EL MUNDO › ESTADOS UNIDOS REUNIO A LIDERES OPOSITORES EN EL EXILIO

A ver si acordamos algo sobre Irak

Dentro de una política norteamericana cada vez más confusa en torno a Irak, el Departamento de Estado recibió ayer a una delegación de líderes opositores en el exilio para explorar un futuro pos-Saddam.

Por Oliver Burkeman
Desde Nueva York

Líderes exiliados de la oposición iraquí se reunieron con funcionarios ayer en Washington para tratar de poner fin a las disputas entre ellos y en la Casa Blanca sobre quién debe gobernar después de Saddam Hussein. La delegación fue presidida por Ahmed Chalabi, jefe del Congreso Nacional Iraquí, (CNI), que fue hace tiempo un franco crítico del presidente George Bush padre, acusándolo de no apoyar los levantamientos después de la Guerra del Golfo de 1991, en que el líder iraquí mató a miles de los suyos. Al mismo tiempo el canciller Gerhard Schroder dijo que las fuerzas armadas alemanas estaban sobreextendidas por sus compromisos internacionales y no participarían de ninguna acción contra Irak.
En Washington, el consejero del CNI, Francis Brooke dijo: “Queremos que la administración Bush sea clara con respecto a lo que el futuro de Irak será después de la partida de Saddam. Ha dado un montón de discursos, pero la gente tiene razón cuando pregunta: “Usted dice que se quiere librar de él; bueno: ¿qué es lo que va a hacer específicamente?”. Subrayando la importancia de la unidad, el vicepresidente Dick Cheney acordó unirse hoy a las conversaciones a través de un enlace de video. “Esto tiene más que ver con las divisiones dentro de la administración Bush que entre las divisiones entre la oposición,” dijo Brooke. La oposición, insistió, era unánime: “Queremos hacer esto”. Philip Reeker, vocero del Departamento de Estado, dijo a los reporteros al principio de esta semana que la reunión se realizaba porque “queremos que ellos trabajen juntos por objetivos comunes, lo que beneficiará al pueblo de Irak y a la región y a la paz y seguridad en el mundo entero”.
“Es claro que Estados Unidos, si emprende una acción militar, puede fácilmente derrocar el régimen,” dijo antes de la reunión Sharif Ali Bin al-Hussein, un miembro de la depuesta familia real de Irak que se describe a sí mismo como “candidato heredero al trono de Irak”. “No creemos... que sufra una gran dificultad militar,” dijo, no menos porque “los militares iraquíes han sido humillados, insultados, oprimidos, torturados, asesinados. Sus familias han sido abusadas por Saddam Hussein. Nuestro mensaje también será que la oposición iraquí es capaz de llenar cualquier vacío dejado por Saddam Hussein, que hablamos en una sola voz, que estamos unidos, y que no hay riesgo de una ruptura de Irak, que no existe el riesgo de una guerra civil”.
A las conversaciones concurrieron también Ayad Allawi, líder del Acuerdo Nacional Iraquí, Jalal Talabani de la Unión Patriótica de Kurdistán, Hosyar Zebari del partido demócrata de Kurdistán, y un representante del Consejo Supremo de la Revolución Islámica, Abdelaziz Baquir al-Hakim. Se supone que están pensando en pedirle a Bush una promesa para proteger a los civiles y a los kurdos del norte durante el ataque de Estados Unidos. “Tomamos esta invitación muy seriamente, y trataremos de presentar una posición unida –dijo Chalabi antes de las conversaciones–. El pueblo iraquí ha estado peleando contra Saddam durante tres décadas”, sostuvo.

De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère

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Hamid Al-Bayati, uno de los líderes iraquíes exilados, en el Departamento de Estado.
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