EL PAíS › ALGUNOS DATOS BASICOS PARA DISIPAR LA CONFUSION

El plan Manolito

Mientras sigue sin resolverse quién cargará con el mayor costo de la salida de la crisis, para cada tema el gobierno tiene por lo menos dos posiciones y todo está abierto a presión y regateo. La incapacidad de encontrar una solución satisfactoria deriva en la renovada fantasía de un apoyo externo, cuya interrupción precipitó la ruina del anterior gobierno. Los sectores bajo y medio de la sociedad han transferido al alto el equivalente a un corralito por año en el último cuarto de siglo. Ese problema estructural, que ayuda a entender los cacerolazos, no se soluciona con remedios coyunturales ni estampitas.

 Por Horacio Verbitsky

Cansado pero más distendido. Así describen sus colaboradores a Eduardo Duhalde al concluir la tercera semana de su incierto gobierno. Es verdad que, no sólo en la extensión de su mandato, se conforma con poco. El dólar paralelo cruzó la barrera de los dos pesos, pero la intervención del Banco Central a través de los mayores bancos públicos repelió el avance, al costo de un centenar de millones de dólares de las reservas. Tampoco hubo nuevos cacerolazos nocturnos masivos ni confrontaciones violentas en la Capital, aunque las protestas populares se extendieron por todo el país. El presidente también está contento por el llamado de George W. Bush, ya repuesto del ataque artero de Al Pretzel, por más que las condiciones que le transmitió a cambio del apoyo estadounidense sean idénticas a las que la segunda del FMI, Anne Krueger, le comunicó el 26 de diciembre a Adolfo Rodríguez Sáa: emisión monetaria controlada por el Banco Central, presupuesto equilibrado y nueva ley de coparticipación, que extienda el ajuste a las provincias.
Los síseñores
Para cada tema el duhaldismo tiene por lo menos dos posiciones. El vocero presidencial Eduardo Amadeo, aterrado ante la menor movilización callejera, postula que se las reprima con dureza (en ese sentido, al menos, no le falta coherencia. Hace cinco años, por cuenta y orden de su jefe de entonces, Carlos Menem, acusó de fomentar la violencia callejera a Carlos Auyero, cuyo corazón se partió de indignación al oírlo). Pero el Secretario de Seguridad, Juan José Alvarez, quien reorganizó los grupos especiales de control de motines por medios no mortales que había disuelto el gobierno anterior, estableció criterios de intervención policial más restrictivos: con placas identificatorias a la vista, sin armas de fuego y bajo responsabilidad de los jefes, que deben cachear a sus efectivos para que tampoco escondan algún arma personal. Por fortuna, Duhalde es menos receptivo a la crispación sanisidrense de Amadeo que Fernando De la Rúa a la de Barrio Norte de Enrique Mathov, lo cual acaso impida que ambos terminen investigados por homicidio como el último presidente radical y su síseñor. El ministro de inteligencia, Carlos Soria, inquieta a Duhalde con versiones de posibles acantonamientos seineldinizulemayomísticos en unidades militares, y el ministro de Defensa Horacio Jaunarena intenta tranquilizarlo: él no ha oído nada de eso. Más preocupado que antes, Duhalde sugiere entonces ocupar a los uniformados en el control fronterizo del contrabando. La misma estrambótica idea de Fernando De la Rúa, que en nada más se parecía a Duhalde. Sólo resta saber quién se la sugirió a ambos.
Renunciamientos
Más de 150 personas ya desfilaron por la denominada mesa del .Diálogo Argentino., tendida por los obispos del culto católico romano. No sería falso decir que tanto las centrales sindicales cuanto los banqueros coincidieron en la importancia de la ley de presupuesto. Pero mientras la CTA y el MTA reclamaron que allí constaran los fondos que se destinarán a fines sociales, los miembros de ABA insistieron en el recorte de tales gastos. El gobierno zanja la diferencia a su cómoda manera: Hilda González de Duhalde insiste en que la prioridad será un seguro de empleo y formación para cada desocupado, pero las partidas destinadas para ese fin no pasan de mil millones de pesos devaluados, más otros 300 para alimentos: entre diez y quince veces menos de lo que se necesitaría para que no quedara ningún hogar por debajo de la línea estadística de la pobreza. Además afirma que se controlará la transparencia de la ayuda. Es probable que ignore que no existe un auténtico padrón de beneficiarios que permita otra cosa que el más rancio clientelismo político. Si se cotejanlas fechas de nacimiento de los presuntos beneficiarios del plan .Unidos., casi la mitad (o 196.581) tiene más de 70 años y la cuarta parte (92.852 personas) más de 90 años (ver cuadro 1). Sobre otra cantidad equivalente, el padrón no menciona la fecha de nacimiento, lo cual incrementa la duda acerca de la mera existencia de tales personas. Tampoco hay correlación alguna entre la distribución de personas indigentes en cada provincia y la asignación de la ayuda, como se ve en el cuadro 2. El padrón tiene 415.000 beneficiarios, es decir casi el 14 por ciento de los tres millones de indigentes. Pero las cifras provinciales muestran que la asistencia no llega allí dónde más se necesita. Por ejemplo, provincias con altísimas tasas de indigentes, como Corrientes, Formosa, Salta y Jujuy están entre las que menor cobertura reciben, mientras que otras con las menores tasas de indigentes, como Santa Cruz, Chubut, La Rioja y Buenos Aires tienen las más altas tasas de cobertura. El registro no indica a qué provincias corresponde uno de cada cuatro los planes.
