EL PAíS › MANEJOS DE CINCO DIAS LEGISLATIVOS

Una semana

Para encontrarle el peor lado, basta prenderle una luz: el Congreso parece que no puede funcionar sin generar escándalos. Esta semana le tocó al Senado robarse el protagónico del papelón.

Por Eduardo Tagliaferro y Felipe Yapur

Las peores aristas del Congreso quedan al descubierto cada vez que las luces lo iluminan. Esta semana el Senado se robó el protagonismo y la atención de todos los medios. Hay nombres que conllevan su adjetivo y su historia. Decir Senado Romano evita cualquier comentario. Algo parecido está comenzando a suceder con el nombre del Senado Nacional. Tiene mala prensa y no hay que aguzar el ingenio para saber por qué. El tour por Sudáfrica del titular del cuerpo, el cordobés Juan Carlos Maqueda, y de su tan numerosa como inexplicable comitiva fue el primer incidente que irritó la piel de los hombres del PJ. Lo peor llegó después. No sólo cuando se conoció el nuevo caso de sospechas de sobornos, sino también al conocerse el bochornoso caso del plus por desarraigo que los “padres de la patria” se autoimpusieron. La Cámara de Diputados no se queda atrás; la intención del oficialismo de garantizar la impunidad a los nueve miembros de la Corte Suprema los ha forzado a dejar de lado leyes tanto o más importantes que destituir al tribunal más cuestionado de la Argentina. Para colmo y al igual que en los agitados días del verano, los legisladores terminaron la semana rodeado de vallas y policías, escuchando el grito “que se vayan todos”. Los últimos siete días dejan anécdotas, frases, caras y polémicas internas, que prenuncian nuevos frentes de conflicto.
- La soledad del poder. En marzo, con bombos y platillos había anunciado que el ítem “mantenimiento de vehículos desaparecía”, pero nada dijo de que se transformaba en “desarraigo”. Cuando salió a la luz la maniobra todas las miradas se dirigieron a Maqueda. El mayor enojo corría entre los hombres del PJ. Reuniones y llamados telefónicos estuvieron a la orden del día. Si bien fue Marcelo López Arias el que convenció a Maqueda para que diera alguna explicación desde el estrado, no faltaron los que hicieron oír sus quejas en los pasillos. Algunos más creyeron encontrar el momento ideal para el desquite. Muchos destacan que el cordobés se tomó muy a pecho su título de presidente provisional del Senado y por lo tanto desapareció de las reuniones de bloque. Cuando lo convocan, su secretaria privada y compañera de viaje a Sudáfrica suele repetir que “no le corresponde concurrir. Por algo es el presidente del Senado”. Desplantes así no se olvidan. Así fue que cuando el cordobés necesitó la mano de los suyos se escuchó la frase: “Que se haga cargo Maqueda”, repetían. Poco después, ya en el recinto, la totalidad del bloque le dejó el centro del escenario y lo escucharon en silencio.
- La cabeza de Maqueda. Luego de la catártica sesión del pasado miércoles donde se esforzaron por explicar que 1200 pesos más en sus dietas no hace a la crisis del Gobierno, el rionegrino Miguel Angel Pichetto se apuró en aclarar, en una gacetilla de prensa, que no había participado de ninguna reunión en la que se hubieran discutido o analizado cambios de autoridades de la Cámara. En verdad las versiones que circulaban horas antes de la sesión incluían todo tipo de especulaciones. Incluso abundaban los nombres de futuros sucesores de Maqueda. El del salteño Marcelo López Arias no sonó disparatado. Tanto porque es el sucesor natural como por el alto grado de consenso que tiene entre sus pares. Más descabellado aparecía el de la bonaerense y ultrarrecontraduhaldista Mabel Müller.
- Las prioridades santiagueñas. “Pido preferencia para el tratamiento en la próxima sesión del proyecto donde solicito a los señores dueños de los medios de comunicación y a los comunicadores sociales de los distintos programas políticos una declaración jurada de sus bienes y de cómo los obtuvieron.” Arrancó el santiagueño José Zavalía, ante la sorpresa de sus correligionarios. Apenas unos minutos antes, no podían convencerlo de dar marcha atrás en su deseo de convocar a una conferencia de prensa en el mismo momento en que estaba por comenzar la sesión parlamentaria. Cuando todos estaban que rabiaban por el escándalo del plus por desarraigo, el santiagueño quería convencer a la prensa de que en Santiago del Estero “no había ganado el PJ, sino que había perdido el ARI”.
