EL PAíS › NéSTOR KIRCHNER ACOMPAñó A CRISTINA FERNáNDEZ EN UN ACTO DE GESTIóN EN JOSé C. PAZ Y EN UN HOMENAJE A EVITA EN BERAZATEGUI

El Primer Caballero volvió a salir a escena

Fue su primera aparición tras el rechazo de las retenciones móviles en el Senado. No hizo declaraciones, pero la Presidenta se encargó de elogiarlo. También dijo que “podrá haber derrotas momentáneas, pero la historia la escriben los pueblos”

 Por Martín Piqué

“Van a tener que seguir escuchándome”, dijo Néstor Kirchner a PáginaI12 mientras intentaba salir del gimnasio municipal de Berazategui. A juzgar por sus dichos, el ex presidente y titular del PJ no tiene previsto retirarse de la escena, como reclaman dirigentes opositores y medios de comunicación. Tampoco aceptará autolimitar sus apariciones, porque supone que eso contribuiría a debilitar su liderazgo en el peronismo. Esas fueron las conclusiones que dejaron los actos que compartieron ayer la Presidenta y su esposo en José C. Paz y Berazategui. Como Kirchner no habló públicamente, fue la Presidenta quien se encargó de destacar varias veces la trayectoria y los logros de su marido. “Queridísimo ex presidente de la República y queridísimo presidente del Partido Justicialista”, lo definió en el primer acto. Su segundo discurso lo realizó en Berazategui, en el marco de un homenaje a Evita. “Podrá haber batallas perdidas, podrá haber derrotas momentáneas, pero la historia la escriben los pueblos. No duden de eso”, dijo allí la Presidenta. La multitud la ovacionó.

Tras la renuncia de Alberto Fernández y su reemplazo por Sergio Massa, la atención de los medios estaba puesta en cómo sería la reaparición pública de Kirchner. El jueves a la noche, tras la jura de Massa, desde la Casa Rosada habían deslizado que la mandataria compartiría un acto con su esposo. Al final no fue un sólo acto, sino dos. Y entonces abundaron los abrazos en silencio, los elogios, los signos de que todo seguía como siempre en la pareja presidencial. La primera ocasión para mostrarse juntos fue en José C. Paz, noroeste del conurbano. Los recibió Mario Ishii, el primer intendente del GBA que se lanzó con todo a apoyar la campaña presidencial de CFK. Envuelto en su inseparable poncho, Ishii definió a Kirchner como un “amigo del alma” y exigió que se deje gobernar a la Presidenta. “Queremos verla feliz”, dijo sobre CFK, mientras se escuchaban gritos de mujeres que decían “fuerza Cristina”.

La reaparición de Kirchner tuvo su segundo capítulo del día en Berazategui. La ocasión se ofrecía llena de mística y con una carga épica garantizada: el acto en el gimnasio municipal Roberto De Vicenzo se había organizado para homenajear a Evita al cumplirse el 56 aniversario de su muerte. En este caso, el anfitrión era Juan José Mussi, el único intendente duhaldista que apostó por Chiche Duhalde en 2005 y que logró ganar en su distrito (la rival era nada menos que CFK). La Presidenta llegó en un helicóptero con su esposo y tres miembros del gabinete nacional. La acompañaban el ministro del Interior, Florencio Randazzo; el secretario legal y técnico, Carlos Zannini, y el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli. Mientras se esperaba a la Presidenta, el actor Víctor Laplace subió al palco para leer poemas de Cátulo Castillo y Eduardo Mignogna dedicados a Evita. “¡Viva Perón, carajo!”, gritó Laplace a modo de cierre.

Cuando el locutor anunció que había llegado la Presidenta, se escuchó una serie de aplausos. Hubo aplausos para CFK, también para el gobernador Daniel Scioli. Tampoco faltaron las palmas para Kirchner, que se escucharon levemente más fuerte y sonaron a reivindicación. Pero de todos los gritos que cruzaron el gimnasio, el más persistente fue el de la barra del intendente. “Mussi/querido/la banda está contigo”, gritaba un grupo numeroso con banderas naranjas (el color de Berazategui, que también es un club del ascenso) y una batería de bombos. También se hizo notar un grupo de afiliados a la UOCRA, pero no por sus cantitos, sino por su voluntad de pelearse contra todos los que tuvieran enfrente: antes del acto chocaron con una columna de La Bancaria y del partido Proyecto Popular.