El Equipo Coordinador (los obispos Juan Maccarone y Jorge Casaretto y el laico José Ignacio López por la Iglesia Católica Apostólica Romana; Juan Pablo Cafiero por el Poder Ejecutivo; su padre Antonio Cafieropor el Senado, José María Díaz Bancalari por la Cámara de Diputados y por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo el diplomático Carmelo Angulo Barturén, tan español como Telefónica o Repsol) afirma que sus resoluciones tendrán carácter obligatorio para Duhalde y constituirán su plan de gobierno para los próximos dos años. El primer borrador de Documento de Entendimiento Nacional, estará disponible la semana próxima. Incluirá temas estructurales como las reformas política e impositiva, la inversión social y la inserción internacional de la Argentina y también lo que sus miembros calificaron como “temas de la coyuntura”, entre ellos las “restricciones bancarias”, la “emergencia alimentaria”, los “subsidios de inclusión social” y la “elaboración del presupuesto nacional”. Añaden que Duhalde se ha comprometido a someterse a lo que allí se acuerde, incluso a la convocatoria a nuevas elecciones presidenciales si así lo reclaman los participantes. En tal caso, los concertadores pedirían el mismo “renunciamiento” y el mismo “gesto histórico” a los senadores y diputados. Si esto fracasa, sólo resta la violencia, dicen. Los diálogos son confidenciales pero se graban y las cintas pasan a enriquecer los archivos y el poder episcopales.
Hombres de negro
Los asistentes más débiles buscan amplificar sus reclamos desoídos. Los más poderosos, no ser señalados como culpables de las calamidades pasadas o por venir. Al gobierno le permite ganar tiempo para que la economía se reacomode a las nuevas cambiantes reglas, mientras verifica si se cumple su pronóstico de una atenuación gradual de las protestas callejeras. Para los obispos constituye la anhelada recuperación del rol político perdido por su compromiso con la dictadura militar y una oportunidad única de avanzar su agenda propia. Las melifluas palabras del documento difundido el viernes atribuyen a los entrevistados la preocupación por .un proceso de descaecimiento de algunos valores. (sic). El remedio de los hombres de negro es la educación, que aspiran a controlar. La organizada militancia del departamento de laicos del Episcopado confía en imponer su disciplina de orga hermética y vertical, que ya le permitió una década atrás hegemonizar el Congreso Pedagógico Nacional. Por un lado intentará reconducir por sus propios canales el ímpetu participativo y la creatividad popular que hace hoy un mes comenzaron a escribir una página histórica al margen de los poderes institucionales. Para ello al .Diálogo Argentino. se sumará también un masivo .Diálogo Ciudadano., cuyo lanzamiento se hará con un spot patriotero, con la bandera argentina como fondo de manos que se toman y la presencia estelar de Mafalda y Manolito,si Quino no manda al diablo a estos santos varones.Al mismo tiempo, tratará de legitimar con el sello de la concertación social algunas salidas por derecha de las ostensibles crisis de la justicia y la seguridad. Algunos del los obispos más políticos (como el propio Casaretto y Jorge Bergoglio) también pensaron incluir bajo capa de reconciliación alguna forma de alivio para los criminales de la dictadura que siguen bajo proceso, pero el escándalo nacional e internacional que tal renovación de la vieja alianza entre la cruz y la espada provocaría los obligó a refrenarse.
Los costos del achique
Por una contradicción acerca del tipo de cambio al que deberían saldarse en pesos las deudas contraídas en dólares, fue eyectado del Banco Central Roque Maccarone. Duhalde parece gozar de un margen de error más amplio. Anunció que los depósitos se devolverán alguna vez en dólares y que los endeudados en menos de 100.000 dólares pagarán con pesos. Pero los bancos no se resignan a este descalce y siguen presionando por una pesificación general. De otro modo, afirman que sus quebrantos oscilarían entre cuatro y nueve mil millones de dólares. Para compensarlos, el Congreso dispuso una retención quinquenal del 20 por ciento sobre las exportaciones de hidrocarburos. Pese a la urgencia con que fue votada, la ley no se aplica ni se reglamenta porque el cartel petrolero se resiste y contraoferta adelantar unos 1.200 millones de dólares de sus impuestos anteriores. En Brasil se teme el aumento en los precios del trigo argentino y se reclama eliminar el arancel común del Mercosur para importarlo de Estados Unidos o Canadá. Pero aquí el gobierno no considera imponer retenciones a quienes lo exporten. La ley de quiebras no pudo aprobarse esta semana en el Senado, por falta de acuerdo acerca de la distribución de las eventuales pérdidas entre los bancos y sus mayores clientes.
