EL MUNDO › URUGUAY APROBO EL TRATADO DE INVERSIONES CON EE.UU.

Unanimidad, pero a los gritos

Finalmente, la Cámara baja uruguaya dio la media sanción que faltaba para la ratificación del controvertido tratado de inversiones con Estados Unidos, firmado por el ex presidente colorado Jorge Batlle semanas antes del final de su mandato. La votación fue unánime. Sin embargo, como sucedió en el Senado el jueves pasado, el debate del acuerdo comercial suscitó gritos, insultos e, incluso, peleas tanto fuera como dentro del recinto. La sesión fue aprovechada por la oposición, blancos y colorados, para ironizar sobre los “cambios de postura de la izquierda”. Estos comentarios enardecieron a algunos legisladores frenteamplistas que al mismo tiempo eran objeto de las agresiones de los militantes más radicales del Frente Amplio (FA), que desde las tribunas les gritaban “traidores” y “alcahuetes de los yanquis”.
Carlos Gamou, del Movimiento de Participación Popular (MPP) y vocero de la bancada oficialista en Diputados, aseguraba el martes a la tarde, antes de entrar a la sesión: “Llegó el día que sería el inicio de la debacle del Frente Amplio, de Tabaré Vázquez, del MPP; habían generado gran expectativa con el tratado, como si éste fuera la panacea del mundo”. Ironía aparte, Gamou, como muchos de sus colegas del MPP, buscaron bajarles el tono a la críticas, internas y externas. El responsable de defender la postura oficial en la Cámara baja, Enrique Pintado, explicó a sus colegas –y a las tribunas– que los tratados no se firman por cuestiones ideológicas, sino por “conveniencia”. La otra gran argumentación fue las modificaciones que había conseguido el presidente Tabaré Vázquez en una reunión con su par George W. Bush en la última Cumbre de las Américas, en Mar del Plata. Tanto la oposición como los sectores disidentes del FA califican estos cambios de superficiales.
Como sucedió en el Senado menos de una semana atrás, el debate estuvo cargado de ironías, reproches y tensión. Luego de la intervención de Gamou, y debido a la ola de insultos que provocó desde las tribunas, la sala tuvo que ser desalojada. Afuera, sin embargo, los esperaban un grupo de militantes de los movimientos 26 de Marzo, Corriente de Izquierda, el Partido Comunista (PC) y varios sindicatos que protestaban contra la ratificación quemando gomas, un muñeco del Tío Sam y una bandera de Estados Unidos. Uno de los dirigentes del movimiento 26 de Marzo y miembro de la Mesa Política del FA, Fernando Vázquez, declaró entre bocinas y gritos que lo que están haciendo los legisladores oficialistas es “violatorio de toda la orgánica del Frente Amplio”, ya que consideran que el tratado puede ser entendido como un acuerdo bilateral, figuras que, junto con el ALCA, ya habían sido rechazadas por el Congreso del FA. “Se está pasando por encima de las bases”, acusó Vázquez.
Las preocupaciones son tres: el excesivo privilegio que dará a las empresas estadounidenses, la capacidad que tendrá Washington de vetar a las empresas de países “enemigos” –especialmente se sospecha de las inversiones cubanas y venezolanas– y la figura de árbitro del Banco Mundial, presidido por el neoconservador y ex miembro del círculo íntimo del gobierno de Bush, Paul Wolfowitz.

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