Médico de profesión, ex ministro de Salud bonaerense, Mussi se inspiró en el entorno para hacer un discurso muy duro. No pasaría de-sapercibido. “¿Qué haría Evita ahora? Diría cuidado con los aliados transitorios, que nos acompañan en las buenas y nos abandonan en las malas. Para el peronismo librar batallas es cosa de todos los días pero las batallas las tenemos que dar con los nuestros. ¡Cuidado con los infiltrados que se nos meten adentro!”, advirtió Mussi sin diplomacia. La gente festejó con aplausos, en medio se coló un grito de “¡Cobos!”. Mientras al lado suyo se veían caras que intentaban disimular los gestos, Mussi siguió con un discurso que apuntaba sobre los peronistas que se apartaron del Gobierno tras el debate de las retenciones móviles. “Los aliados transitorios van y vienen. Los peronistas que defeccionan se pueden ir, por cada uno que se vaya se van a reintegrar miles. Los que no defeccionan son los hombres y mujeres que están ahí sentados”, dijo señalando al público.

No fue la única mención crítica al voto disidente de Cobos y de varios legisladores del oficialismo. Tras preguntarse qué significaba la imagen de Evita (de quien es sobrina nieta), la ministra de Obras Públicas bonaerense, Cristina Alvarez Rodríguez, advirtió que a pesar del tiempo transcurrido entre 1952 y 2008 algunas conductas se mantenían intactas. “En el pasado o en el presente algunos no perdonan nunca. No perdonan que se hagan hospitales, escuelas, que se aumenten las jubilaciones. Por eso recordemos a Evita, que puso a la política en un sitio de honor por su coherencia. Que los aciertos nos llenen a todos de orgullo, ¡y que las agachadas nos den vergüenza!”, dijo subiendo la voz. Otra vez hubo aplausos y señales de complicidad. Después habló Scioli y finalmente llegó el discurso de cierre, a cargo de la Presidenta.

Tras hablar de su generación como los jóvenes que provenían de “las clases medias hijas del peronismo”, CFK se remontó a la llegada de su esposo al Gobierno. “Cuando uno de los nuestros, de aquella generación, llegó a la Presidencia, yo empecé a imaginarme dónde hubiera estado Evita ante cada una de nuestras decisiones. Y me la imaginaba, y me la imagino, pidiendo Memoria, Verdad y Justicia; diciéndonos que nuestro lugar era América latina. Me la imaginaba junto a nosotros en cada lucha, en cada combate que damos para que un argentino vuelva a tener trabajo, salud y seguridad”, aseguró. Completó su ejercicio de comparación histórica con una convocatoria al protagonismo de las mayorías: “La historia la escriben los pueblos.” A juzgar por las reacciones, le creyeron.


Una agenda de aquí para allá

Cristina Fernández de Kirchner pasará este fin de semana en Santa Cruz, junto a Néstor Kirchner. La Presidenta tenía previsto ir a esa provincia patagónica el sábado y domingo de la semana pasada, pero finalmente viajó sólo su esposo y ella se quedó en la Quinta de Olivos delineando los pasos con los que el Gobierno salió al cruce del rechazo a las retenciones móviles en la Cámara de Senadores. La mandataria tiene previsto regresar a Buenos Aires el próximo lunes y ese mismo día, a las 18, presidirá en la Casa Rosada la firma del convenio con el partido de Ezeiza dentro del Programa de Asistencia Financiera para la pavimentación de áreas periurbanas de grandes ciudades. El martes a primera hora de la mañana Cristina Fernández de Kirchner viajará a la provincia de Salta. Allí encabezará, a las 10.30, la inauguración de la turbina de la central termoeléctrica Güemes.

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Néstor Kirchner y Cristina Fernández, junto a Daniel Scioli, durante el acto en homenaje a Evita en Berazategui.
Imagen: Leandro Teysseire
 
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