Toda esta agitación encubre el tema básico que sigue sin definirse: cómo se repartirán los costos de un achicamiento permanente de la economía de no menos de una tercera parte, impuesto por el corte del financiamiento externo que comenzó en 2000 y precipitó la crisis de 2001. Nadie en el gobierno parece haber advertido que ese flujo no se reanudará, de modo que las conversaciones con el Fondo Monetario se parecen a un diálogo de sordos. Mientras el FMI reclama un apretón de doce mil millones (dos tercios a la Nación y un tercio a las provincias) el gobierno se ilusiona con un auxilio de quince mil millones para financiar el abandono del tipo de cambio fijo y la flotación libre del dólar, una vez convertidos todos los depósitos y las deudas a pesos. Ni siquiera faltan quienes en privado hablan del doble de esa suma.
Las cotizaciones de la renacida Bolsa de Valores ofrecen algún indicio acerca de cómo pueden acomodarse las cargas en el mundo real. Las acciones de grandes exportadores como Techint y Pérez Companc casi duplicaron su valor. Las compañías telefónicas y energéticas también incrementaron su capitalización, pero seis veces menos. Esto sugiere que más allá del ajuste en los precios relativos que implica la devaluación, no habrá grandes perdedores entre las distintas fracciones hegemónicas del capital y que los costos volverán a castigar a los trabajadores. Los precios de los servicios han sido desdolarizados y desindexados y el gobierno se niega a sentarse a la mesa de negociaciones con los prestadores mientras no termine de encarrilar la relación con el sector financiero. Nadie duda, sin embargo, de que esa negociación se producirá y será satisfactoria para las empresas privatizadas. Les sobra margen para hacer concesiones sin afectar su rentabilidad, que durante toda la década ha sido extraordinaria. Un estudio difundido el mes pasado indica que esas compañías se expandieron a una tasa tres veces más elevada que el conjunto de la economía, que su facturación global creció aun en los años deretroceso del Producto Interno Bruto, que recuperaron la inversión inicial en menos de cuatro años sobre concesiones de casi medio siglo, y que sus márgenes de ganancias en el país duplican y hasta triplican, según los casos, los de las casas matrices en sus países de origen.
“Temas de coyuntura”
El texto que el Equipo Coordinador de la Mesa del .Diálogo Argentino. entregó el viernes a Duhalde sostiene que uno de .los temas de la coyuntura. más mencionados fueron los .subsidios de inclusión social., lo cual equivale a una involuntaria confesión. Queda librado al gusto de cada uno si ésta es una visión ingenua o hipócrita y con toda probabilidad también son diferentes las actitudes de cada integrante del Equipo Coordinador, en el que fríos operadores políticos coexisten con personas de buena fe.
Un estudio recién concluido por el sociólogo Artemio López sobre la región metropolitana, cuya representatividad nacional es perfecta, demuestra que la pobreza no es un tema coyuntural, como afirman los obispos, sino de la estructura social resultante del Consenso de Washington. Con cifras de 1974 y 2000, López concluye que los estratos sociales bajo y medio han perdido una participación en el ingreso nacional equivalente a 27.000 millones de dólares anuales. Esos 27.000 millones de dólares equivalen al dinero del 98 por ciento de las cuentas bancarias atrapadas en el corralito. Esto significa que el estrato social más bajo resignó un tercio de los ingresos anuales que percibía en 1974, el sector medio bajo poco más de un quinto y el sector medio pleno más de la décima parte. La suma de estas transferencias implicó una mejora de un quinto en los ingresos del sector alto de la sociedad (Ver cuadro 3).
Si bien el estrato que mayor participación relativa perdió fue el bajo, que cayó un 32,8 por ciento, en términos absolutos la mayor transferencia la realizó el estrato medio pleno, que transfirió al estrato alto el equivalente anual a 14 mil millones de dólares, o medio corralito. Estos datos son coherentes con las observaciones cotidianas sobre el hundimiento de la clase media argentina, de la que se nutre la denominada .nueva pobreza.. En mayo de 2001, el 60 por ciento de los habitantes por debajo de la línea de la pobreza (2,4 millones sobre 4), provenían de hogares de clase media cuyos ingresos declinaron y sólo 1,6 millones correspondían a pobres estructurales que desde hace mucho residen en villas o asentamientos precarios.
Esto se refleja en una fuerte transformación de la estructura social argentina, en la que los sectores de ingresos medios retrocedieron del 65 al 45 por ciento de la población total, los pobres estructurales también se redujeron del 30 al 20 por ciento y surgió el fenómeno de los nuevos pobres, que alcanza a uno de cada tres argentinos (ver gráfico). .Esta transferencia inédita de ingresos desde los estratos bajos y medios a la cima de la pirámide social para el caso de un hogar pobre con cuatro miembros promedio supone una transferencia anual de 3.600 dólares, o lo que es igual, de 300 dólares mensuales por hogar., afirma López. Sin ella, añade, la población bajo la línea de pobreza del Gran Buenos Aires, que fue del 32,7 por ciento en mayo de 2001, apenas oscilaría .entre un techo del 10,3 por ciento y un piso del 5,2 por ciento de la población.. Y sonarían menos cacerolas.

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