivencia pacífica se hizo añicos y los antagonismos crecieron en la misma proporción que las políticas de Estado de Lula, especialmente las económicas, adoptaron el recetario neoliberal, lo que fue aceptado por buena parte de sus miembros, convencidos de que sin renunciamientos sería imposible gestionar el poder.
Ricardo Berzoini, candidato a la presidencia por la tendencia Campo Mayoritario, se cuenta junto con Lula entre quienes defienden esa línea pragmática, posición severamente criticada por su rival, Raúl Pont, postulante por la Democracia Socialista. Berzoini, que obtuvo un 42 por ciento de los votos en el primer turno, fue ministro de Lula y está respaldado por la poderosa estructura que hegemoniza al partido desde 1995. Su base de sustentación se afinca fundamentalmente en San Pablo, el mayor colegio electoral, mientras la de Raúl Pont está en su provincia Rio Grande do Sul. Pont fue intendente de Porto Alegre y recogió el 14 por ciento de votos, por lo que, para ganar, necesitará el apoyo de las cinco listas que no llegaron al segundo turno.
Las diferencias entre Berzoini y Pont quedaron plasmadas en las entrevistas exclusivas que concedieron a Página/12. A los dos, por separado, este diario les formuló las mismas preguntas.
–El gobierno ha insinuado que impulsará la autonomía del Banco Central. ¿Que posición debería adoptar el PT ante esa iniciativa?
Ricardo Berzoini: –La autonomía del Banco Central, así como la discusión de la política económica, son temas complejos que deben ser analizados sin dogmatismos. Hay gente que critica a la política sin matices, olvidando que cuando llegamos al gobierno había un riesgo país de más de 2000 puntos y amenazas de que la inflación se descontrolara y llevara al gobierno al fracaso. El gobierno actuó con serenidad, conseguimos frenar la inflación, recuperamos la credibilidad internacional y creamos 3,3 millones de empleos en blanco. Esas cosas no son debidamente reconocidas.
Raúl Pont: –El partido ya se expresó contrario a la autonomía del Banco Central: ese proyecto es un equívoco, uno de los tantos de esta política económica. Una de las razones de nuestra disputa con el Campo Mayoritario es que ellos la defienden y nosotros decimos que el gobierno debe ser más osado. No hay teoría que justifique tasas de interés del 20 por ciento sean el único modo de combatir la inflación. Es necesario y posible regular las tarifas de servicios como la telefonía o los aumentos discrecionales de la educación privada o la medicina prepaga.
–¿Dejaron el PT y Lula de ser referencias de la izquierda regional?
Berzoini: –Antes de cualquier análisis hay que recordar que el PT obtuvo 17 millones de votos y Lula casi 53 millones; nos guste o no así votó la sociedad y esa realidad nos impuso un gobierno de coalición con partidos de centro. El PT sigue siendo un partido de valores socialistas y creo que el liderazgo de Lula está fuera de cuestionamiento. Algunos citan el ejemplo de Chávez a nivel regional, lo cual no me parece mal, pero cada gobierno es producto de sus circunstancias. Estoy convencido de que el PT es en Brasil la mejor herramienta que el pueblo tiene para construir un país más justo y más igualitario. El PT sigue siendo una construcción política victoriosa.
Pont: –Nosotros nunca tuvimos la pretensión de ejercer un liderazgo en Sudamérica aunque teníamos un reconocimiento por nuestro crecimiento y las políticas que aplicamos en los gobiernos locales como fueron el presupuesto participativo o la organización del Foro Social Mundial.
Hallo que Lula ya tuvo un papel de mayor liderazgo regional y que eso disminuyó un poco. Creo que algunas iniciativas tomadas por el gobierno Lula justifican en parte que eso haya ocurrido, pero eso no significa que él esté disputando el liderazgo con otros presidentes como Hugo Chávez. Creo que las iniciativa de Chávez son buenas y defiendo que nuestro gobierno tome algunas de esas propuestas, como la de crear una agencia de noticias. Si Lula no está tomando esas iniciativas y Chávez sí, yo batallaré en mi partido para que nuestro gobierno asuma esas propuestas.
–¿Por qué no votaría la lista de su opositor?
Berzoini: –Yo diría que ellos son tímidos en la defensa del gobierno y para nosotros es fundamental entender que el PT no debe olvidar que el gobierno de Lula es nuestro gobierno. Sinceramente no veo que mi contrincante tenga muy clara esa perspectiva. Tampoco veo que ellos estén muy convencidos de trabajar a favor de la reelección de Lula el año que viene.
Pont: –La victoria del Campo Mayoritario sería el triunfo del continuismo de una dirección que impuso este modelo de partido electoralista, con una conducción en la que muchos de sus miembros estuvieron envueltos en irregularidades. Frente a eso nosotros expresamos el coraje de cambiar, recuperando la plataforma histórica del PT, como la democracia participativa y la participación popular. Si vencemos, convocaremos al III Congreso del partido para abrir el debate con nuestras bases y revalorizar la democracia interna.

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