- Cuidando las formas. El miércoles a los senadores no les molestaba el plus salarial de 1200 pesos por desarraigo, sino la reacción de los medios. Incluso el titular del bloque radical, Carlos Maestro, había admitido ante la prensa que “la cifra le parecía justa”. Ese equilibrio estuvo a punto de romperse cuando desde el estrado las autoridades del cuerpo estaban leyendo un proyecto de comunicación sobre el tema de las presuntas coimas denunciadas por el Financial Times. “Los fundamentos no”, dijo desde su banca el autor de la iniciativa, el salteño López Arias. Es que los radicales no acordaban con la fuerte crítica que en ellos se hace al derecho de los periodistas de garantizar la reserva de la identidad de las fuentes de información. Sobre el estrado el proyecto mostraba las sucesivas modificaciones tachaduras y enmiendas. La declaración finalizaba solidarizándose con “quienes se ven afectados en su honor por imputaciones genéricas”.
- El nacionalismo de Pichetto. Thomas Catán es el periodista que escribió el artículo en el Financial Times sobre el nuevo caso de coimas en el Senado. Pero tal vez consustanciado con la consigna del intendente bonaerense Luis Patti de traducir al castellano todas las palabras escritas en inglés en los avisos publicitarios, el senador rionegrino menemista Pichetto se empecinó durante la sesión del miércoles pasado en llamarlo González Catán. No se sabe si nadie se atrevió a corregirlo por temor a su reacción o porque es el único que sabe inglés en la Cámara alta.
- Gran Senado TV. El escándalo por los supuestos nuevos pedidos de sobornos tiene como principal protagonista a la senadora tucumana Malvina Seguí. Al parecer la convencieron de que la batalla para limpiar su nombre debe pasar por la televisión más que por los estrados judiciales. El jueves, la Comisión de Asuntos Constitucionales tenía previsto entrevistar al titular de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), Mario Vicens. La legisladora tucumana era la primera en interrogar al visitante. Mientras balbuceaba sus primeras preguntas miraba de reojo a uno de sus colaboradores, quien interrogaba al camarógrafo de Crónica TV si estaba filmando. Cuando el trabajador le dijo que sí, el colaborador de Seguí le hizo un ademán como para que comenzara. Convencida de que estaba siendo transmitida en directo, la tucumana se paró y cual abogado de las películas norteamericanas se paseó, micrófono en mano, interrogando a Vicens. La representación le salió bien, lástima que en esos momentos Crónica transmitía en directo la tragedia de los estudiantes en Chubut.
- La tentación de Camaño. Miércoles. La Cámara baja había vuelto a sesionar. El PJ, desesperado por darle un corte final al juicio político a la Corte Suprema, había decidido presentar un pedido de preferencia para tratar el dictamen la próxima sesión. Esto debía votarse. El ARI, conocedor de la maniobra, decidió no bajar. Los radicales, en cambio, se sentaron en sus bancas. Por un acuerdo con el PJ, dejaron la decisión como último tema. Cuando el menemista Manuel Baladrón comenzó a justificar la iniciativa el radicalismo empezó a levantarse de sus bancas. Una quincena se quedó acompañando al presidente de la bancada, Horacio Pernasetti, quien había pedido la palabra para explicar la razón por la que dejaban el recinto sin quórum. Algunos se sentaron para escuchar las palabras del radical, el tablero anunciaba que había quórum. Se produjo un silencio, todos miraron al presidente del cuerpo, el duhaldista Eduardo Camaño. El le respondió las miradas y tras un segundo dijo: “No soy capaz, no soy capaz”. La frase hacía referencia a la posibilidad que tuvo en ese momento de hacer votar la preferencia y traicionar el acuerdo con la UCR de escuchar a Pernasetti y pasar a cuarto intermedio. De haber faltado a supalabra, pocos hubieran evitado compararlo con otro peronista: Alberto Pierri.

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