EL MUNDO

El Papa ya no defiende la conquista de América latina

Benedicto XVI se retractó ayer de sus controvertidas declaraciones en las que dijo que la llegada de cristianos al continente no significó una imposición. Ahora dice que hubo “sufrimiento”.

 Por Washington Uranga

Hablando en español y ante una audiencia de casi cincuenta mil personas reunidas ayer en la Plaza San Pedro, en el Vaticano, Benedicto XVI dio marcha atrás en sus afirmaciones sobre la relación entre el cristianismo y las culturas originarias latinoamericanas y caribeñas, reconociendo “las sombras que acompañaron la obra de evangelización del continente latinoamericano (...) los sufrimientos y las injusticias que infligieron los colonizadores a la población indígena, pisoteadas a menudo en sus derechos fundamentales”. El texto aparece en clara contradicción con las afirmaciones hechas por el mismo Papa el 13 de mayo pasado en Aparecida (Brasil) en su discurso inaugural de la V Conferencia General de los Obispos de América latina y el Caribe. En esa ocasión Joseph Ratzinger había dicho que la evangelización de esta parte del mundo “no supuso en ningún momento una alienación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña”.

La afirmación de Benedicto XVI en Brasil generó de inmediato reacciones diversas. Los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Bolivia, Evo Morales, exigieron explicaciones al Papa. “Como jefe de Estado le ruego a Su Santidad que se disculpe”, dijo el mandatario venezolano, argumentando que “no entiendo cómo puede afirmar que la evangelización no fue impuesta, si llegaron con arcabuces y entraron a sangre, plomo y fuego. Aún están calientes los huesos de los mártires indígenas en estas tierras”. Chávez dijo también que “aquí con Colón no llegó Cristo, llegó el anticristo. El holocausto indígena fue peor que el holocausto de la Segunda Guerra Mundial y ni el Papa puede negarlo”. Por su parte, el boliviano Evo Morales también reclamó por las palabras de Benedicto XVI y citó al nuncio apostólico (embajador del Vaticano) en La Paz, para presentarle su molestia y pedirle aclaraciones al pontífice.

Benedicto XVI tardó diez días en reaccionar. Refiriéndose a su viaje a Brasil, el Papa destacó ahora la importancia de la relación entre “fe y cultura” y sostuvo que siguiendo el ejemplo de sus predecesores, Pablo VI y Juan Pablo II, “confirmó” a la Iglesia “que está en América latina y el Caribe en el camino de una fe que se ha hecho y se hace historia vivida, piedad popular, arte, en diálogo con las ricas tradiciones precolombinas además de con las múltiples influencias europeas y de otros continentes”. La admisión del error no fue, sin embargo, tan lejos. El Papa también dijo que “el deber de mencionar aquellos crímenes injustificables (cometidos contra la población indígena) condenados ya entonces por misioneros como Bartolomé de las Casas y teólogos como Francisco de Vitoria (...) no debe impedir reconocer con gratitud la maravillosa obra que ha llevado a cabo la gracia divina entre esas poblaciones a lo largo de estos siglos”.

La controversia sobre las palabras de Benedicto XVI no sólo tuvo repercusiones políticas como las ya mencionadas de los presidentes de Bolivia y Venezuela, y de las comunidades indígenas de varias partes del continente, sino que suscitó también debates entre los propios obispos participantes de la V Conferencia General en Aparecida. Varios de ellos, provenientes de países como Bolivia, Guatemala y Ecuador, donde la Iglesia Católica mantiene una fuerte relación con las culturales originarias, se vieron envueltos en la contradicción de tener que desdecir al Papa al reivindicar las culturas aborígenes. El tema apareció también en el momento en que las comisiones de trabajo comenzaron a elaborar borradores del documento final, varios de los cuales recogen la posición adoptada en 1992 por Juan Pablo II cuando calificó su viaje a Santo Domingo, para participar de la anterior conferencia general, como un “acto de expiación por todo lo que estuvo marcado por el pecado, la injusticia y la violencia” en la época de la colonización cristiana de América latina y el Caribe.

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El papa Benedicto, al dar su mensaje ayer en la Plaza San Pedro.
 
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