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Rebelión en la granja laborista por el programa nuclear de Blair

El Parlamento británico aprobó a duras penas el plan del gobierno de gastar 40 mil millones de dólares en la renovación de su flota de submarinos nucleares. El oficialismo votó dividido y hubo renuncias.

 Por Marcelo Justo
Desde Londres

El Parlamento decidió renovar la columna vertebral del programa nuclear militar británico, los submarinos Trident. Dividido, el laborismo del primer ministro Tony Blair precisó el apoyo de la oposición conservadora para obtener mayoría en la Cámara de los Comunes, ante la fuerte rebelión desatada en el interior de su propio partido. Los laboristas disidentes y la oposición liberal-demócrata criticaron a Blair por “quedarse anclado en la Guerra Fría” y gastar 40 mil millones de dólares en los Trident, en momentos en que se están cerrando hospitales para reducir el gasto fiscal. El gobierno se escudó en que la renovación de la flota de submarinos nucleares es indispensable para la seguridad nacional. La votación fue un nuevo golpe a la autoridad del primer ministro: cuatro diputados renunciaron a sus cargos en el gobierno como asesores ministeriales y cerca de cien diputados, casi una tercera parte del laborismo parlamentario, se opusieron a la medida.

El mundo tiene hoy siete potencias nucleares confirmadas –los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, India y Pakistán–, una nación que no ha declarado su arsenal nuclear –Israel– y una serie de negociaciones con Corea del Norte e Irán para desactivar cualquier programa nuclear para fines militares. La votación de la Cámara de los Comunes tiene lugar en este contexto global y en momentos en que se debate intensamente cuál debe ser la política nuclear en el siglo XXI. Con su decisión de anoche, los diputados británicos dejaron en claro que la única nación del club nuclear que ha debatido con cierto ardor la posibilidad de dejar de serlo a nivel militar, el Reino Unido, no está dispuesta a dar ese paso.

En la apertura del debate en la Cámara de los Comunes, la canciller británica, Margaret Beckett, fue categórica. “Este gobierno cree que mantener una capacidad nuclear de disuasión mínima es una póliza que nuestra nación debe pagar para su seguridad”, dijo Beckett. La canciller señaló que el Reino Unido es el país con menor capacidad nuclear del Consejo de Seguridad y está cumpliendo con sus obligaciones bajo el Tratado de no Proliferación Nuclear de reducir su arsenal. “El Reino Unido sólo tiene un uno por ciento de la capacidad nuclear existente en el planeta. A fin de año reduciremos en un 20 por ciento nuestras ojivas nucleares”, dijo Beckett. En comparación con la máxima potencia, Estados Unidos, que supera holgadamente las 10 mil ojivas, el Reino Unido tiene unas 160 y un menor número de misiles Trident para su lanzamiento. Sin embargo, en caso de holocausto nuclear, la diferencia puede resultar estadística. La potencia estimada de cada misil es equivalente a la de unos ocho Hiroshimas.

El gobierno se vio favorecido por las divisiones de los disidentes laboristas y la oposición liberal-demócrata. A nivel estratégico estos grupos están unidos por la convicción de que la renovación de los Trident va a favorecer la proliferación nuclear planetaria, ya que muchos países van a aspirar a la misma “defensa” nuclear. El ex ministro de Medio Ambiente de Blair y actual candidato a suplantarlo, Michael Meacher, criticó la decisión gubernamental. “Vivimos en un mundo posguerra fría. El Ministerio de Defensa no puede nombrar a ningún enemigo concreto para tomar esta decisión. El desafío actual es el terrorismo internacional. Lo que vamos a lograr con esta póliza de seguro es crear muchos Estados que busquen la misma seguridad nuclear que buscamos nosotros”, dijo Meacher. El problema es que, a nivel táctico y político, emergieron claras divisiones entre los que quieren desmantelar el arsenal británico ya y los que simplemente quieren posponer el momento de tomar una decisión, porque los Trident caerán en desuso en 2020.

A último momento el gobierno intentó persuadir a los rebeldes laboristas para evitar el alto costo político de una rebelión interna. Según reveló ayer el Evening Standard, la canciller hizo circular un memo en el que advertía que el Reino Unido podía verse amenazado por dos naciones presuntamente aliadas, Rusia y China. “Hay tendencias y riesgos que tenemos que considerar. Rusia tiene trece mil ojivas nucleares –50 veces más que nosotros–. China está expandiendo su arsenal y Rusia lo está modernizando. Las intenciones de un país pueden cambiar rápidamente. Ya hemos visto los cambios ocurridos en las últimas tres décadas. No podemos descuidarnos”, escribió Beckett. La canciller no mencionó que la política militarista de George Bush motivó este rearme chino y ruso pero, en todo caso, el memo no bastó. Unos cien diputados laboristas participaron de la rebelión. En el gobierno se quejaban de que esta división favorecerá a los conservadores. “Los tories van a decir que ellos salvaron nuestra capacidad disuasoria nuclear y que son los únicos que pueden proteger la nación. Van a decir que el laborismo está fuertemente dividido sobre el tema. No debemos olvidar que la opinión pública está a favor de mantener nuestra capacidad nuclear –en especial los trabajadores manuales y no calificados–”, advertía Beckett.

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Manifestantes bloquean la plaza del Parlamento, en Londres, durante la votación por los submarinos.
 
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