EL MUNDO › SECUESTRAN A 150 SOLDADOS DEL EJERCITO EN LA FRONTERA AFGANA

Audaz golpe del talibán en Pakistán

Un convoy compuesto por dieciseis vehículos militares fue secuestrado por la guerrilla talibán. El ejército paquistaní negó el incidente, pero fuentes de inteligencia lo confirmaron. Asamblea tribal para decidir la liberación de los prisioneros si retiran tropas.

Los talibán, en un audaz golpe, secuestraron el jueves un convoy de vehículos militares que transportaban a unos 150 soldados paquistaníes. El convoy, compuesto por dieciséis camiones viajaba entre dos ciudades en la región de Waziristán del Sur, cerca de la frontera afgana, cuando un grupo de combatientes islamistas interceptaron el convoy en el área de Momi Karam, dominada por la tribu Mehsut, y tomaron a los soldados como rehenes.

Fuentes de inteligencia aseguraron que el Gobierno se había comprometido a no desplegar más tropas en Waziristán del Sur ni llevar a cabo operaciones militares, a cambio de la liberación, el pasado día 28, de 19 miembros de las fuerzas de seguridad que se encontraban secuestrados. Un portavoz de los talibán, Zulfikar Mehsud, aseguró ayer que los soldados habían sido llevados a “nuestras prisiones” acusando al gobierno de violar el compromiso de no enviar soldados al área. Agregó que los talibán habían planeado meticulosamente la emboscada.

Sin embargo, el portavoz del ejército, Waheed Arshad, negó incluso la existencia de un secuestro, y dijo tan sólo que algunos soldados no habían podido llegar a su destino el jueves debido al mal tiempo, y que llegarían el viernes. A pesar de la versión oficial, las fuentes de inteligencia en Islamabad anunciaron una jirga, o asamblea tribal para ayer para mantener una reunión con Baitullah Mehsud, el líder de la tribu que detuvo a los soldados, con vistas a lograr una liberación segura. Los líderes podrían haber convencido ya al líder tribal –que exige la retirada del ejército del territorio bajo su control– para que libere a los secuestrados. Los secuestradores podrían haber requisado los vehículos militares y las armas, y dividido además a los soldados en varios grupos situados ya en diferentes zonas.

Entre los secuestrados se encuentra un coronel del ejército y al menos nueve altos oficiales, además de ocho funcionarios del gobierno. Un senador de Waziristán del Sur, Saleh Shah, declaró al canal de televisión Geo TV que en realidad todo se ha debido a un malentendido, y que la tribu, en realidad, le está dando protección a los militares porque un puente de la carretera estaba dañado. Diecinueve miembros de las fuerzas paquistaníes de seguridad fueron liberados ayer por los militantes pro-talibán que los mantenían en su poder en el oeste de Pakistán, tras un acuerdo alcanzado el lunes con la administración, informó una fuente oficial.

Las áreas tribales paquistaníes, que jamás han estado bajo completo control del gobierno, son escenario de duros combates y atentados por parte de militantes de Al Qaida y simpatizantes talibán, sobre todo tras el asalto de la Mezquita Roja el mes pasado en Islamabad. En las últimas cinco semanas han muerto en el oeste de Pakistán más de 250 insurgentes islámicos y unos 60 soldados, en plena campaña de operaciones militares.

Del otro lado de la frontera en Afganistán, los talibán entregaron a los últimos de los misioneros coreanos capturados por el grupo a mediados de julio. La liberación de siete rehenes ocurrió un día después que otros 12 fueran liberados. Previamente dos de los surcoreanos fueron muertos y dos liberados.

Los secuestros del jueves ocurrieron en medio de una crisis política en Pakistán, mientras el presidente, general Pervez Musharraf, lucha por permanecer en el poder. Musharraf y la exiliada ex primer ministra Benazi Bhutto están inmersos en tensas negociaciones sobre un posible arreglo que le permitiría al primero continuar como presidente y a ella regresar a Pakistán para tratar de obtener nuevamente su antiguo puesto. Bhutto dijo el miércoles que Musharraf había aceptado retirarse del ejército antes de postularse para su reelección, aunque un vocero de Musharraf negó que el presidente hubiera tomado esa decisión.

Otro ex primer ministro, Nawaz Sharif, dio el jueves más detalles sobre su propio regreso a Pakistán, explicando que planea volver el 10 de septiembre. A diferencia de Bhutto, Sharif descartó cualquier compromiso con Musharraf. Cualquier acuerdo, les dijo Sharif a los periodistas en Londres, “sólo fortalecerán las manos de un dictador y queremos librarnos de la dictadura en Pakistán”. Sharif está intentando capitalizar un sentimiento anti Musharraf que ha estado creciendo en Pakistán en las últimas seis semanas, ya que el intento del gobernante de despedir al presidente de la Corte Suprema produjo una inquietud civil. Sharif también podría ganar los votos de los partidarios de Bhutto que están desilusionados porque ella negocia un acuerdo en lugar de tratar de derrocar a Musharraf. El regreso de Sharif a Pakistán sería peligroso. El gobierno dice que si vuelve, estará violando los términos del pacto que firmó con los funcionarios sauditas en 2000 aceptando no regresar a Pakistán durante 10 años.

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Soldados del ejército paquistaní en Waziristán del Sur, donde ocurrieron los secuestros.
 
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